Opinión

La republicana Roboré, antigua Villa de Castelnau

30 de agosto de 2021, 5:00 AM
30 de agosto de 2021, 5:00 AM

Cuando uno viaja a Puerto Suárez desde Santa Cruz, se pasa por la pintoresca zona de Chiquitos, viajando por la carretera número 4, actualmente llamada Corredor Bioceánico Santa Cruz - Puerto Suárez, pasando por Cotoca, Pailas, Pailón, San José, Chochís y Roboré, en la provincia Chiquitos, y Carmen Rivero Tórrez, Yacuces, Puerto Suárez y al final Puerto Quijarro, en la provincia Germán Busch.

Si uno pasa raudamente, verá apenas las bellezas escenográficas que se presentan en los alrededores de la carretera, pero, si uno va parando, tendrá un viaje más placentero y agradable, pues disfrutará de una campiña muy linda, con gente acogedora y animales bellos por los que hoy temblamos, pues estamos conscientes del terror y la mortandad de animales que acompañan a la destrucción de la vegetación, por el fuego producido adrede por el hombre.

Aun así, la vida sigue y por lo menos podemos decir algo de lo que conocimos antes de estos años tan negativos, sobre Roboré. Veamos algunos datos:

• ¿Por qué he llamado republicano a este sitio? Simplemente porque se fundó cuando Santa Cruz ya era Bolivia, con el nombre de Villa de Castelnau, en honor al explorador francés que estuvo en Santa Cruz el año 1843.

• Se considera el día 25 de octubre de 1916 como el día de la fundación de la Villa de Castelnau, obra del Dr. Ángel Sandoval Peña, que se fundó primero como un cuartel militar llamado Centro Colonial del Roboré, con la idea de contar con un poblado entre San José y Puerto Suárez.

• Su fundador, el mencionado Dr. Sandoval, realizó una hazaña sin precedentes en esa época, atravesando la zona con el primer automóvil que llegó a nuestra ciudad, partiendo de Puerto Suárez el 10 de septiembre de 1919, llegando a la Villa de Castelnau el 15 de septiembre de 1919, y a Santa Cruz de la Sierra el 25 de septiembre de 1919.

Al poco tiempo de terminar la guerra del Chaco, se inició la construcción del ferrocarril Puerto Suárez - Santa Cruz de la Sierra, mismo que llegó a la Villa de Castelnau el año 1945.

• El nombre de esta localidad permaneció hasta el 12 de noviembre de 1947, y el mismo mes, el día 26, fue elevada a rango de Cantón, llamándola Villa Roboré, que en lengua nativa significa “piedra redonda”.

Después de conocer la campiña chiquitana, nos sorprende su riqueza natural, no solo su fauna o flora, sino también su riqueza minera con yacimientos de oro, tantalita, rocas de aplicación, etc.

Pero más aún nos sorprende su cantidad de sitios arqueológicos y de pinturas rupestres, que se acercan a los 50, con figuras zoomorfas, antropomorfas, geométricas y fitomorfas, gran parte de cuyo conocimiento actual se debe agradecer a la arqueóloga Gabriela Erica Pía, que pasó muchos años estudiando la zona, y a los arqueólogos Carlos Keifer, Luis Schonhutte que hicieron lo propio, más las investigaciones actuales y recientes del arqueólogo Danilo Drakic, que gracias a Dios sigue trabajando en lo arqueológico.

Estudios para la recuperación de mitos, cuentos y leyendas, la interpretación de las pinturas rupestres, su relacionamiento con mapas precolombinos y otros se realizaron por un grupo de estudios del que tuve el honor y la dicha de ser parte, junto con Diego Belford, David Antelo y Luis Schonhutte, y se plasmaron en un libro editado por la DUI de la UAGRM.

La interpretación de las pinturas rupestres no es una tarea fácil, pero es extraordinariamente interesante, ya que en ellas podemos encontrar elementos que pueden ser de valor universal, como por ejemplo mapas pintados en paredes rocosas que sugieren y configuran rutas, y muestran que casi todos los sitios están unidos por el camino pedestre conocido como Peabirú, que une el Pacifico con el Atlántico, creyendo que se conectan con el Qhapag Ñan (Camino del Inca) en las cercanías del río Grande.

La paleontología en la zona no se queda atrás, y desde Quimome, pasando por Limoncito, hasta el Mutún, podemos encontrar fósiles muy bien conservados de la era paleozoica, desde los 420 hasta los 380 millones de años, de edades denominadas Silúrico y Devónico. Apenas hemos “rascado a las rocas”, y necesitamos seguir explorando el terreno rocoso donde con seguridad se encontrará muchos más vestigios de animales marinos en la zona.

Figuras, pinturas, huellas, restos humanos, piezas arqueológicas, fósiles, ¿qué representan? ¡Para mí, son agua y guía para seguir viaje!, pues todavía hay mucho por trabajar en la zona, como en Los Sotos, cerca de Limoncito, donde se encontró un sitio arqueológico en el que se descubrió unos minerales conocidos por Lapislázuli y Turquesa, que solo hay en el norte de Chile, y un bivalvo que es de la costa Atlántica, lo que nos indica que los antiguos habitantes de América del Sur caminaban desde ambos océanos, intercambiando artefactos u otras cosas, temas que hay que seguir investigando.

Por estas razones, que merecen un tratamiento más largo, es que insto a las autoridades locales y nacionales a que, en Moxos, la Chiquitania, las zonas guaraníticas y quizás otras más que no conocemos, sigamos investigando nuestro rico pasado precolombino, creando el Instituto de Investigaciones Orientales, con subsedes y sendos museos en provincias, con un museo principal en Roboré, cuna de grandes civilizaciones, de donde se trabajará la investigación local.

Ya es hora de pensar en compensar lo occidental con lo oriental, que es quizás más rico, de raigambre más antigua y que quizás haya dado origen a las etnias andinas tiahuanacotas, incas o aimaras, como nos lo muestra la genética y lo demostraremos en otro artículo.

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