.

15 de diciembre de 2022, 7:00 AM
15 de diciembre de 2022, 7:00 AM

Finalmente ocurrió: La punta del Cerro Rico se ha hundido y ya solo podrá repararse de manera artificial, restándole naturalidad y valor histórico.

El detalle es saber si al gobierno central, que es el principal responsable de su mantenimiento, le interesa reponer la punta o -ya que su complicidad con los operadores mineros ilegales ha quedado demostrada- va a dejar que la legendaria montaña se siga hundiendo, hasta quedar en condiciones de explotarse a rajo abierto.

Y es que hace mucho que a los potosinos nos ha quedado claro que ni al gobierno ni al resto del país le interesan lo que vaya a pasar con el Cerro Rico. Es un monumento nacional, y figura en el Cerro Rico desde el inicio de la república, pero a los bolivianos les importa un comino. La prueba de ello es que los hundimientos ya tienen años de data y ningún organismo cívico se ha pronunciado al respecto. ¿O es que el tema fue incluido en alguno de los últimos cabildos de Santa Cruz? Si así fue, el asunto no ha trascendido.

El hecho es que no estamos hablando solo de la punta del Cerro Rico sino de un inconmensurable iceberg de indiferencia, cuando de no indolencia, falta de civismo y cultura de gran parte de la población boliviana. Si los hundimientos hubieran ocurrido hace -digamos- cincuenta años, la reacción de la gente hubiera sido distinta. Los comités cívicos, u otras organizaciones civiles, encabezados por gente sensible e instruida, habrían reaccionado y hecho carne del asunto. Hoy, en cambio, los liderazgos están en manos de gente prosaica, con dinero, pero sin cultura. Desde luego que el asunto no les interesa, porque no les representa ganancia alguna.

Si hacemos una encuesta entre líderes cívicos y políticos, encontraremos que ni siquiera el cinco por ciento tiene una idea cabal de la importancia del Cerro Rico de Potosí. No es solo un yacimiento, o una montaña con mucha historia. Es, literalmente, la razón de la existencia de Bolivia, puesto que la Real Audiencia de Charcas no se habría creado sin la plata potosina.

La mayoría de los bolivianos cree que los potosinos que defendemos el Cerro Rico estamos anclados en el pasado. Incluso un operador turístico, al que respeto, sorprendió al publicar que el dato de que el yacimiento es, “supuestamente, el reservorio de plata “más grande del mundo”, no es más que un “complejo potosino” cuando la verdad es que eso no lo afirmamos nosotros, sino autores extranjeros, desde los cronistas del siglo XVI hasta nuestros días. Entre los últimos en hacerlo están el estadounidense Kris Lane y el colombiano Hermes Tovar.

Entonces, sí… el Cerro Rico es importante no solo para Potosí, sino para la cultura universal, pero, mientras los bolivianos no lo entiendan, este seguirá hundiéndose para regocijo de los socios de las cooperativas, que lo quieren derruido para seguir sacando su mineral, esta vez a rajo abierto, y la mirada pusilánime, y cómplice, del gobierno que no ha cumplido su obligación de frenar los trabajos ilegales y echar a los que los ejecutan.

      

 

Tags