31 de marzo de 2023, 4:00 AM
31 de marzo de 2023, 4:00 AM


Circula por redes sociales un video que muestra a una niña -no mayor a 8 años- parada en una tarima, frente a una nutrida concurrencia, recitando unos inflamados versos anticapitalistas, de rima fácil, pero envenenados de odio, resentimiento y rencor. Detrás de ella, en primera fila, están el presidente y vicepresidente del Estado, el presidente del partido de gobierno y algunas autoridades nacionales que aplauden a rabiar esta ensayada manifestación como parte del programa de festejos de los 28 años de creación del Movimiento al Socialismo - Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), celebrada en Ivirgarzama, en el trópico de Cochabamba, bastión de esta fuerza política.

La apasionada declamación de la pequeña, que trastabilla con alguna de las estrofas, muestra un nocivo grado de adoctrinamiento que provoca pena y compasión; y debería ser prueba suficiente para una acción legal contra quienes están cometiendo este flagrante abuso.
El Código Niña, Niño y Adolescente en su artículo 116, garantiza que el Sistema Educativo Plurinacional debería proveer “una educación sin violencia en contra de cualquier integrante de la comunidad educativa, preservando su integridad física, psicológica, sexual y/o moral, promoviendo una convivencia pacífica, con igualdad y equidad de género y generacional (…) una educación, sin racismo y ninguna forma de discriminación, que promueva una cultura pacífica y de buen trato (…). El Estado en todos sus niveles, las familias y la sociedad, deben proteger a todas las niñas, niños y adolescentes contra cualquier forma de explotación, maltrato, abuso o negligencia que afecten su integridad personal”.

El artículo 150, del mismo código, es todavía más claro: “La protección a la vida y a la integridad física y psicológica de los miembros de la comunidad educativa, implica la prevención, atención y sanción de la violencia ejercida en el Sistema Educativo del Estado Plurinacional de Bolivia, con la finalidad de consolidar la convivencia pacífica y armónica, la cultura de paz, tolerancia y justicia, en el marco del Vivir Bien, el buen trato, la solidaridad, el respeto, la intraculturalidad, la interculturalidad y la no discriminación entre sus miembros”.

El adoctrinamiento escolar es un conjunto de medidas, prácticas educativas y propagandas encaminadas a inculcar determinados valores o formas de pensar en los niños y jóvenes. Este pernicioso adoctrinamiento es un medio de control social no explícito ni necesariamente coactivo, pero sí influyente, que está siendo promovido por el partido de gobierno a través del sistema educativo nacional y financiado con fondos de todos los contribuyentes.

La verdadera educación busca favorecer el libre pensamiento, el juicio propio y el uso de la razón crítica. Por el contrario, el adoctrinamiento -sello particular de regímenes totalitarios-, se caracteriza por la fe ciega, la ausencia de pensamiento crítico y el uso de técnicas de lavado de cerebro, desde muy temprana edad, como se puede comprobar con la inocente e ingenua declamación de la niña de Ivirgarzama.

Los organismos del Estado deberían actuar de oficio, pero sabemos que no lo harán. Aunque estoy fuera de los plazos establecidos, no me puedo callar frente a esta arbitrariedad que vulnera los derechos más elementales de esta niña. El artículo 155, de la propia ley, me conmina a hacerlo: “Todas las personas, sean particulares, servidores públicos, que tengan conocimiento de hechos de violencia en contra de las niñas, niños o adolescentes, están obligados a denunciarlos en un plazo máximo de veinticuatro horas de conocido el hecho, ante las Defensorías de la Niñez y Adolescencia o cualquier otra autoridad competente”. Paso la voz y pongo la firma.

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