Voluntaria. Habla cuatro idiomas. Es parte de la plataforma mundial de jóvenes Aiesec, trabajó en Estados Unidos, Panamá, Arabia Saudita y Brasil. Dicta talleres sobre el cuidado de plantas

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22 de enero de 2020, 3:00 AM
22 de enero de 2020, 3:00 AM

Lizeth Nataly Condori Vallejos, 31 años, es Licenciada de Idiomas con estudios en la Universidad Gabriel René Moreno. 

Como voluntaria AuPair (hermana mayor de una familia norteamericana) viajó a Oregón, Estados Unidos. 

Estuvo cinco años trabajando y aprovechando la oportunidad para especializarse en English Specific Purpose, Literatura Anglosajona, fotografía y arte. Fue nombrada Embajadora de la mesa de conversación en español, en Chemeketa Community College. 

Se unió a la organización Aiesec, que tiene llegada en 54 países en el mundo, inclusive Bolivia. 

Funciona como la plataforma internacional más grande, conformada por jóvenes de 18 y 30 años que están generando un impacto positivo en la sociedad, a través de un ambiente global de aprendizaje, oportunidades de liderazgo e intercambios profesionales.

 _¿Dónde ha llegado trabajando con su voluntariado?

Hace ocho años soy voluntaria. Trabajé en Panamá, durante un año fui profesora de inglés. Allí vivía con una hermosa familia. Después me destinaron a Arabia Saudita, donde aprendí árabe y hasta ahora tengo contacto con esas familias que me recibieron con los brazos abiertos.

Me involucré mucho con el tema ambiental. Hicimos un proyecto con Aiesec con el propósito de llegar a varios países donde necesitaban ayuda y siempre promoviendo trabajos de educación, cuidados del medio ambiente, concientización sobre nuestro planeta, pero sobretodo en áreas de botánica y temas sobre reciclaje. 

En todos mis voluntariados trato de dejar algo mío. Una enseñanza y un mensaje. Asimismo, yo aprendo de mis estudiantes cada día, siempre digo eso, y ahora en Santa Cruz quiero dar continuidad a mis proyectos.

_¿Dónde trabajó en Bolivia?
Junto a tres voluntarias alemanas estuvimos realizando actividades de apoyo en Riberalta, Beni. Fue mi primera experiencia en Bolivia. Enseñamos inglés a niños de varias comunidades y conocimos las necesidades de esa hermosa región de la amazonía boliviana. Hubo la oportunidad de realizar estudios biológicos de las plantas y hojas silvestres que son medicinales. Fue ahí donde empezó mi enfoque hacia la botánica como una terapia para la vida. Me capacité y seguí estudiando con profesionales franceses.

_¿Cómo empezó su amor por las suculentas?
Al regresar a Santa Cruz no me encontraba bien de salid. Fui a doctores, pero solo me decían que padecía estrés, empecé a buscar alguna otra actividad para distraerme. Las cosas pasan por algo. Seguí insistiendo y fue así que un día mi madre me regaló una pequeña suculenta. Una tarde en septiembre del año pasado; me senté en mi jardín porque mi cabeza no daba más, mis dolores empezaron aún más. 

Me puse a cambiar las macetas. Fui a un vivero y me compré más suculentas. Y así empezó. Encontré mi terapia en ellas, ¡dejé de sentir dolores de cabeza! Esas plantas me transmiten una paz que sólo siento en mi jardín o en aquellos lugares donde hay bastante vegetación.

_¿Cómo nace Little garden?
Es aún un pequeño emprendimiento, un proyecto de enseñanza sobre cuidados de las plantas y jardines, o tips sobre las suculentas y los cactus. Al ver que empecé a tener buenos resultados con mis suculentas tuve que madurar la idea. Entonces empecé a venderlas en macetas originales participando en ferias ecológicas y festivales de cactus. Hubo bastante aceptación, gracias a Dios.

_¿Qué ofrece en los talleres?
Trato que el workshop no sólo sea enseñar sobre cuidados básicos y practicar. En un inicio hablo sobre la terapia botánica. Todo tiene siempre algo que ver sobre los cuidados hacia nuestro planeta. Pongo en práctica lo que es reciclar en todos los ámbitos, desde la reutilización de cientos de latas que están ahora en macetas en diferentes hogares y oficinas. 

Al igual que los frascos de vidrio. De ahí se me vino realizar diversos terrarios (son plantitas que viven en ese frasco y que tienen un cierto componente de materias). En cada taller escucho a mis estudiantes (de toda edad, jóvenes y mayores), si alguna vez estuvo con estrés y así tratamos de hacer juegos, escuchar música, unir varios aspectos de terapia. 

Esa es la idea y el propósito, llegar a cada persona no solo ofreciendo los talleres, el producto y la compra, sino que encuentren un espacio uniendo necesidades y el amor por las plantas, recetas de la botánica y capacitación en reciclaje

_¿Cuándo serán los próximos talleres?
Queremos hacer una terapia botánica romántica para San Valentín, en febrero. Un ambiente con música, un pequeño refrigerio y al final certificados. Los participantes se llevarán ¡muchas vidas verdes ese día! (Los talleres tienen cupos limitados, más datos al WhatsApp 75377605. Facebook Little Garden).



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