Los militares, que ahora están detenidos en Chile, reportaron a las 18.40 del 7 de septiembre que una caravana de 'chutos' y dos camiones con mercadería estaban en Villa Vitalina. Ahí empezó la persecución de cinco horas que terminó en Chile.

15 de septiembre de 2021, 7:00 AM
15 de septiembre de 2021, 7:00 AM

El primer reporte fue a las 18.40 del 7 de septiembre. Una caravana de al menos diez vehículos ingresó a Bolivia por pasos ilegales. Entraron unos 29 kilómetros a suelo boliviano, hasta la comunidad Villa Vitalina, en el municipio de Sabaya. Eran automóviles 'chutos' y había dos camiones pequeños con mercadería ilícita. Los ahora tres militares detenidos en Chile pidieron apoyo e iniciaron su persecución a la columna.

EL DEBER accedió a un documento boliviano en el que se detalla cómo fue el trabajo de los militares y la labor de inteligencia que se realizó días antes de su detención. La tarde de ese 7 de septiembre las supuestas víctimas de los uniformados planificaban en la localidad de Pisiga Choque, en el lado chileno, cómo ingresar su mercadería a Bolivia. Tenían los vehículos chutos que habían llegado en un “camión cigüeña” desde algún punto de Chile hasta ese poblado. Además, dos camiones pequeños tenían su carga lista. Era mercadería de contrabando.

Martín Benavides es una de las tres personas que denunciaron a los militares bolivianos por robo. El delito de portación de armas lo añadió la Fiscalía de Chile. Benavides, en su declaración, a la que accedió este medio, relató cómo adquirió el vehículo y que luego supuestamente quedó plantado. Dijo que el 2 de septiembre se contactó con Sonia Choque, a quien describe como la persona que vende vehículos ilegales y los entrega en la frontera, en el lado chileno.

“Ella (Sonia Choque) es quien nos tramita la compra de vehículos. Ella me compró un vehículo Toyota Sunset, modelo 2005 color plateado. Me lo envió a través de una cigüeña (camión) a la comuna de Colchane, específicamente al poblado de Pisiga Choque”, relató Benavides en su declaración ante la Fiscalía chilena.

“El día de hoy (7 de septiembre) me trasladé desde Pisiga Bolívar (en el lado boliviano) caminando por el bofedal y cuando llegué una persona, que no conozco, me entregó el vehículo, puesto que el camión cigüeña dejó el vehículo a mi nombre y yo solo lo podía retirar”, continuó Benavides.

Luego, evita decir si ingresó a Bolivia o dejó el vehículo en el lado chileno. Benavides es de nacionalidad boliviana y vive en Pisiga Bolívar. Ese día había ingresado ilegalmente a Chile caminando y encontró su vehículo en un garaje. También admitió que su motorizado no tenía placas de registro.

Reunidos en Pisiga Choque

Según el informe boliviano, se reunieron los vehículos en Pisiga Choque, que habían llegado en un “camión cigüeña” y también los dos pequeños camiones -un Toyota Dyna y un Nissan Atlas- con cargamento. El documento explica que se pudo haber tratado de televisores y otros artefactos electrónicos que generalmente ingresan de contrabando a Bolivia.

“Se pudo evidenciar un grupo de vehículos que estaban en el lado boliviano en la zona de Villa Vitalina y asimismo se observó la presencia de vehículos con carga y personas. Al observar que la cantidad de vehículos ilegales y camiones con contrabando, que eran unos diez, sobrepasaba la capacidad operativa de los efectivos se pidió apoyó del grupo de Villa Vitalina”, dice el informe.

La columna de contrabandistas había cruzado la frontera a las 18.40. Ese fue el primer reporte. Lo hicieron por un paso ilegal lejano al de Pisiga-Colchane, que es el punto fronterizo legal. Pasaron 29 kilómetros hacia el lado boliviano y fueron identificados en Villa Vitalina. Ahí empieza la persecución. “Al ser advertidos huyen hacia el lado chileno y se pierden en diferentes puntos”, continúa el documento boliviano.

