12 de agosto de 2024, 4:02 AM
12 de agosto de 2024, 4:02 AM

El régimen de Nicolás Maduro en Venezuela se encuentra cada vez más aislado, debido a crecientes presiones tanto internas como externas, que no han cesado desde las polémicas elecciones del pasado 28 de julio.

La oposición, liderada por María Corina Machado, ha intensificado su presencia en las calles, convocando para el próximo sábado una gran “protesta por la verdad” en respaldo a su afirmación de haber ganado con cerca del 70% de los votos, sustentada por actas que logró obtener tras la votación. Esta movilización sigue ganando adeptos, alimentada por el descontento popular hacia un gobierno que ya no parece tener la capacidad de silenciar a sus críticos.

Mientras tanto, en el ámbito internacional, Estados Unidos y la Unión Europea han decidido dar la espalda a Maduro, desconociendo los resultados electorales oficiales y exigiendo la presentación de las actas del escrutinio. Algunos gobiernos han sugerido incluso ofrecer a Maduro un salvoconducto para abandonar el país, con el presidente de Panamá encabezando esta oferta al proponerle asilo temporal. Los países vecinos, que han recibido a millones de venezolanos que han huido del colapso económico y social, también están perdiendo la paciencia y ya no están dispuestos a soportar la carga migratoria si el régimen persiste.

El aparato represivo del chavismo ha intentado contener las manifestaciones, como lo ha hecho repetidamente a lo largo de más de dos décadas en el poder. En las últimas dos semanas, más de 2.200 personas han sido arrestadas por participar en protestas poselectorales, siendo tildados de “terroristas” por Maduro, quien acusa al excandidato Edmundo González y a Machado de instigar estas manifestaciones.

Pese a esto, no han podido, o no se han atrevido, a detener a la propia María Corina Machado, quien continúa convocando multitudes con sus encendidos discursos, como “tenemos las actas en las manos, no nos dejaremos robar” y “el mundo entero lo llama (a Maduro) por su nombre: dictador”. En medio de una profunda crisis económica y política, Machado ha logrado canalizar la frustración popular en un movimiento que demanda dignidad, soberanía y libertad.

Lo que distingue estas protestas de las anteriores es la visible debilidad en la que se encuentran ahora los dos pilares del régimen: Maduro y el militar Diosdado Cabello. La presencia militar en las calles es menor, o tal vez están más enfocados en proteger el Palacio de Miraflores, sede del poder ejecutivo. Los líderes opositores han hecho llamados directos a militares y policías para que “se pongan del lado del pueblo”, lo que les ha valido una investigación por parte del Ministerio Público bajo acusación de instigación a la insurrección.

En el plano internacional, Maduro está cada vez más acorralado, dependiendo únicamente del respaldo de sus aliados incondicionales: Bolivia, Cuba y Nicaragua, naciones que, sin embargo, tienen un peso limitado en la escena global. En un intento por encontrar apoyo, ha buscado abrir canales de comunicación con Brasil, México y Colombia, países que, pese a su pasado favorable al chavismo, consideran fundamental que el Consejo Nacional Electoral presente los resultados desglosados por mesa de votación y permita una verificación imparcial.

La postura de los presidentes Lula, López Obrador y Petro será crucial para el futuro de Maduro. Si bien es posible que el dictador se aferre al poder y evite una transición democrática el próximo 10 de enero de 2025, está claro que Venezuela ha alcanzado un punto de inflexión. Todo indica que los días de Maduro en el poder están contados.

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