Opinión

La población que le temía más a la vacuna que al virus mortal

19 de enero de 2021, 5:00 AM
19 de enero de 2021, 5:00 AM

Hoy vivimos tiempos en los que nos preguntamos y queremos saber todo sobre las vacunas, cuando siempre nos hemos vacunado y evitado que las infecciones -muchas ya erradicadas- vuelvan a surgir; preguntemos a los que vivieron en la época en que el sarampión se llevaba millones de vidas al año, si es que ellos no hubieran querido una segunda oportunidad, una vacuna.

En 1796 Edward Jenner, médico estadunidense, extrajo pus de las lesiones de la variola bovina de las manos de una joven ordeñadora, Sarah Nelms, y lo aplicó a la piel de James Phipps, de ocho años. Después de unos días de enfermedad leve, James se recuperó lo suficiente para que Jenner con una muestra de una ampolla de variola se autoinoculase, James no desarrolló variola, ni tampoco nadie que tuviera contacto cercano con él. Se estima que la variola mataba a 400.000 personas por año hasta el descubrimiento de Jenner. Incluso Jenner no conocía la ciencia detrás del descubrimiento. No se entendía que la enfermedad fuera causada por el virus de la variola, y el funcionamiento del sistema inmunológico del cuerpo humano todavía era un misterio en ese momento.

“Mucho de lo que hacían era confiar en crear inmunidad, crear anticuerpos, crear memoria, y no lo sabían. Aun así, Jenner se dio cuenta de que su vacuna contra la variola (nombre latino de la variola bovina, vaccinia) tenía el potencial de transformar la medicina y salvar vidas. Pero también sabía que solo detendría la enfermedad si podía vacunar a la mayor cantidad de personas posible.

“Jenner no tenía la intención de sacar provecho de la vacuna, no estaba interesado en patentarla. Solo quería que la gente lo supiera y quería compartir el hallazgo. No había producción masiva de vacunas, así que se las dieron a un niño. Ese niño desarrollaría la lesión, por lo que se la aplicaría a otro niño días después, y luego a otro niño y así sucesivamente”.

Esta historia me llena de esperanza, ahora que estamos a la espera de la vacuna para el Covid-19.

Es un tema que vemos ahora en términos de defender la vacuna y asegurar que la aceptación de una vacuna es el mensaje correcto transmitido por la persona adecuada. En la imagen pintada a mano tenían miedo igual a hoy en día, pensaban que después de vacunarse sus hijos saldrían mitad humanos mitad vaca.

¿Les parece conocido el relato? Pues bien, esta vacuna consiguió erradicar la variola. 20 años después, la vacuna de Jenner ya había salvado millones de vidas en todo el mundo, los años pasan y hoy podemos decir que las vacunas junto con el agua potable fueron las iniciativas públicas que más beneficios le dieron a la humanidad, desde el punto de vista de reducción de muerte, de hospitalizaciones, de sufrimiento y enfermedades. Pasa el tiempo y las vacunas fueron víctima de su propio éxito. Todavía hoy vemos noticias que traen mucho más perjuicio que beneficios. Siempre hubo movimientos antivacunas y ellos no han cambiado mucho a pesar de haber pasado 200 años desde su descubrimiento.

Aun así, es importante tener en cuenta que estas cosas no se volvieron comunes de forma natural, el movimiento contra las vacunas se ha convertido en un gran negocio. Desde la venta de vitaminas, suplementos, libros electrónicos, cursos electrónicos y tratamientos holísticos dudosos hasta la presión por nuevas leyes que garanticen que los niños puedan estar intencionalmente “locos” y desprotegidos: son un grito aterrador que crece cada día.

Por supuesto, gritar y atemorizar no hace que esta información sea cierta, pero puede convencer a las personas desinformadas o que sufren con miedo y la esperanza de una cura.



Tags