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26 de septiembre de 2022, 6:00 AM
26 de septiembre de 2022, 6:00 AM

En el anterior comentario sosteníamos que el departamento de Santa Cruz es una simbiosis de razas, y culturas, que se ha convertido en un producto mestizado con un legado cultural muy relevante. Y en pleno siglo XXI, se ha transformado en la locomotora del desarrollo regional y nacional y su expansión no tiene frenos (pese a los palos que pone a las ruedas el gobierno). La ciudad se ensancha en una espiral indefinida y eternamente inacabada. Pero, ¿qué ocurrió para que la pequeña aldea fundada en la sierra chiquitana en 1561, olvidada por siglos, se haya convertido en el siglo XXI en la principal ciudad de Bolivia y de referencia de Sudamérica? Y ¿en qué consiste el Modelo de Desarrollo Cruceño?

El Modelo de Desarrollo Cruceño es una creación de la institucionalidad cruceña a puro pulmón; es decir, no ha sido gracias al Estado, sino a pesar del Estado y los diferentes gobiernos. Y es que desde su creación ha tenido que luchar de forma autónoma e independiente, manteniéndose firme en su identidad y espíritu cruceño. Lejos del poder político, la aldea pasó a convertirse en el motor del progreso debido a la visión del cruceño y la riqueza natural de su vasto territorio, que ha dado lugar a una vigorosa agroindustria y una fuerte economía comercial y de servicios.

Y como ponen de manifiesto Carlos Hugo Barbery, Pablo Mendieta, Gary Rodríguez y Oscar Soruco, en el libro Modelo de Desarrollo Cruceño: factores y valores que explican su éxito (2021), al dinamismo del desarrollo cruceño han contribuido factores históricos específicos, como la explotación de recursos petroleros; la integración vial entre Santa Cruz y el resto del país, y la conexión ferroviaria con Argentina y Brasil. También ha sido fundamental la institucionalidad pública, inicialmente el Comité de Obras públicas y luego la Corporación Regional de Desarrollo de Santa Cruz e instituciones privadas que permitieron emprender políticas y acciones para el desarrollo de la región, con una combinación de planificación y el desarrollo natural del mercado interno y externo.

Los autores identifican como factores relevantes de este fenómeno la promulgación de la Ley del 11%, que otorgaba ese porcentaje de regalías a los departamentos productores de petróleo; el Plan Bohan observó que Bolivia no podía seguir basando su economía en la minería, y recomendó su diversificación y mirar al oriente boliviano.

Los autores concluyen que el Modelo de Desarrollo de Santa Cruz se fundamenta en la combinación de cinco factores: recursos naturales (tierra), recursos humanos (trabajo), financiamiento (capital), innovación (tecnología) e institucionalidad (organizaciones gremiales, cívicas y otros); y se sustenta en valores que estimulan la actividad privada, y ofrecen excepcionales oportunidades al que aterriza en la región. Igualmente tiene una ubicación geográfica estratégica y conexiones internacionales aéreas con todo el mundo.

Los aludidos valores son: la libertad de “hacer”, apuntando a un legítimo rédito económico; la individualidad, que lleva a la realización personal,  a la transcendencia del ser humano; la competitividad con una orientación al mercado interno, para satisfacer necesidades; el cooperativismo, para resolver las carencias desatendidas por el Estado y, la integración al mundo para efectos de exportación, importación y relacionamiento internacional, de lo cual han devenido profundas transformaciones económicas y sociales.

La investigación especializada ha identificado como atributos del espíritu cruceño, los siguientes: Emprendedor (asume el riesgo de hacer, es trabajador, valiente, visionario, pujante); querendón de su tierra (orgulloso de su región, lucha por ella, no la abandona y cuando está lejos, la añora); hospitalario (acogedor del viajero y el migrante, hospedador); creativo (innovador no es pasivo); optimista (creyente, hombre de fe, religioso, siempre avizora un futuro mejor) y solidario (generoso, noble, servicial, con responsabilidad social innata), que, en su conjunto, estos atributos cumplieron y cumplen un rol fundamental para el progreso económico y social del departamento de Santa Cruz.

El Modelo de Desarrollo Cruceño ha demostrado ser exitoso, sostenible y ha convertido a Santa Cruz en el bastión económico nacional en un tiempo relativamente corto. Se trata de una tierra fértil y llena de oportunidades no solo para los oriundos sino también para los migrantes internos y externos.

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