28 de enero de 2022, 4:00 AM
28 de enero de 2022, 4:00 AM

Un día estaba viendo una película hollywodiense y uno de los protagonistas farseaba su casa de millonario mostrando los muebles hechos con la valiosa madera boliviana. Me sentí muy orgulloso. En otra película ese orgullo se estrelló contra el piso cuando un gánster ofrecía la preciada y pura cocaína boliviana para inundar las calles de Nueva York.

Los expertos en generar marcas para los países señalan que estas se basan en percepciones subjetivas, más emocionales que racionales, y que deben estar enraizadas en la identidad de una región o Estado Nación.

En el Foro de Exportaciones de Cadex, realizado el pasado diciembre de 2021, León Trujillo, de la firma Nation Mark, expuso sobre las marcas territoriales y sectoriales como estrategias para la promoción del desarrollo económico. A raíz de dicha exposición me pregunté, ¿cuál es la marca que este 2022 deberíamos proyectar en el mundo para acompañar y apoyar a la reactivación económica?

Definitivamente estamos en el mundo de los commodities, cuando entramos en el comercio internacional. Por lo tanto todo se estandariza y no tiene identidad propia, con lo cual el valor de los productos tiende a aplanarse. Sin embargo, cuando le damos una identidad, una narrativa valiosa y apreciada a los productos, estos tienden a tener un mayor valor en el mercado porque los consumidores lo aprecian por los beneficios que les proporcionan. Así, el gas natural boliviano calienta a los argentinos en sus crudos inviernos, alimenta las industrias brasileñas haciendo más competitivos sus productos, etc. Sin embargo, la declinación de los pozos productores no nos permite promocionar e incrementar nuestras exportaciones y mostrarnos como el país productor de energía más limpia.

De igual manera está la explotación de litio en los salares bolivianos, un producto muy valorado por los mercados tecnológicos del mundo. Pero eso está en proyecto y con la pandemia todos estos se han desacelerado.

Pero el sector en el cual esta desaceleración tiene menor impacto es en el de los alimentos. Y en este sector podemos encontrar una veta muy valiosa que son los superalimentos, que están siendo muy apreciados y valorados en los mercados mundiales y en países con poder adquisitivo como Estados Unidos, países europeos y los asiáticos, que en las últimas décadas han crecido vertiginosamente.

Bolivia es el segundo productor de chía del mundo y uno de los principals de quinua. Además tenemos la castaña boliviana, que es muy valorada y en 2019 Bolivia cubría el 74% de la demanda mundial de este producto amazónico. Menciono estos tres solo por dar algunos ejemplos.

Los superalimentos, también denominados alimentos funcionales, tienen una importante ventana de crecimiento en el mundo, pues se estima que en los próximos años habrá un sostenido crecimiento de la demanda de alimentos que estará en el orden del 15% anual.

En ese sentido, se tienen dos acciones importantes que encarar. La primera de tipo identitario. Los bolivianos debemos conocer estos productos, apropiarnos de ellos en nuestro menú, sentirnos orgullosos de ser los proveedores mundiales de los mismos; conocer sus beneficios nutricionales, sus efectos socioeconómicos y hacer de los superalimentos una bandera nacional.

El segundo paso es la industrialización de los mismos, dándoles valor agregado, con el objetivo de que no regresen al país importados como productos más caros. Obviamente es vital darle a esa industrialización un enfoque exportador. Ello implica aunar intereses privados y públicos, es decir inversión privada y mejores condiciones brindadas por el Gobierno para impulsar estas iniciativas, como ser una tramitología más ágil, mejores caminos y facilidades logísticas y la búsqueda de acuerdos y convenios con otros países que faciliten el comercio exterior, beneficiando a las exportaciones bolivianas.

Sería genial que en la próxima década Bolivia sea reconocida como la proveedora de superalimentos del mundo. Tenemos los recursos naturales, la iniciativa para encarar estos proyectos, debemos adquirir más conocimiento y lanzarnos al mundo con una campaña agresiva. Solo nos falta voluntad unificada de todos los protagonistas y ¡manos a la obra!

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