Opinión

La voz de la niñez y adolescencia (I)

7 de marzo de 2020, 3:00 AM
7 de marzo de 2020, 3:00 AM

El estudio “La Voz de la Niñez” permite tener un panorama amplio de las percepciones sobre el ejercicio de los derechos civiles que incluyen el derecho a la libertad, a la igualdad y a la vida; los derechos culturales, que abarcan los derechos a la identidad, a la inclusión y no discriminación, a la libertad de pensamiento, conciencia y religión; los derechos sociales, que incluyen el derecho a la educación, a la protección, a la salud y los derechos sexuales y reproductivos; los derechos económicos, que miden la cantidad y la calidad de los alimentos; los derechos políticos, centrados en la participación sociopolítica; y los derechos de cuarta generación, referidos al medioambiente sano, a la información y comunicación y a la seguridad digital.

El 62% de las y los niños y adolescentes mencionan que tiene el derecho a la libertad de elegir y al control de sus vidas; sin embargo, indicaron que tienen esa libertad para cosas muy sencillas, como decidir sobre sobre la elección de sus amigos o del tipo de juegos, porque el 87% respondió que deben consultar a sus padres antes de tomar cualquier decisión sobre sus vidas.

En cuanto al derecho a la igualdad se consultó sobe el ejercicio de este derecho en el ámbito educativo y solo el 57,1% siente que el trato es igualitario en las escuelas, más aún llama la atención que aún exista 21% de adolescentes que está convencido que algunas personas no tienen capacidad de aprendizaje, por lo que sería mejor que no reciban educación.

En relación a la responsabilidad de hombres y mujeres en las tareas domésticas y de cuidado, aún alrededor de una quinta parte de adolescentes menciona que estas tareas son esencialmente de las mujeres, por lo que aún son insuficientes los avances en la percepción de la igualdad entre hombres y mujeres

Dentro de los derechos culturales, existen promedios altos en cuanto al derecho a la identidad, puesto que el 63% manifestó sentirse parte de la comunidad donde viven y los valores se incrementan a 71,1% de los niños, niñas y adolescentes que se sienten parte de Bolivia. Asimismo, el 78,1% respondió que pueden ejercer su identidad sin ser juzgados y los que se sienten criticados, son por su apariencia y su vestimenta, puesto que el 63,2% de los encuestados siente que los jóvenes son tratados con respeto, por lo tanto, no sienten discriminación en su forma de pensar y la mayoría de los jóvenes están convencidos de que ejercen el derecho a la libertad de pensamiento y religión, aunque su construcción de ideas está influenciada por sus padres.

Sin embargo, se evidencian datos que siguen siendo alarmantes respecto a los derechos de inclusión y no discriminación puesto que el 47,3% de los encuestados refirieron la existencia de discriminación hacia la población indígena y el 43,2% de los encuestados considera que existe discriminación hacia las mujeres y tan solo el 40,5% considera que la violencia hacia las mujeres está disminuyendo en el último tiempo y lo propio hacia a la población LGTB.

Respecto a la tolerancia, frente a la afirmación: “Para que los demás acepten nuestras ideas, a veces es necesario llegar a la violencia” se observa un rechazo general, ya que el 78% de los encuestados afirmó no estar de acuerdo. El rechazo a esta idea no es tan fuerte, en todos los estratos. Santa Cruz es el departamento que presenta menor aprobación frente a esta idea.

Hasta aquí si bien es significativo el avance en cuanto al derecho a la identidad asumido como el sentido de pertenencia socio cultural y generacional, es aún escaso el avance en el ejercicio del derecho a la libertad en la toma decisiones por estar fuertemente tuteladas por los padres y lo propio con relación al derecho a la igualdad en general y particularmente en cuanto a la igualdad de roles entre hombres y mujeres; pero el mayor desafío está en el ejercicio efectivo del derechos a la inclusión y no discriminación sea por razones étnico culturales, de género o de identidad y diversidad sexual, frente a lo cual queda el compromiso de generar un movimiento que promueva la participación de toda la sociedad amplificando la “voz de la niñez”.



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