Opinión

La separación de poderes y la incapacidad de gobernar

3 de septiembre de 2020, 5:00 AM
3 de septiembre de 2020, 5:00 AM

Los hechos demuestran que la abogada y el historiador no estudiaron a Charles Louis de Secondat, señor de la Brede y barón de Montesquieu, quien a través de su obra maestra El espíritu de la Leyes estableció la separación de poderes, cuya organización ha sido la base de la organización de los estados modernos.

Si algo caracteriza a los gobiernos de Añez y Mesa es que ambos han carecido de una mayoría parlamentaria que apoyen sus medidas o gestiones de Gobierno; a Goni le sucedió Mesa, los congresistas consideraban a éste como traidor al partido rosado; en cambio Añez, que no estaba en la línea de sucesión constitucional ni se imaginaba llegar a este puesto, una gran mayoría –relativa- se cansó de Morales y bien venia cualquiera y ahí estaba ella,  a quien empujaron para sentarse en la silla presidencial.

En la triste historia de la política boliviana suceden hechos que no ocurren en otros Estados. Jaime Paz, fue presidente sin haber ganado la elección –tercero-; asumió el Ejecutivo gracias a la democracia pactada; Janine y los 4% asumieron el poder sin haber ganado siquiera en los departamentos a los cuales representaban; se alargaron los mandatos de todas la autoridades electas por la necesidad de la convocatoria a elecciones y posteriormente por la crisis del Covid.

Añez y su séquito se quejan de que la Asamblea Legislativa no quiere aprobar las políticas de gobierno para enfrentar la pandemia –solo préstamos-. Mesa en su momento hizo lo propio, se quejaba de que no tenía una bancada que lo respalde en sus gestiones de gobierno. Lo cierto es que ambos sin mayoría congresal, simple y llanamente lo único que hacen es echar la culpa a otro poder, mientras el pueblo sufre las consecuencias de su incapacidad para coordinar las escasas acciones que han logrado elucubrar.

Morales nunca tuvo este problema y no siempre tuvo una mayoría. En el primer periodo de 2006 a 2009 tenía al Senado en contra; aun así, logró que se aprobaran leyes y hasta la propia Constitución. ¿Cómo lo hizo? ¿Capacidad de negociación o compra de conciencias? En los siguientes periodos logró mayoría en ambas cámaras; por tanto, al controlar el Poder Legislativo, logró también el control de los órganos judiciales y del electoral.

El Gobierno no es solamente el Órgano Ejecutivo, nótese que el primer Órgano del Estado es el Legislativo –MAS- que al tener mayoría controla a los demás Órganos, que al menos deberían ser órganos independientes, recuérdese que el Legislativo interviene de forma directa en la conformación del órgano Judicial y Electoral.

Los hoy oficialistas en el Ejecutivo tienen el control de la administración del aparato Estatal y tienen a favor a algunos fiscales y jueces a su servicio; sin embargo, no controlan el Legislativo ni el Electoral, lo que genera el equilibro de poder que requiere cualquier Estado Social de Derecho. No podemos volver a tener la experiencia de concentrar los poderes del Estado en una sola persona o partido, se requiere que exista un contrapeso en los órganos de poder del Estado, que deben aprender a coordinar y coexistir, en eso consiste la verdadera democracia.

La Asamblea masista -así se refiere la presidenta transitoria- le ha otorgado gobernabilidad y estabilidad a la señora Añez, puesto que el Senado masista aprobó el ascenso de los generales de la Policía, no ha cuestionado ni observado la designación de Embajadores –artículo 160.9 de la CPE-, la Asamblea aprobó algunos créditos internacionales en esta gestión y no ha vetado la designación del Procurador General del Estado, señor José María Cabrera Dalence, conforme lo prevé el articulo 230.III de la CPE. Nótese que el MAS tiene dos tercios en el Legislativo, además de haber realizado acuerdos con la Asamblea masista para la conformación del Órgano Electoral, entonces no se puede hablar de bloqueo de parte de la Asamblea Legislativa Plurinacional al gobierno transitorio.

Finalmente, si tuvo la capacidad o voluntad política de ascender a los generales de las FFAA pasando por alto al Senado, bien podría aprobar los créditos mediante Decreto Supremo en tanto la Asamblea cumpla con las formalidades de Ley que, dicho sea de paso, sólo van destinados al gobierno central y no así a los más de 340 entidades territoriales autónimas.

Algunos dirán, que volveríamos a la democracia pactada –que no ha sido mala- sino que cumplió un ciclo y la política es cíclica. Así como se perfilan las futuras e inciertas elecciones, ninguno de los candidatos obtendrá la mayoría en la Asamblea Legislativa, el pueblo definirá la representación que deba tener cada partido o agrupación; por tanto, quien asuma la Presidencia tendrá que realizar acuerdos de gobernabilidad con los partidos que tengan representación Legislativa, capacidad que a la fecha no han demostrado ni Añez ni Mesa.

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