26 de octubre de 2022, 4:00 AM
26 de octubre de 2022, 4:00 AM


Hace algunos días escribí sobre la migración, describía que es una constante que se presenta en el mundo, en la cual las personas deciden movilizarse por diversos motivos, teniendo como fondo la sobrevivencia del individuo; es decir, la mayoría buscan no morir de hambre o víctima de la delincuencia; esta misma semana, la ONU confirmó que más de 7 millones de venezolanos han dejado su país para buscar un mejor porvenir (soy uno de ellos), porque en la bella nación venezolana no lo encuentran; las causas son diversas, pero una constante es la necedad de algunos gobernantes, de implementar un sistema de gobierno que sus propios creadores no implementan, porque es un fracaso total y destructor de vidas (es el famoso socialismo del siglo XXI).

Sin ánimo de entrar en detalles de los sistemas de gobierno, esta reflexión escrita versa en las diversas leyes que se han creado para poner trabas a los migrantes, en este caso a los venezolanos que deciden ir a EEUU (algunos criticarán esta decisión de algunos de mis compatriotas) sin embargo, cada persona decide a dónde migrar; el asunto es que el Gobierno de EEUU ha elaborado una ley, en la cual los venezolanos que entran de manera ilegal por la frontera mexicana serán deportados a suelo mexicano, perdiendo automáticamente el derecho de regularizar su estatus migratorio; ciertamente es legal, ya que cada Gobierno es autónomo en las leyes que implementan en sus naciones, sin embargo, no es justo porque ningún venezolano, mexicano o cualquier migrante decide ir a EEUU a vacacionar de manera ilegal, sino por necesidad.

De igual forma, esa misma ley exige unos criterios mínimos para poder ingresar a EEUU que no son sencillos de cumplir, o quien los cumpla a lo mejor solo va a pasear para allá; uno de ellos es llegar por aeropuertos, que se traduce en tener un pasaporte (aunque no lo crean, es muy, muy, muy complicado tener pasaporte en Venezuela aun siendo ciudadano venezolano), además, tener aprobada la visa americana que es un poco menos complicado que el pasaporte venezolano (ya se imaginan lo difícil del pasaporte) y tener el dinero del pasaje aéreo; otro de los requisitos, es que alguien en EEUU confirme su solvencia económica para poder cubrir los gastos de la persona que pisará suelo americano; dichos requerimientos son una forma muy diplomática de cerrar las puertas a los venezolanos, así mismo, otras naciones también han implementado requerimientos legales para impedir el ingreso de los migrantes, especialmente a los venezolanos.

Lo antes descrito, puedo sonar como una queja de otro venezolano más, pero realmente es un llamado de atención ante las injusticias que sufren los migrantes de cualquier nación; en este caso de mis compatriotas que salen de Venezuela porque sencillamente allí mueren de hambre o por falta de medicamentos, algunos dirán pero que trabajen allí, el problema está que aunque trabajes 24 horas por 7 días en todo un año, a duras penas te alcanza para una semana o dos de comida, sin contar otros gastos; así mismo, lo que quedan en Venezuela, que son más de 23 millones, sobrellevan la situación en parte a las remesas que algunos podemos enviar a nuestros familiares.

Algunas cosas son legales, pero no justas.

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