A las 19.44 fue el último contacto de los tres efectivos, todavía en el lado nacional. “Ya están a unos 100 metros del lado chileno. Están enfangados y con llantas pinchadas, es un (Nissan) Atlas con mercadería y un (Toyota) Dyna también mercadería”, decía el teniente Jaime Herbas a su superior con grado de coronel.

“Ambos vehículos tenían mercadería en su interior, la cual había sido sacada y se encontraba a un costado, diseminada por el salar”, admitió el fiscal chileno, Hardy Torres, quien en la audiencia esquivó decir que ese cargamento era de contrabando.

Antes, Herbas había mandado en varias ocasiones su ubicación al coronel y le daba información del operativo. “Estamos entrando a la ratonera”. “Mi ubicación mi coronel”. “Estamos siguiéndolos”. “Tienen sus luces apagadas”. Fueron algunos de los mensajes que mandó Herbas a un coronel.

Hoy, Herbas, el subteniente Níger Ponce y el sargento segundo José Bautista Carvajal están detenidos en el penal de Alto Hospicio, cerca de Iquique. El pasado sábado fue su audiencia de formalización y la jueza de Pozo Almonte, Daniela Gutiérrez, decidió que los uniformados sigan en detención preventiva por 90 días más.

Detenidos en Chile

La madrugada del 8 de septiembre fueron detenidos los tres militares por carabineros chilenos. El ministro del Interior de Chile, Rodrigo Delgado, denunció que los uniformados pasaron 15 kilómetros hacia suelo chileno, lo que calificó la autoridad como algo “grave”. En la audiencia se verificó que ese dato fue falso. Los efectivos ingresaron un kilómetro y medio. También se denunció que los militares utilizaron sus armas contra los carabineros.

Luego de las 19.44 los militares, al ver a los camiones empantanados, fueron tras los vehículos. El dueño del Nissan Atlas es Daniel Perales y en su declaración admite que llegó a Pisiga Choque a las 17.00. No dice el motivo. Además, relató que tiempo atrás había llegado al salar de Coipasa en un vehículo (no cita la marca). Ahí demostró que tiene dos motorizados y en las fotos, al menos el camión, no tiene placas.

En Chile se denomina patentes a las placas de los vehículos. Es obligatorio portarlas para transitar. En las denuncias de las supuestas víctimas no registran ningún número de patente. Sí lo hace el del camión Toyota Dyna.

Al respecto, el alcalde de Colchane, Javier García, admitió que es obligatorio que los vehículos circulen con patentes en suelo chileno. De los autos supuestamente robados dijo que desconoce si tenían placas y no conocía de dónde llegaron a su comuna.

Jhonny Gonzales Sánchez es el ciudadano boliviano que denunció por robo a los tres militares de su misma nacionalidad. Él dijo que los efectivos le robaron su movilidad y también admitió, en su declaración, que llegó al salar de Coipasa a las 17.00 del 7 de septiembre y  luego se trasladó a Pisiga Choque. Gonzales acotó que guardó su motorizado en un garaje de Pisiga Choque, pero  luego lo sacó. No dice que a las 18.40 partió junto a la caravana.

Según la Fiscalía de Chile, recién a las 23.50 (22.50 hora boliviana) del 7 de septiembre carabineros que realizaban labores en el poblado de Pisiga Carpa fueron alertados por un denunciante de que un grupo de personas “que vestían uniformes militares de Bolivia y con armas de fuego” le habían robado su camioneta.

El fiscal Torres informó que fue a esa hora que los carabineros empezaron a recibir cuatro llamadas denunciando la presencia de militares bolivianos en cercanías de Pisiga Choque. Esas cuatro llamadas, según el informe boliviano, eran de las personas que habían compuesto la caravana de chutos y que regresaron a Chile. “Estas personas querían despejar el terreno para luego intentar nuevamente ingresar a Bolivia”, dice el documento nacional.

A las 00.15 fueron detenidos los tres militares. Entre las 19.44 y las 00.15 habían perseguido a los otros vehículos de la caravana y pasaron a territorio chileno para “decomisar” una de ellas. Una vagoneta Toyota roja, con la que los carabineros los interceptaron. Otros militares que les apoyaron llevaban otro motorizado. El informe boliviano habla poco del uniformado que resultó herido por una bala de goma en el operativo.