Para los que ejercen la profesión, el camino está lleno de retos y expectativas que plantea la comunidad respecto a su labor como formadores de ciudadanos. La entrega por los alumnos se refleja en los maestros de la escuela Buen Retiro

5 de junio de 2023, 4:00 AM
5 de junio de 2023, 4:00 AM


Las nuevas tecnologías ponen nuevos restos al maestro para enseñar en las aulas y muchos lo asumen con mucha entrega y compromiso en medio de dificultades y carencias.
En Bolivia están registrados 170.000 maestros y la profesión está llena de desafíos que plantea la comunidad y los tiempos modernos como formadores de ciudadanos. 

EL DEBER llegó hasta la Unidad Buen Retiro, de Porongo, una escuelita rural donde el compromiso lleva a que los maestros recorran largas distancias para estar en las aulas, lleven sus propios equipos para enseñar a sus estudiantes y hagan de docentes multigrados. Lo que ocurre en esta escuela refleja la entrega de los maestros que dan todo para que sus alumnos reciban la mejor educación, pese a las limitaciones.


maestrosEl profesor Johms Michael Limpias lleva su portátil para para dictar clases a sus estudiantes


En este centro son 75 estudiantes y cuatro maestros. Johms Michael Limpias Suárez (32) es uno de ellos. Egresó el año pasado y ahora está en su primer año de enseñanza como maestro multigrado, en quinto y sexto de secundaria. “Quise empezar mi carrera como maestro en la escuelita rural que me necesitara”, señala. 

Siente que enfrenta un gran desafío, porque sus estudiantes están a punto de pasar a la secundaria y muchos se trasladarán hasta la ciudad a seguir sus estudios, por lo que él se ha empeñado en orientarlos en las herramientas tecnológicas con las que se pueden encontrar. “Tengo que prepararlos en el manejo de tecnologías y de computadoras, pero la unidad educativa no cuenta con equipos, por eso cargo mi computadora y un pequeño proyector con los que les puedo enseñar. El mundo apunta a nuevos avances tecnológicos y hay que ir preparando a los niños desde la escuela”, dice.

Se las tiene que ingeniar para enseñar algunos programas básicos como Microsoft Word y Excel. Para ello proyecta los íconos en el retroproyector, los pasos para pegar un documento, cómo crear carpetas y muestra imágenes para que ellos se familiaricen.

El profesor Johms dice que tiene muy buena respuesta de sus estudiantes, porque les gusta la novedad. “Eso hace que asimilen rápido”, remarcó.
Ante la necesidad tuvo que forrar cuatro cartulinas con hule y pegarlas en la pared para improvisar una pizarra, ya no tienen un pizarrón acrílico. Los niños estarían felices si las autoridades les dotan de uno.


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Improvisó una pizarra, forrando cuatro cartulinas

En lo que refiere a robótica también está impartiendo lo básico, porque señala que en el área rural es muy difícil acceder a materiales.

Cada día la jornada de este profesor arranca a las 4:00 cuando se levanta para ir a la escuela, porque debe madrugar para emprender su camino desde la zona de Normandía, del barrio El Recreo. A las 4:30 toma un micro que lo lleva hasta el Abasto, desde donde toma el vueltero del tercer anillo hasta el mercado 4 de Noviembre, donde sube al trufi que pasa el río por el puente Mario Foianini y toma la ruta hacia Porongo hasta llegar a la escuelita. Su vocación es enseñar, por eso decidió estudiar para profesor y esta será su primera celebración del Día del Maestro, este 6 de junio.


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La maestra Yamila Zabala lleva dos décadas dedicada a la enseñanza

Yamila Zabala (54) lleva dos décadas en la enseñanza, de los cuales 16 años permanece en esta unidad educativa. Ella llegó a esta escuelita a hacer año de provincia y se encontró con solo siete alumnos, porque era la única maestra. Terminó el año con 18 alumnos.

También trajina todos los días. Vive en la zona de Alto San Pedro de la capital cruceña y toma un micro hasta la parada del trufi que la lleva hasta la escuelita. Los tres primeros años fueron más complicado, porque los trufis no llegaban hasta Buen Retiro, por lo que para acortar distancias cruzaban a pie el Piraí. Se reunían con profesores de otras comunidades para llegar, incluso, coordinaban con padres de familia que salían a la capital cruceña a hacer compras y los recogían al paso.

Es profesora de tercero y cuarto de primaria, por lo que tiene que preparar material para ambos cursos. “Este año nos llegó un maestro y eso nos alivianó, porque antes teníamos de a tres cursos”.
Durante la pandemia pasaron clases virtuales por WhatsApp, porque los papás disponían de un solo celular para la familia y la señal tampoco llega con claridad.

Enseñanza con amor y respeto
“¡Buenos días profesora, te saludan tus alumnos con respeto y con amor!” Así es recibida todos los días por sus alumnos la profesora Norma Herrera, que lleva 22 años en la docencia, los últimos cuatro en la escuelita Buen Retiro.


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Norma Herrera junto a sus alumnos de primero y segundo grado

Vive en la capital cruceña y sin importa la distancia llega a cumplir su labor. Se hace cargo del primer y segundo grado, con 18 alumnos: 10 en primero y 8 en segundo. Es un aula de dimensiones normales y ventanas grandes, donde alumnos se sientan separados porque la enseñanza es distinta para cada grado, aunque todos acceden a los materiales comunes, además de los armarios, donde guardan cuadernos y trabajos debidamente ordenados. 

En las paredes salta a la vista una gran escarapela y otros materiales didácticos con los que se apoya en la enseñanza. Señala que ser maestra multigrado exige un esfuerzo y compromiso doble. “Tengo que hacer una doble planificación porque la enseñanza para cada curso es diferente, hay textos de aprendizaje distintos para cada curso”, manifiesta.

En ese momento una niña se le acerca para decirle que una de sus compañeras tiene dolor de barriga. “Ya le di remedio”, responde. Y continúa afirmando que el rol de los maestros va más allá de impartir conocimientos, muchas veces también atienden necesidades y hasta resuelven emergencias médicas.
Con respecto a la enseñanza de robótica que exige la nueva currícula, indica que con creatividad y el apoyo de los padres de familia se hacen trabajos manuales con materiales reciclables, donde se aplican estos conocimientos.

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Francis Tellería es maestra de primera y segunda sección, pero además es la directora encargada de la escuela

Francis Tellería Justiniano es maestra multigrado de la primera y segunda sección del nivel inicial, y también ejerce como directora encargada. Además de planificar los temas y el avance, se encarga de hacer toda la documentación y del aspecto administrativo de la escuela sin recibir un salario adicional. Tiene a su cargo 15 niños, de tres, cuatro y cinco años.

Graduada en la normal de Trinidad, retornó a Santa Cruz para estar junto a la familia y enseñar a los niños del área rural. “En tiempos de pandemia veníamos a la escuela a dejar las actividades y materiales para que los niños resuelvan en la casa”, cuenta. Ahora también trabajan para enseñar robótica y ajedrez, siempre de la mano de los padres de familia.