Opinión

La falta de voluntad al cambio digital

10 de febrero de 2021, 5:00 AM
10 de febrero de 2021, 5:00 AM

En el 2012, fruto de una maestría en Derecho Empresarial, investigué la figura del teletrabajo, procurando su análisis bajo la óptica de nuestra legislación nacional. Como resultado de la investigación, en aquel momento llegué a la conclusión de que dicha figura (internacional), podía ser aplicada en nuestro país y que para ello solo se necesitaba voluntad.

En aquella época, hablar de teletrabajo en Bolivia era algo utópico, típico de un joven soñador que buscaba cambiar la forma de trabajo acostumbrada y que al final solo provocaba alguna sonrisa y quizás algún halago como premio consuelo. Recuerdo bien cuando propuse tal figura en una empresa, la respuesta que escuché fue “nuestra cultura no está preparada”, o cuando un familiar me vio en televisión hablando del tema y me dijo “eso no es para nuestro país” y ni qué decir de la experiencia cuando conversé con algunos actores del sector público, si bien (algunos) me escucharon, sonrieron y guardaron silencio, mientras que otros lo usaron más para mostrarse en la prensa que para generar realmente un cambio en la sociedad.

Hoy, a la fuerza, la pandemia obligó a todas estas personas a cambiar. Esta modalidad de trabajo ya no es solo una sugerencia, sino que se ha convertido en una necesidad para sobrevivir laboralmente. Es evidente, no se puede aplicar para todos los oficios, sin embargo, permite una salida para que todos los que puedan, tengan una forma de trabajar y generar ingresos. La pandemia obligó a muchas personas a cambiar sus hábitos, desde la forma usual para comprar productos, comida, ropa, remedios, ver películas, escuchar música, así como también para sostener reuniones (familiares, de amigos o laborales).

A pesar del avance, resta mucho camino por avanzar. Por ejemplo, la firma digital, para muchas empresas todavía no genera plena confianza, a pesar que la legislación en Bolivia la reconoce, siendo aplicable para la firma de documentos, contratos e incluso es válida ante arbitrajes nacionales e internacionales. La falta de voluntad ante el cambio, es una característica típica de la forma de ser de muchos bolivianos. Por comodidad, muchos prefieren no cambiar, optan por las viejas costumbres aun considerando que la tecnología les puede brindar facilidades para optimizar tiempos y obtener resultados más rápidos.

Somos un país en el que la mayoría prefiere seguir el camino de las fotocopias, las filas, fichas y aglomeraciones, antes de pensar en cómo evolucionar y así evitar costumbres rudimentarias. Por este tipo de actos somos dignos de ser tercermundistas y no es por falta de conocimiento, es simplemente falta de voluntad para cambiar.

Ojalá este mensaje llegue a todos (autoridades, candidatos, gerentes de empresas y ciudadanos comunes) y así desde su lugar analicen si forman parte del cambio o de las costumbres obsoletas que nos mantienen con la típica lentitud del tercer mundo



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