Opinión

La mujer en su día internacional

12 de marzo de 2021, 5:00 AM
12 de marzo de 2021, 5:00 AM

La mujer es el ser más importante de la creación y estos aniversarios no deberían caracterizarse por una retahíla de deseos nihilistas e hipócritas que no se consuman en realidades tangibles y de vigencia ilimitada.

Los derechos conculcados y postergados para la mujer han asumido un tema de agenda en los Derechos Humanos, siendo una lacra que se origina o deviene de la sociedad patriarcal o la familia monogámica. Creer en los derechos plenos de la mujer requiere una nueva cultura de concepción de esta injusticia, y de la metamorfosis que debe experimentar todo niño, adolescente y hombre adulto en su mentalidad y actitud para comprender la magnitud que representa la igualdad plena de género; de ello resultara un hombre nuevo sin sentimientos de pírrica supremacía y discriminación hacia la mujer.

Sensiblemente el poder del hombre que se manifiesta disimuladamente en el ansia de prevalencia mayoritaria en los órganos de poder, trata de distorsionar, retrasar y hasta impedir que la sociedad ingrese a esta necesaria nueva cultura de paz, exenta de desigualdad de género y, peor, de discriminación y racismo. Esta mutación debe redefinir las relaciones entre mujeres y hombres en un ámbito o marco jurídico estable, perfectible y sin preferencia.

Es lamentable que, con las innumerables muertes de mujeres acaecidas, el triunfo de las mujeres sea siempre inherente con pérdidas de vidas, aunque se debe reconocer que el proceso reivindicativo para las mujeres que luchan con estoicismo puro, es más acelerado que en otras épocas.

Lo importante es obrar jurídicamente y alcanzar una solución ecuménica que situé a la mujer con plenitud de derechos y oportunidades sin restricción alguna; acción deseada y enmascarada por la hipocresía, pues se crean leyes pero no se hace nada en la implementación activa y el peor enemigo es esa irrenunciable ansía del hombre de mantener su prevalencia.

Existen todavía hombres que, cuando lean este artículo, pensaran que el columnista ha enloquecido, al proclamar y desear con diáfana sinceridad y admiración por la mujer las reformas, jurídicas, políticas y participativas, pues pocos se imaginan todavía el cambio sustancial y positivo que generaría una verídica proporcionalidad y equidad en los puestos de dirección en el país y el resto del mundo.

No es así, pues persiste la indolencia en relación con las violaciones a los derechos humanos de la mujer, trasuntadas en mutilaciones, feminicidios, uxoricidios, vejámenes, persecuciones, lapidaciones, torturas y muertes a la mujer que un somero análisis espanta y oprime al espíritu menos sensible.

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