Este domingo se celebra el Día Mundial de la Radio. En Bolivia la radiodifusión sigue siendo esencial para educar, comunicar y el desarrollo de las personas. Aquí algunas historias que lo demuestran

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13 de febrero de 2022, 4:00 AM
13 de febrero de 2022, 4:00 AM


Desde que el italiano Guillermo Marconi construyó el primer sistema radial en 1895 y envió, en 1901, señales radiales a la otra orilla del Atlántico, el mundo ha cambiado muchas veces. Pero la radio no ha perdido fuerza y hasta hoy sigue siendo una herramienta comunicacional, social y política muy importante. 

La Unesco estableció en 2013 que el 13 de febrero sea el Día Mundial de la Radio, argumentando que “la radio es un medio poderoso para celebrar la humanidad en toda su diversidad y constituye una plataforma para el discurso democrático. En el plano mundial, la radio sigue siendo el medio de mayor consumo”. 

EXTRA conversó con personas que ven en la radio un medio para educar en pandemia, así como una oportunidad para rehabilitar e integrar a los no videntes.

Transmitiendo educación

Martín Ballivián se inició en la radio desde que estaba en la época del colegio en su natal Yungas (La Paz). Se graduó de comunicador social y trabajó en radios paceñas, de Cochabamba y, finalmente, hace siete años se vino a vivir al municipio cruceño de San Ignacio de Velasco, donde también siguió con su labor radial. 

Allí armó una emisora en su propia casa, Radio Raíces FM 90.3, que, por los costos, tuvo que dejar de transmitir en 2019. Pero con la llegada de la pandemia del covid, con los estudiantes replegados a sus hogares y con un sistema educativo que no sabía cómo sobrellevar este nuevo reto educativo, Ballivián activó de nuevo la radio y se propuso educar a los niños y adolescentes de San Ignacio desde ahí.

 “Primero me hablaron de un colegio privado para dar clases por radio a sus estudiantes, eran tres cursos, pero se extendió a todo el colegio; además otros centros educativos de San Ignacio también se agarraron de la señal para que sus alumnos escuchen mi programa”, explicó Ballivián, que tiene 33 años.

“Ese momento álgido de la pandemia ha sido muy terrible para nosotros, estábamos en shock y no sabíamos qué hacer. Entonces yo agarré la radio la segunda semana de la pandemia y para mí fue todo nuevo, porque nunca había dado clases por radio. 

Yo tenía que dar clases de Lenguaje y esto tiene toda una estructura. Era una hora diaria de clases para diferentes cursos. Las clases las hacía dinámica, porque los alumnos son jóvenes, entonces, tenía que ponerle chispa y humor, no podía hacer una clase muy lineal porque se iban a aburrir”, comentó Ballivián, quien agregó que en esta época la radio demostró la fuerza que puede tener para educar. 

“La radio te puede hacer imaginar, te puede hacer ver conceptos, pero depende de cómo lo hagas, en ese ‘cómo’ he sido muy meticuloso, he conseguido efectos de sonido, una buena producción que me ha ayudado bastante”.

Para este maestro, la radio es la voz del pueblo, la voz del humilde, genera puentes inimaginables. “Es una caja que puede construir y también destruir, depende cómo se la utilice. 

Pero definitivamente, la radio es un instrumento de socialización, de liberación y de empoderamiento con la educación”, comentó Ballivián, que también espera recibir apoyo de autoridades e instituciones para que su radio continúe trabajando, ya que los costos para transmitir en FM son muy altos. “Se paga mucho en electricidad”, indicó.

La escuela radial
En septiembre de 2021 el mundo llevaba más de un año de pandemia y la Unicef ya hablaba de que las fallas de la educación virtual le costarían muy caro a los estudiantes. Ese mes se inició un proyecto educativo radial en Bolivia denominado Radio Escuela, producido por el Centro de Producción Radiofónica (Cepra), que tiene su sede en Cochabamba.

 Radio Escuela produjo 108 programas que fueron transmitidos durante tres meses por emisoras comunitarias de cuatro departamentos, llegando a más de 25.000 estudiantes en ese tiempo.
Juan Ordóñez, director ejecutivo de Cepra, dijo que la radio en las zonas rurales tiene otro valor.

 “La señal de Internet no es buena, además los costos para tener internet son altos para las personas que viven en las comunidades, sumado a tener buenos celulares y las capacidades en el uso de los padres de familia para orientar a sus hijos”, expuso Ordóñez.

