La reacción en redes por el video de una mujer con ropa deportiva, y el nivel de difusión, revelan más de la sociedad que del caso específico, dicen expertos

6 de febrero de 2022, 4:00 AM
6 de febrero de 2022, 4:00 AM


La Encuesta Nacional sobre Exclusión Social y Discriminación de las Mujeres en Bolivia, elaborada en 2015 por la Coordinadora de la Mujer, con el apoyo del Banco Mundial y la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), reveló que el 27,2% de las encuestadas sintió discriminación por su vestimenta y el 26,8%, por ser mujer.

En el ámbito latinoamericano, según Norma Yalila Casanova, socióloga, educadora social, investigadora en temas de género y presidenta del Colegio de Sociólogos de Santa Cruz, este porcentaje se reduce al 2%.

La viralización del video de la abogada Vanesa Medina en ropa deportiva, recogiendo a su hijo del colegio, fue oportuna para analizar en qué medida hay o no avances en lo que respecta a este tipo de discriminación.

Para Casanova, desde la Sociología se manejan dos conceptos aplicados a la teoría de género, uno que está en construcción, que son los micromachismos, “aspectos muy subliminales y que, sin embargo, los agarran las mujeres para buscar la aprobación con los hombres, en esa catalogación que hacen de las buenas mujeres y las malas mujeres, y de los comportamientos que deciden, que son adecuados en lo público”.

El otro concepto es la misoginia femenina, y de acuerdo a Casanova, junto con el de micromachismo, ambos encajan perfectamente para definir lo sucedido con Medina.

Casanova resaltó que se hace referencias a la corporalidad de la mujer, y que el problema más grande es que se exponga a la mujer fitness a un escándalo, que se le quite el mérito del sacrificio. “Hasta hubo gente que insinuó un trabajo en prostitución y un montón de adjetivos descalificativos. Además, se expuso a un niño en la puerta de su colegio”, recordó.

Como parte de esta corporalidad al desvalorizar a una mujer, también se manifestó, según Casanovas, en las alusiones al físico de la autora del video, a quien hasta llamaron ‘cochi’.
Para la socióloga, lo ocurrido es solo un ‘temblorcito’ que no pasará a mayores, pero que debería aprovecharse para la militancia como mujeres, y que en vez de que profundicen la separación y la competencia, debería enaltecer valores como la sororidad.

Cree que el suceso debe verse de forma positiva, como parte de una metropolización de Santa Cruz de la Sierra, donde se verá de todo, tanto los valores conservadores, como los de la posmodernidad.

Lamentó los titulares de algunos medios de comunicación, como los que usaron adjetivos para el atuendo de la mujer. Uno de ellos fue “provocativa”. Dice que estos medios están viendo provocación porque están acostumbrados a esa lógica. 

“Hemos naturalizado el hecho de que nos acosen y nos pongan calificativos. Decirle a alguien cómo vestir es la acción de mi pensamiento, lo que yo tengo como estigma y como prejuicio. Es un descalificativo decir que ella está provocando. Los titulares fueron machistas y los micromachismos están por ahí circulando en las redes, los memes, etc.”, dijo.

Para el sociólogo Fernando Figueroa, en la capital cruceña todavía perviven ciertos valores que contradicen a una sociedad en constante crecimiento e influenciada por un contexto global. 

Todavía es una ciudad con doble moral, se critica a una persona por su forma de vestir, hasta hacerla viral, y no se cuestiona la corrupción, no se exige justicia para cientos de mujeres de niñas y niños que sufren violencia o son víctimas de feminicidio. Y mientras se siga considerando a la mujer como objeto-belleza, vamos a seguir reproduciendo los mismos comportamientos misóginos y machistas”, criticó.

Figueroa opinó que lo bueno de lo acontecido es que muchas mujeres aplaudieron a Medina, una deportista y madre, un perfil distinto al acostumbrado de las mujeres que se dedican al hogar y dependen del marido.

Desde sus redes sociales, el escritor peruano Javier Arévalo analizó la polémica. Dijo que el cuerpo de la mujer es visto como propiedad social, sin importar “qué genitales tenga quien critica”. Para Arévalo, el machismo no existe en los “testículos o en el ovario”, sino que su colonización es mental y su práctica cotidiana es mirar el cuerpo femenino para censurar todo lo que parezca erótico.

