La máxima autoridad del país cumplió ayer seis meses de gestión. En una entrevista realizada por Bolivia TV, habló sobre su plan de reactivación económica y de salud, además se refirió a sus adversarios políticos

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9 de mayo de 2021, 11:34 AM
9 de mayo de 2021, 11:34 AM

Ayer se cumplieron seis meses desde que Luis Arce Catacora fue posesionado como presidente del Estado. El mandatario fue entrevistado por periodistas de los medios de comunicación estatales en el que tocó diferentes temas relacionados a la economía, la salud, entre otros, pero, sobre todo, en el que se enfrascó en una continua comparación con las acciones tomadas en estos puntos con el gobierno transitorio de Jeanine Áñez.

_El día que asumió como presidente nos dijo que no es el odio que nos impulsa nuestros hechos, sino una pasión por la justicia. ¿Cómo se está llevando a cabo el proceso de reconciliación del pueblo boliviano tomando en cuenta las masacres en Senkata, Sacaba y en Huayllani?
La verdadera paz va a venir con justicia. No se puede pensar siquiera, como lo hacía el gobierno ‘de facto’, que se puede pacificar sin justicia. Hay 36 muertos, heridos, gente torturada y si no se resarce todo ese daño, es difícil pensar en eso. Para el discurso ellos lo hicieron, pero la pacificación no va por ese lado, va por hacer generar justicia.

Pese a la crisis de 2020 aún hay intentos de desestabilizar este Gobierno. ¿Cómo se pretende contrarrestar estos ataques de algunos resabios que continúan en el país?
El pueblo boliviano lo que quiera ahora es tranquilidad. En octubre el pueblo decidió. Tenían las opciones, porque los golpistas candidatearon y la gente, a nivel nacional, decidió.

Lo que nosotros vamos a hacer para responder a esos intentos de desestabilización es mostrar gestión y resultados. Tenemos un plan que lo estamos ejecutando. Todo lo que habíamos prometido en campaña lo hemos ejecutado.

Por otra parte, al empezar no habían test para el coronavirus, ahora ya los hay, comenzamos a distribuir a toda la población gratuitamente. Tenemos vacunas, hemos mejorado los elementos de bioseguridad, relanzamos el proceso educativo en el país, cuando el 2020 por su incapacidad tuvieron que clausurar el año escolar.

Varios actores políticos que participaron en el gobierno ‘de facto’ y que tienen denuncias, hoy acusan al Gobierno de la vulneración de sus derechos y persecución política.
Durante su Gobierno, fueron ellos los que violaron los derechos humanos, los debidos procesos, los que abusaron del poder. Ese hecho contrasta con ahora una posición de victimización, cuando es nuestro Gobierno el que ha respetado el debido proceso y los derechos humanos.

_¿Cómo se reactivará la industrialización del litio?
Muchas obras estuvieron paradas. Al haber estado al margen del negocio de la producción del carbonato de litio y del cloruro de potasio durante 11 meses ha sido fatal, porque nuestra YLB se frenó.

Cuando retomamos el proyecto, me reuní con la gente de YLB, me informaron de la situación en la que estaba e hicimos una proyección, en 2026 o 2027 recién estaríamos disfrutando de una producción importante de litio y de baterías de litio.

Tenemos estos cinco años para reconstruir la economía y para sentar los cimientos de un crecimiento sostenido y ello tiene que ver con el litio.

Debemos recuperar todo el tiempo perdido, porque el 2019, producto de las movilizaciones, se paró el proyecto. Pero ahora, con la tecnología, la extracción directa del litio acortará el tiempo, estamos hablando de 2024.

La economía boliviana necesita tener una diversificación. Estamos hablando de industrialización del gas, del hierro del Mutún, de la exportación de energía eléctrica, de la producción de alimentos, varias cosas.

_¿Qué medidas se han venido tomando para la reactivación económica?
Hay que recordar que estábamos afrontando una crisis económica por dos frentes.

La primera, que no quieren aceptar los economistas neoliberales, es el regreso del neoliberalismo desde noviembre de 2019 en el país y se manifestó, porque se cortó la inversión pública, se le dio mayor protagonismo a la empresa privada, posteriormente a ello, viene la pandemia.

Ya estábamos mal, ya la economía venía en caída por la aplicación del modelo neoliberal que afectó cinco meses de aplicación pura, porque en marzo de 2020 recién ingresa el Covid-19 al país.

