Opinión

La unidad desde las regiones

30 de marzo de 2021, 5:00 AM
30 de marzo de 2021, 5:00 AM

El Poder de las regiones es el título de un libro publicado en 1983. Recoge las opiniones de ilustres intelectuales, entre ellos José Luis Roca, Isaac Sandoval, Guillermo Capobianco y Fernando Prado, reunidos del 14 al 16 de abril de aquel año en Cochabamba. Apenas habían transcurrido cinco meses de la restauración democrática en Bolivia, cuando según Fernando Calderón y Roberto Laserna -compiladores de dicho texto-, ya se debatía un tema central, la identidad nacional, insertada en uno de los problemas principales del poder y la política: la relación entre democracia, transformación social y desarrollo regional.

También es bueno recordar que en 1979, aparecía el libro Fisonomía del Regionalismo Boliviano, de José Luis Roca, un eximio historiador nacido en Santa Ana de Yacuma, Beni, cuya idea central es que la historia de Bolivia no es la historia de la lucha de clases, sino más bien la historia de disputas regionales, evidenciadas como por ejemplo en la mal llamada Guerra Federal entre Chuquisaca y La Paz, a fin de obtener el poder político del Estado y trasladar la sede de Gobierno hacia el norte, la zona del altiplano.

Isaac Sandoval, brillante investigador social cruceño, escribió Nación y Estado en Bolivia (1991), que según Esteban Picona, se trata de un libro pionero en tratar la problemática de los pueblos ancestrales, territorios y clases sociales en nuestro medio. Esta obra hace referencia a los antecedentes constitutivos de la formación social boliviana, dado su alto valor científico y su permanente actualidad a propósito de tres conflictos estructurales del país: conflictos étnicos, clases sociales y regionales, contradicciones históricas aún no resueltas según este autor, que no permitieron todavía la concreción de un verdadero Estado cohesionado y unido en la diversidad.

Los resultados de las últimas elecciones han determinado un nuevo mapa político, con predominio poblacional de la oposición, frente al predominio municipal del oficialismo. Una situación similar se presentó en la época de lucha por la autonomía, cuando los departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando, Chuquisaca y Tarija conformaron lo que vino en llamarse la “Media luna”. Las banderas de la autonomía y la defensa de la democracia, fueron las ideas centrales que cohesionaron su unidad, consiguiendo estamparlas en la nueva Constitución.

Sin embargo, entre las actuales autoridades opositores electas no existen muchas afinidades partidarias o ideológicas, continúan los intereses personales o el empeño por el candor de la figuración. Bajo estos antecedentes, ¿cuáles podrían ser los cimientos de una nueva alianza que partiendo de lo regional se logre la cohesión social y la paz en el país? Estos podrían ser los temas centrales: crisis sanitaria, administración de justicia, empleabilidad, educación, pacto fiscal (diferenciado y solidario), resguardo de la democracia, los derechos humanos y el ecosistema, ampliación de la autonomía a los niveles departamental y municipal, asuntos todos ellos que no podrían ser negados por nadie.

Desde la región, las nuevas administraciones deberán ser testimonios de austeridad, humildad, gobiernos en línea, transparencia administrativa, valoración de la meritocracia y de la carrera del funcionario para construir entidades sólidas y respetables, serán ejemplos para el Gobierno central. Bien decía Kamer Daron Acemo lu, autor del libro Por qué fracasan las naciones: “Las instituciones nacionales deben copiar el modelo de los gobiernos locales y departamentales, donde sus autoridades están más comprometidas, por su cercanía con los electores, familiares, amigos o colegas, que ante cualquier traspié, serán acremente censurados”.

La historia de Bolivia siempre demostró que el centralismo político-administrativo fue la principal causa de la discordia entre departamentos y pueblos que constituyen esta Patria. Es hora de alcanzar la unidad nacional desde las regiones, pues todas ellas constituyen la Bolivia profunda.



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