30 de diciembre de 2021, 4:00 AM
30 de diciembre de 2021, 4:00 AM

Hay tradiciones que no se abandonan ni siquiera en tiempos de pandemia en que pareciera que muchas cosas, excepto la salud, pasan a ser irrelevantes. Una de esas tradiciones es la elección anual que hace la Redacción de EL DEBER para seleccionar el personaje del año.

Este año EL DEBER eligió al indígena Marcial Fabricano como el gran personaje de 2021 por su larga lucha en defensa de los pueblos y en particular por su liderazgo valiente en la XI Marcha Indígena que recorrió los 554 kilómetros entre Trinidad y Santa Cruz de la Sierra, para exigir al Gobierno que se respeten sus territorios y se ponga fin a los avasallamientos que los desplazan del lugar donde nacieron.

Fabricano, a sus 68 años de edad, permaneció en la primera línea de esta movilización pacífica, igual que lo hizo en la primera marcha indígena de 1990.

Un hombre que viene marchando durante 31 años es un luchador social incansable al que ni la edad ni la indiferencia de un Gobierno, que se dice defensor de los pueblos indígenas, puede doblegar.

Ese es Marcial Fabricano, un hombre que recibió la noticia de su elección el martes por la mañana, mientras se encontraba cortando leña en Trinidad y que fue invitado a llegar a Santa Cruz para recibir ayer, de manos del director general de esta casa periodística, Pedro Rivero Jordán, el Patujú de Bronce, una estatuilla original de EL DEBER.

Un hombre sencillo, que llegó a la Redacción acompañado por un grupo de indígenas del oriente boliviano, recibió la distinción y dijo que se trataba de un reconocimiento no a su persona, sino al pueblo boliviano que busca justicia y libertad. “Los bolivianos no merecemos seguir como estamos; algo tenemos que hacer”, decía Fabricano con el Patujú entre las manos.

La XI Marcha Indígena, que partió el 25 de agosto de Trinidad, recorrió la ruta durante 37 días y permaneció en Santa Cruz 99 días esperando ser recibida por alguna comisión del Gobierno, lo que no ocurrió. En todo ese tiempo, los más de 200 marchistas vivieron de la solidaridad cruceña para cubrir su estadía, alimentación, atención médica y otras necesidades.

Muchos de ellos enfermaron de Covid-19 y finalmente, el 5 de diciembre retornaron a Trinidad sin reunirse con el Gobierno, como habían planteado, y por el contrario recibieron todo tipo de descalificaciones por parte de autoridades nacionales.

Sin embargo, no se fueron con las manos vacías: ellos demostraron que la esperanza no está muerta, que es posible luchar por las buenas causas de la tierra y los pueblos indígenas del oriente, que podrán tener el censurable desprecio de un partido que se proclama defensor de los indígenas y los más pobres, el MAS, pero que en los hechos ha demostrado que hace política igual o peor que los partidos tradicionales a los que combatían en su origen.

Fabricano fue una de las figuras centrales de esa movilización. En realidad, su vida misma es una marcha, esta vez fue entre Trinidad y Santa Cruz, antes entre Trinidad y La Paz, y las más de las veces entre la realidad que golpea a su pueblo y los sueños que persigue incansablemente pese a la indiferencia de los poderosos.

En su rostro se observa el peso de los años, pero es un hombre que no se cansa, que simboliza con sus acciones la búsqueda incesante de aquellos ideales que harían del mundo un mejor lugar donde vivir, que harían del nuestro un país más justo, tolerante de las diferencias, respetuoso del otro y más democrático. Ese es Fabricano, personaje del año 2021 del Grupo EL DEBER.

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