“Esta mujer tiene un cuerpo, y quien mira crea el escenario sexual. Quien mira juzga y desde su erotofobia machista supone a esta mujer una que debe ser sometida a control. El machismo mata desde su infelicidad e impotencia”, argumentó.

Para la sicóloga Yamile Ardaya, cómo estará de mal una sociedad que se necesita lanzar barro sobre otros para sentirse mejor. Cree que es importante indagar en por qué filmar de forma despectiva a alguien, y exponer a un niño, bajo el riesgo de que sea sometido al bullying.

Ardaya cree que la viralización del video y el tsunami en redes sociales, que llegó al ámbito internacional como noticia, tiene que ver más con el afán de chisme y de creerse justicieros de la moral -o de la modernidad-, ya que mucha gente quiso tener una opinión.

La sicóloga dice que el punto es qué tan sin oficio está la gente y en qué medida quiere figurar, porque todo mundo quiere ser influencer, sobresalir de alguna manera. “Es tan idiota filmar a esa mujer y denigrarla armando esta polémica, es inconcebible exponer así a esa persona. Cuando no sos una persona interesante, no tenés qué mostrar y empezás a mostrar la vida ajena”, aludió.

La abogada Nataly Zúñiga dijo que es necesario abordar esto desde la perspectiva legal. Catalogó a Vanesa Medina como una víctima por la exposición mediática que hay de su imagen y recordó que nadie puede grabar al otro sin su consentimiento, y mucho menos hacerlo público en las redes sociales, “porque eso es incitación pública al racismo y a la discriminación”. 

Según Zúñiga, la persona que grabó el video cometió un delito que desde 2013 está sancionado por la normativa boliviana, a través de la Ley 045 Contra toda forma de racismo y discriminación. 

“Hace unos días hablábamos de ni una menos, etc., pero lamentablemente esas mujeres son las que provocan el linchamiento mediático de determinadas personas. Ser fitness es caro y requiere mucho sacrificio. Lo lamentable es que (las críticas) salga, de las mismas mujeres”, apuntó.

El abogado Víctor Hugo Aliaga sugirió someterse siempre como punto de partida a la Constitución Política del Estado (CPE) para analizar la legalidad o no de los actos que cometan las personas. Citó el artículo 8, parágrafo II, que dice que el Estado se sustenta en los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad, respeto, equidad social y de género, etc.

También tomó el artículo 14, parágrafo II, que deja claro que el Estado prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en razón de sexo, color, edad, orientación sexual, identidad de género, etc., u otras que tengan por objetivo o resultado anular o menoscabar el reconocimiento en condiciones de igualdad.

Asimismo, habló del artículo 15, parágrafo II, que indica que todas las personas, en particular las mujeres, tienen derecho a no sufrir violencia física, sexual o sicológica, tanto en la familia como en la sociedad.

"En conclusión, estamos frente a una situación de discriminación porque las personas pueden vestirse de la manera que mejor les convenga. Y desde el momento en que los grupos sociales opinan sobre ella se habla de atentado contra la salud mental de ella. Lo más grave es que los menores no pueden ser objeto de filmaciones, así que también hay un atentado contra el niño, y peor todavía si están hablando contra su madre", argumentó.

Contratada
Ni bien se levantó la polémica, una empresa de prendas deportivas contrató a Vanesa Medina como imagen de sus productos. 

Sobre esta tendencia -no es la primera vez- de decidir en lo corporativo por situaciones virales, la sicóloga Yamile Ardaya opina que en estos tiempos digitales, la exposición crea la oportunidad.

“Hay muchos casos en este país, y en la mujer está la decisión de si toma o no la oportunidad que se le presenta. En este caso, ella tomó la opción de aprovechar la exposición”, sostuvo.

No ve nada malo en esta dinámica moderna, pero siempre y cuando los contratos provengan de empresas como gimnasios, estéticas, tiendas de ropa deportiva, etc. Según ella, quizás no ayudaría a la causa femenina si aceptara propuestas de cosificación de la mujer, como las campañas donde las muestran como “puro cuero”.

Figueroa cuestiona la actitud de las empresas de tomarla como parte de su imagen corporativa, frente a la posibilidad de que estas mismas empresas puedan hacer cosas por la sociedad.