Radio Escuela fue un programa que nació de las inquietudes de un equipo de comunicadores y pedagogos para que sirva como complemento a lo que se venía enseñando en las escuelas de manera virtual, y que veían que tenía algunas fallas en cuanto al tratamiento educativo en ese formato. 

“Este equipo de pedagogos y comunicadores hemos querido presentar una alternativa que ojalá se pueda consolidar en el futuro, de tal manera que los niños puedan aprender con cierta autonomía, teniendo los materiales y utilizando el medio radial”, indicó Ordóñez.

Radio Escuela iba acompañada de unas cartillas y textos que se entregaban a los estudiantes. El programa se dividió en tres niveles de acuerdo a las edades de los niños y adolescentes. También produjeron una radionovela que se llamaba La esperanza de Martina. Tenía 36 capítulos. 

Es la historia de un camioncito llamado Esperanza que una familia compra para hacer frente a la pandemia, lo protagoniza Martina y su perrito. La familia viaja en el camión por diferentes municipios y ahí aprovechamos para hablar de la cultura y costumbre de esos municipios”, señaló Ordóñez.

Radio Escuela contó con el apoyo de la DW Akademie de Alemania, y llegó a municipios de Cochabamba (18), Oruro (4), Sucre (2) y Potosí (4) y llegó a aproximadamente 25.000 estudiantes en estas regiones.
Ordóñez espera que se le dé continuidad a este programa, además está contento de que los 108 episodios se volverán a emitir desde la plataforma educativa del Ministerio de Educación.

La voz de los ciegos

En Tarija desde 2006 las personas no videntes tienen un espacio donde pueden desenvolverse. La radioemisora La Voz del Pueblo es una dependencia del Instituto Boliviano de la Ceguera (IBC) y está administrada por el Centro de Rehabilitación y Capacitación para Ciegos (Cerecci) 15 de Abril. 

La Voz del Pueblo les brinda sus instalaciones a los no videntes para capacitarse en locución como medio de rehabilitación y también como una oportunidad para posteriormente conseguir un empleo. 

Luis Baldivieso es el director del IBC tarijeño. La radio funciona desde 2006 y Baldivieso manifestó que es autosustentable y el objetivo principal es dar cabida en la formación de producción, locución y reportería a los ciegos. “Hacemos lo que podemos porque no estamos tan capacitados en ello y no tenemos recursos para hacer algo más”, dijo Baldivieso. 

Cada no vidente una vez capacitado puede tener su propio programa en la radio y sus ingresos dependen de la publicidad que se consiga u otros pagos. Una parte de la subsistencia de la radio viene de la Gobernación tarijeña.

Milton Subia, no vidente y fundador de La Voz del Pueblo, comentó que en la radio trabajan personas videntes y con discapacidad visual.

 Las segundas reciben capacitación personal para trabajar en la emisora. “Con dispositivos táctiles adaptan la consola y la computadora para su manejo. Aún no pueden manejar todo por su propia cuenta, pero ellos hacen casi todo el trabajo”, indicó Subia.

Subia informó que algunos de los que que estuvieron en La Voz del Pueblo consiguieron trabajos en otros medios, aunque el promedio no es muy alto porque no se cumple con la ley de que toda institución pública o privada debe tener un 4% de trabajadores con discapacidad, tampoco los centros educativos tienen opciones para que estudiantes no videntes estudien en sus aulas. Baldivieso y Subia esperan más apoyo para que la radio La Voz del Pueblo continúe y tenga más alcance.

Trayectoria radial

Nohra Panique es una voz reconocida en el periodismo radial cruceño. Fue una de las primeras voces femeninas en este medio de comunicación y trabajó en las mejores emisoras de la ciudad en la época de los 80 y los 90.

Camireña de nacimiento, fue en su ciudad natal donde se interesó por la radio. Ya en el colegio tenía su programa. Un día se estaba yendo a trabajar a Sucre a una radioemisora, pero en su paso por Santa Cruz tuvo la oportunidad de estar en una radio y no lo dudó, aunque se sorprendió cuando vio que el locutor en esta ciudad trabajaba con un operador que le ayudaba. “Yo en Camiri trabajaba sola, hacía todo”, recordó Panique.

Hoy por hoy es una de las operadoras, locutoras y coordinadoras de EL DEBER Radio, y comparte espacio con otros colegas. “Es increíble cómo cambió la radio desde que inicié hasta hoy día”, comentó Panique, que agrega que es su gran pasión y estará siempre con ella.