Opinión

Legiones

15 de julio de 2021, 5:00 AM
15 de julio de 2021, 5:00 AM

Mentir nunca había sido tan fácil.

Las redes sociales son un universo paralelo que, técnicamente, no tiene existencia material pero se manifiesta físicamente a través de los aparatos que lo reproducen, como celulares, tabletas o computadoras. Está ahí, ante nuestros ojos, y configura otra realidad, una que, en criterio de Umberto Eco, le da el derecho de opinar a “legiones de idiotas”.

Y cada vez son más los que hacen experimentos para saber en medio de cuánta idiotez navega uno en la red de redes. Lo más fácil de ver son las tendencias. Aunque mucho depende de qué red social se usa, la tendencia es que los temas serios son abordados por pocos mientras que las frivolidades, y los deportes, tienen legiones de adeptos.

Es difícil saber dónde se ubica la política porque, teóricamente, ese es un tema serio pero la manera en la que se aborda en las redes está en el extremo opuesto.

Yo hice un minúsculo testeo el 8 de julio en mi cuenta de Facebook. Publiqué un mensaje intencionalmente ambiguo que decía “Las cosas como son: Macri no debió mandar armamento”. No estaba afirmando ni negando nada. El “debió” caía en la categoría del “deber ser”, no en la del “ser”, así que solo podía considerarse como una opinión, peor aún si era publicada en una cuenta personal. Es más… en el mensaje no se atropella los derechos de otros así que no era más que el ejercicio de mi derecho constitucional a la libertad de expresión.

Pero me crucificaron.

Todos quienes comentaron en el “post” despotricaron contra mí porque consideraban que, al haber publicado lo que publiqué, no estaba opinando sino afirmando que Macri envió armamento. Entonces, me pidieron pruebas, me exigieron investigar antes de opinar… un militar retirado me amenazó con eliminarme de sus contactos… en fin…

En medio de los airados comentarios, publicaba otras cosas, sea de historia, feminicidios, etc., pero a mis contactos no les importaba. Creían -pues me lo dijeron- que yo soy un hombre público, que mi opinión pesa un poco más que la de otras personas y, por lo tanto, debería pensar antes de opinar. Y, finalmente, nadie admitió que debieron leer el mensaje con calma para interpretarlo mejor.

Por eso es tan fácil mentir hoy en día, porque nadie analiza los mensajes y se limita a reenviarlos, sin preocuparse en verificar, sin fijarse si lo que está reenviando es realmente una afirmación, una noticia, un aviso o simplemente una mentira.

En el pasado era difícil mentir, porque la gente con un mínimo de decencia no se atrevía a hacerlo, pero hoy en día no solo se falsifica mensajes, en las redes sociales, sino que hay políticos que llegan a presentar el negro como blanco, y viceversa, y no solo esperan que les creamos. Se ofenden si no lo hacemos y toman represalias.

Juan José Toro Montoya es periodista

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