Los mercados son los lugares elegidos para comprar los alimentos por los precios. En las tiendas de barrio también ha diversificado la oferta y se convierten en una buena opción. Los pedidos poco a poco se van imponiendo en los hogares

3 de octubre de 2021, 4:00 AM
3 de octubre de 2021, 4:00 AM

En el 93% de los hogares del eje central del país los alimentos son preparados en casa, pero hay un buen número que una vez por semana hace pedidos a través del delivery.

Así lo refleja una encuesta realizada por Dataccion SRL para el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social, (Ceres). Este estudio es respaldado por el Proyecto Diálogo y Apoyo Colaborativo de la Cooperación para el Desarrollo de la Embajada de Suiza en Bolivia, aplicado por Solidar Suiza.

La encuesta, a la que EL DEBER accedió en forma exclusiva, fue realizada a 1.200 personas de todo el país, y también revela que el 77,7% compra los alimentos en el mercado, pero un porcentaje importante lo hace por el precio, porque son más económicos.

Las tiendas de barrio son preponderantes para la compra de los alimentos, por la diversidad de productos que ofrecen.

Jean Paul Benavides, investigador docente del Instituto de Investigaciones Socio-Económicas (Iisec) de la Universidad Católica Boliviana, destaca que la pandemia ha impulsado una mayor difusión de la distribución de alimentos, y los puestos de ventas callejeros que aparecieron durante la cuarentena rígida, siguen presentes en distintos puntos. Sin embargo, los mercados tienen un rol preponderante en los canales de distribución al por menor, que se completa con una distribución aún más específica con las tiendas de barrio. Esta distribución, altamente desconcentrada, favorece el acceso a la población en general, principalmente porque ofrece productos a menor precio.

El 48 % prefiere los mercados por los precios y un 13,6% siente que se acomoda muy bien a las necesidades de la población.

La calidad no es un atributo reconocido ni para los mercados ni para las tiendas de barrio, pues es algo que la gente deja pasar.

Benavides destaca que en países desarrollados los supermercados son reconocidos como los de grandes canales de distribución, o comercio en masa, pero eso no tiene sentido en ámbito boliviano, dado que el supermercado sigue siendo una práctica de la minoría de la población, porque solo un 5% se abastece de alimentos en estos lugares, según esta consulta.

De acuerdo con los resultados, Benavides interpreta que mientras más sube la escala de ingresos de una persona es más frecuente su visita a los supermercados. La asistencia a las tiendas de barrio tiene una tendencia contraria, mientas más uno sube en las categorías de ingresos, más reduce la frecuencia a esos puestos.

Con los mercados, ninguna de estas tendencias se respeta, las categorías de los menos y los más pudientes económicamente visitan los mercados en iguales proporciones (76,3% y 76,8%, respectivamente).

De acuerdo al cruce de variables, las mujeres tienen preferencia por los mercados en comparación con los hombres (81% y 77%, respectivamente), por lo que los hombres muestran más predisposición de comprar en las tiendas de barrio. Pero, para ambos, el precio es el factor determinante.

Solo el 1,6% de los hogares con menos posibilidades económicas visita los supermercados, mientras que el 76% de los más pudientes acude a los mercados para las compras de alimentos.

La encuesta deja claro que el precio es la principal razón por comprar en los mercados (57%), en cambio las tiendas de barrio son escogidas por la comodidad (32%) y en último lugar por la calidad. El atractivo de los supermercados se reparte de forma parecida entre el precio, la calidad y la comodidad, 15% respectivamente. El 51% de los que escogen los supermercados tienen “otra razón” no explicita.

No hay marcadas diferencias en el rango de edad cuando se trata de decidir dónde comprar los alimentos. Los mayores de 51 años prefieren los mercados (81,7%), mientras los jóvenes, de entre 18 y 25 años, además del mercado, también tienen preferencia por las tiendas de barrio (16,2%) y por los supermercados (7,1%).

¿Son populares los pedidos?

Los pedidos de alimentos se han desarrollado más por las condiciones impuestas por la pandemia. Benavides destaca que se ha vuelto una necesidad para las familias y una oportunidad de negocio. Más de un 32 % de los encuestados hace pedidos para que les lleven alimentos hasta su casa, vale decir que un 28% lo hace por lo menos una vez por semana y un 4,5%, con mayor frecuencia.

El delivery es un mercado que tiende a crecer mucho más. Un 53% de la población perteneciente al estrato con mejor condición económica no hace uso de este servicio, lo que abre un campo de desarrollo para este sector.

Los que tienen mejores posibilidades económicas son más consumidores de estos servicios, pero también hay un porcentaje importante de aquellos que no las tienen, lo que indica que existe una diversidad de oferta que se acomoda a la demanda y a la necesidad de la población.

La encuesta muestra que los que hacen uso muy frecuente de los pedidos desde casa, están presentes en todas las categorías de ingresos. De la misma manera, el tamaño de la ciudad de residencia no afecta el acceso a la comida para llevar. La comida preparada se ha democratizado en términos que todas las personas, no importa si tienen mayor o menor ingreso, acceden a estos pedidos.

Los mayores de 51 años son los que menos hacen pedidos de comida para llevar a la casa, mientras que esta práctica es más frecuente para los jóvenes, porque son los que tienen un mejor manejo de las aplicaciones.

¿Faltó alimentos?

En los tiempos de la pandemia por el Covid, el acceso a alimentos tuvo serias complicaciones y la gente lo refleja en sus respuestas.

El 43% de la población encuestada indicó haber sufrido falta de alimento, en algún momento del año pasado cuando se tuvo la cuarentena rígida para evitar el coronavirus.

Las respuestas a estas preguntas no pueden mostrar claramente los casos crónicos o de hambre, pero se convierte en una señal de los efectos de eventos de la pandemia en cuanto al acceso de alimentos.

El año pasado, un 43% ha tenido falta de alimentos en algún momento. Este fenómeno, estuvo presente entre hombres y mujeres, con diferencias que no son significativas (58,8% hombres, 53,4% de mujeres).

Los resultados muestran que las personas entre los 36 y 50 años, hay un cifra mayor (47,8%) que tuvieron momentos de falta de alimentos. Estos pueden ser los jefes de hogar que se quedaron sin trabajo y que tuvieron más problemas para proveer de alimentos a la familia.

Las entrevistas pusieron en evidencia que hasta los que están en mejores condiciones económicas sufrieron la falta de alimentos (22,8%), y el 64,3% en los que tienen mejores condiciones. Esta carencia no fue por escasez de alimentos, sino por las dificultades que hubo para acceder físicamente a ellos.