Los parqueos improvisados ocupan parte de las vías y cobran por usar esos espacios. Negocios e instituciones se apropian de las aceras. Algunos más osados delimitan áreas que son de uso público. La gente se queja por estos atropellos

25 de septiembre de 2022, 7:42 AM
25 de septiembre de 2022, 7:42 AM

Los conos proliferan en diferentes puntos de la ciudad y muestran el abuso de algunos vecinos que se apropian del espacio público. Los negocios, instituciones y personas particulares se atreven a encerrar y delimitar áreas para sus beneficios, sin importar la necesidad de la población.

Según el artículo 46 de la Ley de Movilidad Urbana, se considera una falta muy grave colocar conos y otros objetos para reserva de espacio en vía pública, sin la debida autorización de la autoridad municipal competente.

La norma señala que solo las entidades financieras, los hospitales y los edificios diplomáticos, como consulados y embajadas, pueden colocar estas demarcaciones porque no se permite estacionar en el frontis o en los laterales. Sin embargo, muchos lo hacen por desconocimiento y por comodidad.

A consecuencia de la falta de control, los cuidadores de autos y particulares empezaron a lucrar con el espacio público, pues algunos se creen dueños de las vías y no permiten estacionar sin pagar.

“Es increíble que se paga más caro para parquear en la calle que en un estacionamiento, la gente lotea la vía pública en los alrededores de mercados, de negocios o de instituciones a las que uno necesita asistir”, señala un joven de 23 años.

Dentro del primer anillo es una de las zonas donde hay más parqueos improvisados y donde proliferan quienes cobran por usar estos espacios.

En un recorrido realizado por EL DEBER se evidencia este problema. Por ejemplo, sobre la calle Warnes, a pocos metros de la esquina Cobija, dos negocios han colocados sus conos para reservar el espacio en los únicos sitios disponibles para el parqueo en varias cuadras a la redonda.

Asimismo, sobre la calle Libertad, esquina Buenos Aires, los cuidadores de auto colocan una silla de plástico, con un ladrillo encima, para separar un lugar a posibles clientes que necesiten estacionar su motorizado.

También han sido ‘loteados’ los espacios destinados a parqueo afuera de los centros de abastecimiento, en centros comerciales y otras actividades económicas.

En la zona del mercado antiguo Los Pozos, sobre la calle Antonio Vaca Diez, algunos dueños de estas tiendas han colocado bloques de cemento y cajas de madera para evitar que terceros se estacionen.

Algunos más osados entregan tickets a quienes quieren estacionar su vehículo en algún sector de las vías. Ellos se han apropiado del espacio público y cobran igual o más que un estacionamiento legalmente establecido. Esto se ve, por ejemplo, en los alrededores del mercado nuevo Los Pozos, en la feria Barrio Lindo y otros lugares concurridos.

En el centro de la ciudad, doblando la esquina Quijarro, a unas dos cuadras del primer anillo, los comerciantes que trabajan en la compra y venta de máquinas de coser colocan equipos viejos y conos de cemento para reservar el espacio.

Además, sobre la calle Celso Castedo y esquina Aroma un restaurante puso dos baldes para guardar lugar para sus clientes.

Carlos Justiniano es un vecino que tiene que lidiar a diario con la falta de espacio para parquear. “En el centro es muy difícil estacionarse. Tengo que estar antes de las 7:00 para conseguir un espacio porque después aparecen los que cuidan los lugares y no se puede”, comenta el hombre que ingresa a su trabajo a las 8:00.

Asegura que hay personas que tienen sus espacios reservados, separados por los mismos cuidantes que han ‘loteado’ varias cuadras del centro cruceño.

Isabel Castro es otra de las vecinas afectadas por esta situación y cansada de eso, desde hace unos meses ha optado por dejar su vehículo en casa para asistir a su trabajo.

Para ella, el problema de ocupación de la vía pública es a consecuencia de los pocos estacionamientos dentro del primer anillo y estos no cubren la demanda de los ciudadanos que acuden al centro de la ciudad, “situación que es aprovechada por los cuidadores de autos”, asegura.

El abuso en el uso del espacio público también es recurrente en la zona norte, en la av. Cristo Redentor y esquina Las Maras, donde una tienda ha colocado soportes de metal y base de cemento, pintados con los colores negro y amarillo.

Entre el primer y segundo anillo los cuidadores de auto desde hace varios años tienen tomadas las calles Monseñor José Santistevan y René Moreno.

El costo del parqueo es de Bs 10 y, adicionalmente, ofrecen el servicio de lavado que duplica o triplica el precio. “Esta zona está loteada desde hace tiempo y uno no puede parquear porque algunos cuidantes exigen que hagas lavar tu vehículo para darte el espacio”, protesta Eduardo Cortez.

Reactivan los controles

Consultada sobre el problema, la directora municipal de Tráfico y Viabilidad, Celina Cáceres, admitió que en los últimos meses no han podido realizar operativos para el decomiso de estos objetos porque no se contaba con la logística adecuada. “Solo había una camioneta para toda la dirección, pero recientemente nos han entregado más vehículos, así que los controles se realizarán con más fuerza”, señaló Cáceres.

El director de la Unidad Operativa de Tránsito, Roberto Pórcel, resalta que el Gobierno Municipal tiene la tarea de controlar el colocado de conos u otros objetos en la calle.

“Nosotros controlamos el flujo vehicular y también actuamos ante denuncia directa del propietario del inmueble, si es que le han colocado conos”, acota la autoridad policial.

El presidente de la Asociación de Propietarios de Predios el Centro de la Ciudad, Guido Landívar, sostiene que además de la falta de control de las autoridades, no hay adecuada señalización de los espacios en el centro.

“La línea amarrilla, que significa que no se puede parquear, ha sido pintada mal dentro del primer anillo. Como asociación de propietarios de inmuebles hemos realizado un levantamiento de todos los lugares donde se puede estacionar y encontramos más de 6.000 espacios”, señaló Landívar.

Agrega que varios negocios colocan conos por necesidad, debido a que la ciudad está mal planificada. “El uso de suelo en algunas zonas tiene que ser modificado y tenemos como ejemplo la calle Ballivián, donde se ha establecido una ruta para el transporte público, justo en un lugar donde la gente se gana el día a día vendiendo cotillones”, dice.