14 de febrero de 2022, 4:00 AM
14 de febrero de 2022, 4:00 AM

Si nos remontamos a la historia de las primeras civilizaciones, podemos ver que, la educación ha sido la base fundamental para que se diera este fenómeno social y por ende, el desarrollo intelectual, cultural y económico de los primeros pueblos civilizados. Gracias a la educación el hombre ha salido de la barbarie y ha evolucionado hacia las primeras Ciudades-Estados que conocemos hoy en día. Una vez organizados en Ciudades-Estados, la educación se convirtió en una herramienta trascendental que dio origen a grandes invenciones que contribuyeron al crecimiento y al desarrollo de los pueblos.

De esta manera, la educación se ha convertido en una prioridad fundamental e imprescindible para el desarrollo, el progreso y la transformación de las Ciudades-Estados.  

Sin embargo, actualmente, en algunos Países de Centro América y América Latina; pero principalmente en Bolivia, la educación no es una prioridad del Estado y prueba de todo esto es que cada año, al iniciar las clases tenemos los mismos problemas: falta de Ítems para profesores, falta de infraestructura, falta de cupos para estudiantes, etc. No obstante, la causa de estos problemas se resume en que el gasto público en educación en Bolivia es muy bajo. Pues, para este 2022, el presupuesto para educación es de apenas Bs. 25.370  millones, representando el 10.8% del Presupuesto General del Estado (PGE). Siendo que en la Constitución Política, Art. 77, numeral I, establece que: La educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado, que tiene la obligación indeclinable de sostenerla, garantizarla y gestionarla. Pero, lamentablemente esto queda en el papel, porque nada de esto se cumple.

Por esta razón, muchos padres de familias terminan haciendo el papel de Estado, pagando una mensualidad desde 20, 30, 50, 90 o 100 bs por alumnos, para poder cancelar a los profesores que no tienen ítem. Cuando todos sabemos que esto es únicamente responsabilidad del Estado, no de los padres de familias; pero tienen que hacerlo para que sus hijos puedan estudiar. Sin embargo, no todos tienen la posibilidad de pagar estas mensualidades, sobre todo los padres que viven en la periferia o en áreas rurales, en condiciones precarias con  3 o 4 hijos en el colegio y tienen que pagar 90 o 100 bs al mes por cada hijo. Esta realidad la comparten muchos padres de familias y por eso, los niños dejan de estudiar y la mayoría se ven obligado a trabajar desde temprana edad, porque no tienen otra opción. A pesar de que en el Art. 81, numeral I dice: La educación es obligatoria hasta el bachillerato.

Pero lamentablemente, en Bolivia, la educación fiscal no es gratuita ni inclusiva como parece, pues solo estudian los que tienen la posibilidad de pagar sus estudios, el resto no. Por eso, la mayoría de la gente pobre no tiene acceso a la educación. Y lo peor de todo es que, a nadie le importa el problema de la educación, ni siquiera al Gobierno de turno, mucho menos a los parlamentarios u otras autoridades competentes. Cuando paradójicamente, en el Art. 81, numeral II, establece que: La educación fiscal es gratuita en todos sus niveles hasta el superior.

Sin embargo, el problema de la educación está echado a la suerte y desafortunadamente a los padres de familia les tocó resolver el problema, pues cada año asumen las consecuencias de la irresponsabilidad del Gobierno respecto a la educación.

Este hecho es muy lamentable, pues sabemos que un pueblo sin educación es un pueblo que está condenado al fracaso y, por ende, corre el riesgo de ser sometido y manipulado fácilmente por gobiernos autoritarios como el que tenemos actualmente. La verdad, no sabemos cuál sea la intención de la ineficiencia de este Gobierno respecto a la educación; pero lo que sí sabemos, es que, el progreso, el desarrollo y la transformación de un pueblo están en función a la educación.