2 de junio de 2023, 4:00 AM
2 de junio de 2023, 4:00 AM


Hace algunas semanas, mientras nuestros maestros y el Gobierno ventilaban sus conflictos ahogados entre gases, balines y crucificados en su impotencia, quienes nos llevan ya décadas de ventaja en materia educativa seguían avanzando en la formación de sus futuras generaciones. Con un sistema educativo politizado, deficitario en todo sentido, con sindicatos anacrónicos, y ahora con la educación católica cuestionada por sacerdotes pederastas, el futuro de la educación en Bolivia es aún más incierto.

Según datos recientes publicados en páginas web y blog especializados, teníamos 8,12 millones de usuarios de internet en Bolivia a principios de 2023, cuando la penetración en la red era del 66%. Albergamos 7,50 millones de usuarios de redes sociales, lo que equivale al 61% de la población total, y tenemos un total de 13,13 millones de conexiones móviles celulares activas en Bolivia. Del total de conexiones el 62% se hace a través del teléfono móvil y 38% a través de unidades fijas.

Si bien la tasa de penetración del internet es aceptable, aún un tercio de la población, en particular en las áreas rurales, no tiene acceso a la red o al menos éste es limitado y costoso. El uso de la conectividad es básicamente comunicacional y de ocio en las redes sociales, por lo que la tecnología digital financiera, educativa y el comercio electrónico están relegados a un segundo plano.

La inteligencia artificial (AI), el blockchain, el internet de las cosas (IoT), están incursionado en el sistema educativo nacional de forma acelerada y desordenada y con escasa orientación sobre su adecuado uso y aplicación. Estas herramientas no fueron creadas para suplantar la racionalidad y el ingenio de las personas, sino, como motores de búsqueda de información y datos que, ordenados, proveen información, que fácilmente podrían reemplazar una investigación o análisis particular e individual, que hace parte de la formación escolar o universitaria. Estamos dejando que las máquinas y sus aplicaciones suplanten la racionalidad y con ello restringimos o castramos nuestra capacidad analítica, creativa e innovadora.

Es imperiosa la necesidad de una mayor educación digital, para que el internet y sus múltiples aplicaciones se conviertan en una herramienta de aprendizaje, de análisis, fuente de investigación bibliográfica, de manera tal que facilite y mejore el conocimiento, pero de ninguna manera pretender que sustituya al pensamiento humano.

El otro gran desafío en Bolivia es la inclusión digital, primero dando acceso al internet al menos al 90% de la población mayor a los 12 años que constituye el 83% de la población total y además representa la totalidad de las personas en secundaria, universitaria y en edad laboral, incluyendo adultos mayores. La inclusión no comprende solo la telefonía móvil, sino el acceso útil a las aplicaciones financieras, comerciales, educativas, informativas, de manera que las personas tengan en el internet una herramienta de trabajo que les pueda facilitar su actividad formativa, laboral o comercial, llegando a más personas, en menor tiempo y a menores costos.

Aprender nuevas habilidades y mejorar las que ya se tienen es una de las tareas emprendidas por programas como el de Microsoft, que en sociedad con LinkedIn anunciaron el siguiente paso en el programa
Habilidades para el Empleo, a través del cual brindarán acceso gratuito a 350 cursos y seis nuevas certificaciones para carreras esenciales, para los seis empleos con mayor demanda en la economía digital, ellos son: Profesional Administrativo, Gerente de Proyecto, Analista de Negocios, Administrador de Sistemas, Desarrollador de Software y Analista de Datos. Esto es parte de la iniciativa Global Skills de una de las grandes corporaciones de software.

La actual malla curricular educativa en Bolivia comprende el bachillerato tecnológico, donde los estudiantes en sus últimos años de secundaria deben cursar materias técnicas que sirvan como herramienta en cualquier profesión o actividad que quieran emprender en el futuro. Hoy, todas las carreras, como la Medicina, Biología, Derecho, ingenierías, las ciencias económicas y las relacionadas con el arte y la cultura requieren de habilidades digitales sólidas.

Las herramientas digitales a través de Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) son indispensables en la formación de los bachilleres. El analfabetismo no consiste en no saber leer y escribir, sino en no saber al menos dos idiomas globales y no tener noción de la ciencia de computación. La educación e inclusión digital no son una opción, sino una obligación con la población, el no atender esta necesidad básica, es dejar de alimentar el conocimiento que demanda el presente, por tanto, condenar a nuestras futuras generaciones al eterno subdesarrollo mental.

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