Hubo una desaceleración tan grande, que solo en el primer trimestre, si no me falla la memoria, hubo una caída de 6% del Producto Interno Bruto (PIB).

Luego vino la pandemia y eso, de la manera en que es encarada, termina de hundir todo lo poco que quedaba parado luego del retorno del neoliberalismo y hemos tenido casi el 12% del PIB como nunca, ni siquiera en la época de la UDP no tuvimos este indicador tan grande de caída.

Lo que nos costó levantar fue la demanda interna, el consumo y la inversión de los bolivianos.

Primero, el bono contra el hambre fue para incrementar la demanda interna, fue como tener un paciente en coma. Uno de esos elementos fue la inyección de recursos con este bono.

Segundo, reactivamos la inversión pública, por eso diseñamos el impuesto a la inversión pública.

_¿Cuál es el impacto del bono contra el hambre?
El patrimonio de los bonos es del MAS. Fuimos los primeros en introducirlos. Nos han criticado, pero fuimos nosotros en el documento que lo sacamos en campaña cuando vimos que el Gobierno ‘de facto’ sacó su plan contra el coronavirus, que era solo de usar la fuerza coercitiva de encerrarnos todos en nuestras casa. Creo que no era el mejor camino. Se habían descuidado de algo que nosotros le hicimos notar en campaña: qué es de la gente que vive al día y que en cuarentena no podía salir a trabajar.

Luego de nuestra propuesta, el Gobierno ‘de facto’ lanzó sus bonos, inclusive usaron nuestras plataformas para pagarlos.

_¿Cómo ve la perspectiva de la economía considerando que nuestros principales compradores de gas, Brasil y Argentina, están atravesando una recesión?
No es nuevo que la demanda de gas baje en el país, sin embargo, en este periodo hay una característica fundamental. En Argentina van a seguir demandando nuestro gas. En Brasil, han cambiado su política, pero requiere una respuesta de parte nuestra para buscar soluciones. Ahí se está trabajando en hacer nuevas plantas de úrea.

La úrea tiene un buen mercado y es otra manera de vender del gas. Brasil sí necesita nuestra úrea, al igual que Perú y Argentina. Tenemos que apurarnos en el proceso de industrialización del gas.

Hemos empezado en la diversificación de nuestros recursos naturales.

Todo apunta a que ya estamos saliendo del fondo del problema. El crecimiento irá lentamente, pero en la dirección correcta.

La producción de nuestra planta de diésel sustentable. Bolivia tiene que producir ya no en base a hidrocarburos, hay otras materias primas, como la agropecuaria.

También vamos a entrar en el reciclaje, como lo de nuestros aceites. Ahí vamos a ahorrarnos alrededor de $us 800 millones al año con una planta que costará unos $us 250 millones.

_Hace algunas semanas se lanzó la campaña mundial de liberación de las patentes de vacunas.
Como país hemos hecho el esfuerzo de comprar las vacunas y muchos países que no tienen recursos se han abocado a conseguirlas a través del mecanismo Covax, pero solamente les garantiza las vacunas gratuitas para el 20% de su población, pero uno no sabe cuándo les va a llegar.

Cuando entramos a la compra ahí vimos el mercado. El capitalismo salvaje demostró claramente lo que es. Inclusive al presidente ruso, Vladimir Putin le propusimos elaborar la vacuna Sputnik-V aquí.

_Haciendo comparación con el Gobierno anterior ¿cómo es que vienen enfrentando la adversidad de los que no supieron administrar la pandemia?
El Colegio Médico era parte del Gobierno, por eso nunca le hicieron movilizaciones ni nada. Planteamos una estrategia diferente. El Gobierno ‘de facto’ no hacía pruebas. No había medicamentos y ahí se quedaba. No se actuaba en el primer segmento y nosotros lo hicimos. Convoqué a los gobernadores y alcaldes. Les dije que entendía que no tenían dinero suficiente para la compra de pruebas, equipos de seguridad y vacunas. Les expliqué nuestra estrategia, que era hacer la mayor cantidad de pruebas. Las trajimos y se distribuyó gratuitamente.

El objetivo nuestro era reducir la letalidad y lo logramos. Esta tarea tenía que hacerla el municipio y la Gobernación, nosotros eran las vacunas.