Recomiendan no alimentarse dos horas antes de dormir. El efecto de los horarios en diabéticos se relaciona con la melatonina

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17 de febrero de 2022, 4:00 AM
17 de febrero de 2022, 4:00 AM

Medscape

Cenar cerca de la hora de acostarse, cuando los niveles endógenos de melatonina están elevados, conlleva una disminución de la secreción de insulina y de la tolerancia a la glucosa, lo que aumenta el riesgo de diabetes de tipo 2.

Las personas portadoras del alelo G del gen del receptor-1b de la melatonina (MTNR1B) presentan una mayor alteración de la tolerancia a la glucosa tras cenar tarde.

“En personas que normalmente suelen comer a una hora tardía, simulamos el horario de la cena temprana y la tardía administrando una bebida de glucosa y comparamos los efectos sobre el control de la glucemia en el transcurso de dos horas”, dijo la autora sénior, Richa Saxena, Ph. D., investigadora en Boston, Estados Unidos.
“Descubrimos que comer tarde alteraba el control de la glucemia en todo el grupo”, añadió la autora principal, Marta Garaulet, Ph. D.
“Esta alteración del control de la glucosa se observó predominantemente en portadores de variantes genéticas de riesgo, que representaban aproximadamente la mitad de la cohorte”, señaló Garaulet, catedrática de fisiología y nutrición de la Universidad de Murcia, en España.

Los resultados del estudio “pueden ser importantes en el esfuerzo de prevención de la diabetes de tipo 2”, según el coautor sénior, Frank A. J. L. Scheer, Ph. D.

“Nuestros hallazgos son aplicables para casi un tercio de la población del mundo industrializado que consume alimentos cerca de la hora de acostarse, así como a otras poblaciones que comen por la noche, incluidos los trabajadores por turnos, o los que experimentan desfase horario o trastornos de alimentación nocturna, así como los que utilizan habitualmente suplementos de melatonina cerca de la ingesta de alimentos”, dijo Scheer, director del Programa de Cronobiología Médica del Brigham and Women’s Hospital, en Boston, Estados Unidos.
Los resultados indican que la gente no debería comer en las dos horas previas a acostarse, dicen los investigadores.

“Cabe destacar que nuestro estudio no incluye a pacientes con diabetes, por lo que se necesitan estudios adicionales para examinar el efecto del horario de las comidas y su relación con la melatonina y la variación de los receptores en pacientes con diabetes”, agregó Scheer.

Los hallazgos, procedentes del estudio cruzado aleatorizado ONTIME-MT, fueron publicados recientemente en Diabetes Care.
La melatonina desempeña un papel clave en el metabolismo de la glucosa
Los investigadores explican que la melatonina, una hormona que se libera principalmente por la noche y que ayuda a controlar el ciclo de sueño-vigilia, suele elevarse unas dos horas antes de acostarse.
El descubrimiento del MTNR1B como gen asociado a la diabetes de tipo 2 “indica que, más allá del sueño y de la regulación circadiana, la melatonina desempeña un papel clave en el metabolismo de la glucosa”, señalaron.

Sin embargo, es debatible si la melatonina mejora o perjudica el control de la glucosa, y no está claro el efecto de los genotipos del MTNR1B sobre el control de la glucosa.
“Decidimos comprobar si la ingesta tardía de alimentos que suele ocurrir con niveles elevados de melatonina da lugar a una alteración del control de la glucemia”, explicó Saxena.

Para averiguarlo, los investigadores reclutaron a 845 adultos en España que tenían entre 18 y 70 años y que no padecían diabetes.
La media de edad de los participantes era de 38 años y 71% eran mujeres. Su índice de masa corporal (IMC) medio era de 25,7 kg/m2 y 18% tenían obesidad.

En promedio, solían cenar a las 21:38 y se acostaban a las 00:32.
Los análisis de ADN de las muestras de sangre de los participantes determinaron que 50% tenían el genotipo CC del gen MTNR1B, 40% tenían el genotipo CG y 10% tenían el genotipo GG.
Cada participante se sometió a dos pruebas de tolerancia a la glucosa por vía oral.
Ayunaron durante ocho horas y luego se sometieron a una prueba de tolerancia oral a la glucosa en dos horarios, con 75 g de este carbohidrato, ya fuera una hora antes de acostarse (para simular una cena tardía) o 4 horas antes de acostarse (para simular una cena temprana).
Luego, en una noche diferente, repitieron la prueba con el otro horario de cena.

Los valores medios de melatonina en suero fueron 3,5 veces mayores después de la cena tardía que después de la temprana, lo que dio lugar a un área bajo la curva (AUC) de la insulina 6,7% menor y a un área bajo la curva de la glucosa 8,3% mayor.
Las diferencias de genotipo en la tolerancia a la glucosa se atribuyeron a reducciones en la función de las células beta.

“Nuestros resultados confirman que comer tarde perjudica de forma aguda la tolerancia a la glucosa a través de un defecto en la secreción de insulina”, reiteraron los investigadores.