Muy poca gente asistió ayer al acto por el Día del Mar en la ciudad de La Paz. No hubo el tradicional desfile cívico-militar. La gente cree que el tema marítimo murió con la decisión judicial de La Haya

24 de marzo de 2022, 4:00 AM
24 de marzo de 2022, 4:00 AM

La euforia por el mar está agonizando. Luis Arce estuvo ayer en su burbuja en el acto de conmemoración del 143 aniversario de la defensa de Calama. No hubo un desfile cívico-militar como se lo hacía años pasados y la plaza Abaroa de La Paz reunió a poca gente para escuchar el discurso del mandatario. La sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ, leída en 2018, todavía deja en terapia intensiva ese sentimiento de la población por recuperar el mar.

Este acto fue muy diferente a los de años anteriores. Ya el martes se había cambiado el protocolo. La urna con los restos de Eduardo Abaroa pasó la noche en instalaciones del Ministerio de Defensa y no con la guardia militar en la plaza Abaroa, como siempre se lo hacía. Ayer, tampoco hubo el desfile cívico-militar, decisión que fue justificada por la pandemia.

“Parece que La Haya (decisión de la CIJ) mató nuestras esperanzas. Antes esto (la plaza Abaroa) era llena de personas, pero ahora no hay mucha gente”, relató Octavio Fernández, mayor de edad.

Todo se volcó contra el acto por el Día del Mar. La pandemia -que en La Paz tiene muy pocas restricciones-, los arreglos a las calles cercanas a la plaza Abaroa y un sentimiento apagado por esta jornada. Arce llegó a las 08:00 de ayer junto al vicepresidente David Choquehuanca. Ambos lucían los símbolos patrios.

Ingresaron a la plaza Abaroa y observaron el desfile de entrega de ofrendas florales a los pies del héroe nacional. Pasaron delegaciones diplomáticas, ministros de Estados, viceministros y los presidentes de ambas cámaras legislativas. Al final, Arce y Choquehuanca entregaron sus arreglos y luego izaron las banderas patrias entonando el Himno Nacional.

Después se entonó el Himno a Abaroa y se procedió al disparo de las 21 salvas de artillería como señal de tributo a la causa marítima y a los héroes nacionales. La población todavía no era esa tradicional masa de civismo. Solo un pequeño cordón humano en la calle 20 de Octubre se quedó a ver el acto. Nadie tenía una bandera de la reivindicación marítima, aquella azul con las diez estrellas doradas que eran flameadas con fervor antes de la sentencia de la CIJ, cuando la corte decidió dar la razón a Chile en octubre de 2018.   

Discurso político

Arce emitió su discurso. 15 minutos y 28 segundo de lectura y de un mismo pedido que se escuchó con anteriores presidentes y más eufórico con Evo Morales: Bolivia no renuncia a su aspiración de volver al mar con soberanía y condicionó retomar las relaciones diplomáticas con Chile a la solución del enclaustramiento boliviano.    

“Hacemos votos para que, bajo el liderazgo de nuestro hermano presidente Gabriel Boric, se ponga fin al enclaustramiento del pueblo boliviano, una herida abierta en nuestra patria grande desde hace más de 143 años”, decía Arce, esta vez con pocos aplausos de los presentes. Los funcionarios públicos, colegios y unidades militares no fueron convocados al acto.

El mandatario hizo referencia a la posición que tuvo el expresidente chileno Salvador Allende, quien pidió una salida soberana al mar para Bolivia. Arce pidió a Boric siga ese camino.

“Bolivia y Chile tienen mayores oportunidades si encaminan un trabajo conjunto (…) Estamos seguros que más temprano de tarde se resolverá la injusticia”, fue la última parte del discurso de Arce.

Luego, se entonó la Marcha Naval y un pequeño grupo con las banderas de la reivindicación marítima acompañó a Arce a una de las salidas de la plaza Abaroa. El dignatario, junto a Choquehuanca, ministros, altos mandos militar y policial y algunos legisladores, ingresaron al edificio del Ministerio de Defensa para compartir una merienda y desarrollar una especie de gabinete político.

Arce salió después de una hora y la poca gente que había asistido al acto se había ido. Solo quedó su grupo de simpatizantes.