7 de marzo de 2022, 4:00 AM
7 de marzo de 2022, 4:00 AM

La invasión rusa a Ucrania ha desafiado a la Organización de las Naciones Unidas, creada el 26 de junio de 1945, para garantizar la paz y los derechos humanos. La ONU tiene el propósito (y razón de ser) de mantener la paz y la seguridad internacional, y debe no solamente limitarse a condenar la invasión militar a Ucrania, sino tomar medidas mucho más eficaces contra Rusia para restablecer la normalidad y terminar con el quebrantamiento de la paz. También debe fomentar entre las naciones la libre determinación de los pueblos. Y realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.

Esta organización ha ideado, generado y desarrollado una serie de convenios, pactos, tratados y un cuerpo de doctrina internacional debidamente consolidada destinada a la protección de los derechos humanos. Con el propósito de atemperar los horrores del Holocausto, que generó la Segunda Guerra Mundial, tenían que crearse mecanismos para la protección real y efectiva de los derechos humanos.

Al poco tiempo de conformarse la ONU, comenzaron a entrar en vigencia varios instrumentos internacionales, como la convención contra el Genocidio del 9 de diciembre de 1948, que busca evitar la discriminación y comprometía a los Estados no sólo a garantizar los derechos de las personas, que formaban esos grupos culturales y minoritarios, sino también a crear las condiciones para que los países miembros tipifiquen y sancionen el delito de “genocidio”.

El 10 de diciembre de 1948, se aprobó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que comienza proclamando no sólo que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros, sino que “toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Tampoco se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía (arts. 1-2).

Sin embargo, en la segunda mitad del pasado siglo, los derechos humanos ampliaron su cobertura hacia otros temas y grupos vulnerables, ya que en principio ese reconocimiento se limitaba al Estado-nación, como sujeto exclusivo del derecho internacional. Un punto de quiebre fue la doctrina de la descolonización, ya que la declaración universal establecía la igualdad de derechos y el principio de no discriminación y, por tanto, interpelaba al paradigma colonial que legitimaba las jerarquías sociales construidas sobre bases étnicas raciales.

Con este propósito, la ONU proclamará los llamados “pactos gemelos”: el pacto internacional de derechos civiles y políticos, y el pacto sobre derechos económicos, sociales y culturales, expedidos en Nueva York el 16 de noviembre de 1966, que entraron en vigor el 3 de enero y el 23 de marzo de 1976. Estos pactos se han convertido en instrumentos jurídicos relevantes, reconocidos plenamente por la comunidad internacional, e incorporados al derecho boliviano bajo la figura del bloque de constitucionalidad.

Y como aclara la Corte IDH, el corpus juris del derecho internacional de los derechos humanos está formado por un conjunto de instrumentos internacionales de contenido y efectos jurídicos variados (Opinión Consultiva OC-0016/1999 de de 1° de octubre, párr. 115). Luego surgió la necesidad de resguardar los derechos humanos a través de mecanismos supra-nacionales, y se establecieron tres sistemas de protección específicos de derechos humanos: El europeo, el interamericano y el africano, cuya organización y estructuras son muy idénticos. Todo el sistema de las Naciones Unidas tiene que hacer los esfuerzos que sean necesarios para frenar a Vladimir Putin, y terminar con esta locura bélica, antes que sea demasiado tarde.

*Jurista y autor de varios libros

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