El pedido común es la ampliación de horario en todos los servicios. Los niños también madrugan por vacunas. La postergación de presentación del certificado de inmunización y los problemas en el sistema aún no disminuyeron las largas filas

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7 de enero de 2022, 4:00 AM
7 de enero de 2022, 4:00 AM


Son las 4:30 del jueves, aún el sol no resplandece, las personas se tienen que alumbrar entre sí para distinguirse en la interminable fila en busca de acceder a la vacuna anticovid. Unas 800 personas bordean el campo ferial, uno de los centros de mayor capacidad, están en vigilia en su afán de controlar que nadie intente adelantarse al ingreso.

Esta semana fue tanta la demanda que algunos hicieron fila por tres días consecutivo en su intento de acceder a la primera dosis. El anuncio del Consejo Nacional Estratégico para Emergencias Sanitarias Covid-19 de postergar la exigencia de presentación del certificado de vacunación para trámites hasta el 26 de enero y las denuncias de un sistema de registro que con frecuencia se vuelve lento, no redujo la extensión de las filas de forma inmediata. La masiva espera continuó horas después del comunicado.

Lejos de otras épocas donde la población recorría centro por centro en busca de intentar elegir una vacuna específica, esta vez la prioridad es acceder a una dosis, incluso sin preguntar cuál. 

Entre el cansancio y la resignación de esperar, las personas se sientan en el piso o extienden frazadas, almohadas e incluso carpas para pasar la noche.
“Verifiquen pues su número, qué hacen peleando”, gritó un joven mientras una mujer que lo acompaña llama lista. Todos tiene un número en el brazo, pero la tensión por la susceptibilidad de ser retirados del listado provoca gritos y aglomeración, incumpliendo así el distanciamiento social, una de las medidas para evitar el contagio de Covid-19.

Linda Jazmín ayer empezaba el tercer día de espera en la acera de la Fexpocruz. El martes llegó a las 10:00 y antes de que concluya la atención estaba a media cuadra del ingreso; el miércoles llegó a las 6:00, pero de nuevo se quedó sin entrar, por lo que ese día decidió dormir en la acera desde las 21:00. “No vine antes porque era fin de año y suben las ventas, no podía dejar mi negocio para venir a hacer fila”, justificó sobre su demora para buscar la vacuna.

Ella se animó a pedir que las autoridades posterguen la vacunación de los menores de edad hasta que comiencen las clases, porque “perjudica a los mayores que antes necesitarán hacer trámites y para eso les pedirán el certificado de vacunación”.

En los centros de vacunación en los barrios, que tienen menor capacidad, también hay alta demanda. En el módulo San Isidro, por la Radial 10, Dulce Casanova espera por tercer día consecutivo. A la desesperación de pasar varias horas en la fila se suma la molestia por injerencia de las juntas vecinales, que reclaman privilegios para los de la zona. 

“Estos días estamos haciendo fila bajo la lluvia, bajo el sol y nada que nos atienden. Es un punto de vacunación para todos, no es justo que los de la zona busquen privilegios”, cuestionó.

Ella enlista las dificultades por las que pasó estos tres días: cierran temprano el centro, se suspende o ralentiza el sistema y se acaban las vacunas y hay que esperar que traigan más. “A diario unas 400 personas se tienen que quedar a esperar al día siguiente, vacunan una hora y nos dicen que no hay sistema”, se queja.

En este módulo, el martes, decenas de personas forzaron el ingreso, el video se hizo viral, intervino la Policía y se suspendió la atención por esa jornada.

Tensión en la espera

En cada centro la impaciencia y los reclamos son constantes. Ayer en el Elvira Wünderlich también se registró tensión. Entre gritos de “a la cola” y “estamos desde el lunes”, los vecinos se disputaban el orden en la fila. 

Como en muchos centros, la afluencia masiva de gente sobrepasa la capacidad de atención del personal. A lo que se suman denuncias de que hay quienes intentan vender espacios en la fila por Bs 80.

Uno de los menores que tuvo que pasar la noche en el ingreso de un centro fue César Rodríguez, quien con 15 años dice que ya intentó en tres ocasiones acceder a su primera dosis en el módulo Wenceslao Montero, por el barrio Chacarilla, pero desistió por el desorden. 

“En los centros de barrios hay más lío, se cae el sistema, se acaban las vacunas y son puras peleas de vecinos. Mejor es venir a los centros masivos”, aconsejó, En su primer día de desvelo en la Fexpocruz, ya estaba a 50 espacios del ingreso.

El gerente de Red Urbana de la Gobernación cruceña, Jorge Quiroz, pidió ayer paciencia y educación a los que esperan, en especial a los mayores de edad que ante la premura de acceder a una dosis incluso han afectado a los infantes, últimos en ser habilitados para acceder a la vacunación. 

Entre septiembre y octubre, los centros de vacunación estaban vacíos, pero desde mediados de diciembre aumentó la demanda. A tal punto que en los últimos días se marcó un récord de aplicación diaria de dosis en el país. El pasado lunes 3 de enero se contabilizaron 145.296 dosis en un solo día, la gran mayoría era primera dosis. Ante la vigencia del certificado, que inicialmente comenzaba a ser obligatorio el pasado 1 de enero.

En la actualidad, la gran mayoría de los que están en la fila busca empezar recién el esquema de vacunación. Hilario Veizaga estaba ayer en la puerta de ingreso, un día antes llegó a las 5:00, se quedó todo el día y suspendieron la atención justo cuando le tocaba ingresar. “Me cerraron la puerta en la cara. Me tuve que quedar hasta hoy (ayer)”, dice quien justifica que estaba de viaje, por eso no asistió meses antes a buscar la vacuna. 

“Imagínese, 24 horas del día haciendo cola aquí. No es justo”, reclamó María Roca, que fue por segundo día con su esposo y sus dos hijos en busca de la primera dosis. Esta familia reconoce que no pensaba vacunarse, pero le pidieron el certificado en el banco y esto los forzó a buscar la dosis.

A su vez, Nayerli Justiniano llegó desde el mercado Primavera a la Fexpocruz y dice que es el segundo día que deja de atender su tienda en busca de la vacuna. “No solo es el tiempo que uno espera sino la pérdida económica, porque son días sin trabajar”, dice.

En la fila no hay preferencia para adultos mayores ni embarazadas. El pedido general es ampliar los horarios de atención.

Demanda de pruebas

En el coliseo Santa Rosita, un centro de diagnóstico masivo Covid-19, las personas con síntomas pernoctan al menos una noche por la alta demanda. Ayer, el primero de la lista era un hombre que llegó a las 20:00 del día anterior. Explica que uno de sus familiares dio positivo, él se hizo la prueba hace una semana, pero le recomendaron repetirla. 

A metros de distancia pernocta en el ingreso una pareja con un infante. La mujer dice que tiene síntomas, estuvo de vacaciones y para retornar a su trabajo le piden la prueba negativa. Cerca de las 5:00 suena una bocina y todos se levantan. “Hagan fila, se volverán a enumerar”, gritó un hombre. 

Afecta acceso a otras dosis

En la mayoría de los centros se fijó una sola fila, sin diferenciar si la persona mayor de 18 años busca la primera, segunda o tercera dosis. Ante eso, una madre de familia, que por segundo día hacía cola para que su hijo de 18 años complete el esquema de vacunación, cuestionó que no se fije una fila aparte, pues para la segunda dosis hay un día específico. 

La alta demanda de primeras dosis también afectó el acceso a la dosis de refuerzo. El miércoles, en el departamento solo se aplicaron 5.100 terceras dosis.