Las investigaciones recomiendan cierto tiempo mínimo de masticación antes de tragar los alimentos

3 de febrero de 2022, 10:08 AM
3 de febrero de 2022, 10:08 AM

Un estudio de la Universidad de Birmingham reveló que el secreto para combatir los kilos de más está en masticar cada bocado de comida durante 30 segundos antes de tragar. Este hábito aparentemente tiene un poderoso efecto en el apetito el resto del día, evitando el deseo de comer a cada rato.

Según la investigación, los participantes que masticaron la comida durante 30 segundos comieron la mitad de picadas por la tarde, en comparación con aquellos que tragaron como lo hacen normalmente.

Ya los estudios anteriores demostraron que masticar durante más tiempo frenaba el consumo de calorías, pero la investigación de Birmingham, publicada en la revista Appetite, probó que también puede tener un impacto significativo en el hábito de comer todo el tiempo.

Pero el masticado correcto no solo está relacionado con factores aparentemente estéticos, como la delgadez, sino que además, al prevenir la obesidad, también evita patologías que van de la mano con los kilos extras, como la hipertensión, diabetes, complicaciones cardiacas y muchas otras.
Según eldiario.es, tampoco se trata de una cifra mágica
de masticaciones.

“Cada alimento requiere una masticación distinta para descomponerse. Sí es importante tener en cuenta que hay un punto intermedio entre tragarse un trozo de carne de golpe, sin apenas masticar, y hacerlo hasta casi 50 veces. El simple acto de masticar de forma consciente e intencionada puede tener un impacto muy positivo en la salud”, dice el artículo.

Masticar mal no solo contribuye a ganar peso, además puede ocasionar sensación de vientre hinchado, estreñimiento, gases, colon irritable, hipo y otros problemas digestivos.

Los expertos creen que a las personas les falta entender que el proceso digestivo empieza en la boca, y acá la saliva cumple un rol importantísimo. Ejecuta varias funciones, como favorecer la digestión y activar la primera barrera defensiva contra las infecciones bacterianas que llegan con los alimentos.

La saliva contiene amilasa, un enzima que da inicio a la digestión de los carbohidratos y que ayuda a descomponer químicamente los alimentos. Si los alimentos no permanecen en la boca el tiempo suficiente, la amilasa no puede actuar correctamente, y si los alimentos llegan al estómago antes de tiempo, este tiene que trabajar más.

Entre los beneficios de masticar con calma, además de adelgazar, según una investigación de la Universidad de Iowa, está la disminución de la cantidad de alimento que se ingiere, aumenta la absorción de los nutrientes. A esto hay que añadir que digerir lento contribuye a estimular el sentido del gusto, a saborear y a convertir el momento de la comida en un ritual del que se tiene plena consciencia, más allá de tratarlo como un acto meramente fisiológico.

El rol de los líquidos

Existen distintas miradas en cuando a mezclar los alimentos sólidos con líquidos como agua, gaseosas o zumos. Unos creen que es saludable, otros opinan distinto.

Según Michael Picco, gastroenterólogo de la Clínica Mayo, no se ha demostrado que el agua diluya los jugos gástricos ni que interfiera en la digestión. “De hecho, tomar agua durante o después de una comida en realidad ayuda a la digestión”, aseguró.

Dijo que el agua y otros líquidos ayudan a descomponer los alimentos para que el cuerpo pueda absorber los nutrientes; asimismo, el agua también ablanda las heces fecales, lo que ayuda a evitar el estreñimiento.

Y a quien quiera ayudar todavía más a su buena digestión, Picco recomienda comer muchas frutas, verduras y granos integrales, mantener un peso saludable constante e incluir actividad física en la rutina diaria. Finalmente, el cuerpo funciona como un todo que debe estar en armonía.

Si el agua que se toma después de la comida es helada, se produce aumento en la mucosidad, que a su vez puede repercutir en una disminución de la función inmunológica, pueden generarse situaciones como resfriado y dolor de garganta, pero también dificultad para digerir porque se solidifican las grasas ingeridas.