30 de septiembre de 2022, 4:00 AM
30 de septiembre de 2022, 4:00 AM


En las últimas semanas la atención se ha dirigido a la guerra iniciada por Rusia contra Ucrania involucrando a todo el mundo de manera directa e indirecta; sin embargo, es adecuado recordar una situación que es permanente en la humanidad, pero que cuando existen guerras, pobreza, desesperanza y mala gestión pública surge la migración, que sencillamente es cuando una persona decide desplazarse a un lugar distinto de donde nació o forma su estabilidad hacia otro que le ofrezca las mínimas condiciones, en primer momento para sobrevivir y luego para tener una vida de calidad, resaltando que nadie emigra por pasatiempo, sino por una cuestión de vida o muerte.

Así mismo, al producirse grandes movimientos humanos trae complicaciones a los lugares receptores, produciendo en los Estados o naciones acciones legales para colocar más trabas al ingreso a su territorio de los migrantes (claro, para los que no llevan dinero) y negar su entrada por problemas de legalidad; en cambio otros quieren utilizar a los migrantes como chivos expiatorios de los males en sus naciones, dando un paso más alarmante, utilizando leyes que denigran los DDHH de los migrantes en nombre de la seguridad del Estado anfitrión; es de reconocer que en esa afluencia de personas se pueden presentar hombres y mujeres delincuentes, pero la mayoría huyen de sus países por hambre, sencillamente.

Por último, se debe reconocer que la movilidad humana será lo común en este siglo XXI, pero es necesario que los países generen condiciones para que ninguna persona emigre para sobrevivir y las naciones receptoras eviten colocar trabas a los migrantes, porque el solo hecho de salir de un país es duro y doloroso.

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