La olla común se sostiene con el aporte de los vecinos y garantiza la comida para las familias que custodian los puntos de bloqueo y para quienes están al paso. Los platos típicos son el menú principal

18 de noviembre de 2022, 8:01 AM
18 de noviembre de 2022, 8:01 AM

​Sin ellas sostener una lucha de largo aliento en las calles sería imposible. Las ollas comunes son parte importante de la gran movilización por el censo. Garantizan el alimento para todos los que sostienen el paro en las rotondas y mueven en torno a ellas la solidaridad, la cooperación y el trabajo organizado. 

Comer de la olla grande es parte de esta gran movilización por el censo. El sabor de la comida a leña y los platos típicos esta vez salieron de la mesa para instalarse en las rotondas y calles.
El locro, el majao, la patasca y el churrasco que son platos tradicionales para los cruceños también son parte de esta lucha, pues sustentan a todos los que están bajo el sol o las estrellas, pero firmes custodiando su punto de bloqueo.

En estos 28 días de paro no ha sido difícil llenar la olla grande, pues la solidaridad hace que no falte nada para la olla y que alcance para todos.
En la rotonda de la avenida Mutualista y cuarto anillo nadie se queda sin comer, incluso quienes están de paso por el lugar cuando se sirve el almuerzo o la cena. Los insumos salen del aporte de los vecinos denominados Resistencia Mutualista y hay días en que alguna familia se ofrece a preparar la comida por su cuenta. Ariel Alarcón, presidente de la UV-40, invitó a los vecinos a seguir en la lucha.

Cuando hay más aportes preparan churrasco, como lo hicieron este jueves, que es el plato especial también cuando las autoridades anuncian algún logro en la lucha cruceña.

En la rotonda de la av. Virgen de Cotoca almorzaron pollo agridulce este jueves. La comida es preparada por mujeres que cocinan en casa y llevan los platos listos para ser distribuidos entre los que están en el punto de bloqueo. 

La señora Evelín es una de las mujeres que encabeza la protesta en este sitio y cuenta que se preparan unos 60 platos con la ayuda de los vecinos del barrio La Bélgica, que son los permanecen en esta rotonda. Esto porque en los alrededores hay otras ollas comunes que son sostenidas por los vecinos de los barrios Guaracachi y Totaí. 


Foto: Jorge Ibáñez

Evelín asegura que la comida alcanza no solo para los que custodian el bloqueo, sino también para familias que no tienen para almorzar o cenar y para los choferes de los camiones pesados que deben aguardar en la fila hasta que se les abra paso, cada dos horas. “Si les toca en este lugar al mediodía, se les da el almuerzo, y si están temprano, el desayuno. Aquí nadie pasa hambre”, dice.
En esta rotonda hay desayuno, almuerzo y cena. Además, hay vecinos que llevan cuñapé y otros horneados típicos para el café de la tarde. 

Evelín señala que la olla común es un elemento importante para mantener la lucha por censo desde las calles. “Aquí vienen familias enteras a comer”, dice esta mujer que recibe con un vaso de soda y alfajores a quien se le acerca a conversar. “Coma, aquí no falta para nadie. Dios provee”, repite. 

A una cuadra de este punto de bloqueo se ubican los vecinos del barrio Totaí, que también comen de la olla grande para mantener la lucha. Estela Castedo forma parte del grupo que vigila durante el día el punto de bloqueo, que es reforzado por las noches con el resto de los vecinos.

“Para la olla común damos aportes, ya sea en dinero o víveres. Los vecinos dan arroz, pollo, fideo, lo que se pueda, y así se garantiza el almuerzo”, dice uno de los vecinos, que vigila que por el lugar se pase caminando.
Dice que la fuerza de los vecinos está firme “porque tienen la fe y la esperanza que Dios va a bendecir el esfuerzo y que la lucha no será en vano”.
“Lo importante es no abandonar el bloqueo, porque si lo hacemos nos hundimos todos”, afirma otro de los que custodian este punto. 


Foto: Fuad Landívar

En el quinto anillo de la avenida Alemania los vecinos preparan en una cocinilla el almuerzo todos los días. Al igual que en los demás puntos, sostienen la olla con el aporte, incluso de personas que pasan y dejan su ayuda o llevan algunos alimentos para compartir.​En este y otros lugares celebran cumpleaños, aniversarios de bodas y otros acontecimientos familiares que comparten con los compañeros de lucha. 

Foto: Ricardo Montero

Tareas compartidas
Solo basta llegar a un punto de bloqueo y ver cómo todo gira de forma sincronizada para hacer cumplir el bloqueo. El cuarto anillo de la avenida Mutualista es una de las rotondas que permanece cerrada. Un hombre con un megáfono advierte a los transeúntes que solo se abre paso a las ambulancias, personal de salud, a los camiones recolectores de basura y casos urgentes.

 Además, advierte a los que transitan en bicicleta que deben pasar caminando, lo mismo que a los motociclistas. En las esquinas hay otras personas que se encargan de revisar y comprobar que los que piden paso sean parte del grupo autorizado. Luego, dan una señal para que los que se encargan de soltar la pita abran el paso.

Muchos se conocen y han cultivado una amistad en estos días de paro, pero otros que apenas se suman al punto son bienvenidos, pues solo basta preguntar quién se encarga de la olla común y de inmediato se lo identifica. Aseguran que allí no hay cívicos ni políticos dirigiendo el bloqueo, son vecinos que le pusieron el hombro a la demanda cruceña. No están dispuestos a irse a casa con las manos vacías, pues quieren ver reflejada su lucha en una ley que garantice su conquista.