El investigador económico hace un recuento de los temas urgentes que se deben atender en la economía boliviana. Cree que los programas de gobierno no pasan de propuestas y carecen de profundidad

5 de octubre de 2020, 10:11 AM
5 de octubre de 2020, 10:11 AM

Napoleón Pacheco Torrico ha dedicado gran parte de su vida a la economía, la investigación y la docencia. Fue director ejecutivo de Fundación Milenio (2012-2017), considerado como uno de los mejores centros de investigación y de políticas públicas de Centro y Sud América, por el Programa de Think Tank y Sociedades Civiles (TTCSP). Actualmente se dedica a la investigación económica y colabora en publicaciones especializadas.

_Las elecciones presidenciales serán en dos semanas, de acuerdo a los planes ¿algún candidato se atreverá a cambiar el modelo económico?
Los planes de las tres candidaturas que llevan la delantera en la encuesta son muy generales. No pasan de los planteamientos teóricos que intentan acomodarse a la situación, pero sin precisar detalles. Por ejemplo, el plan de Carlos Mesa de mejorar la atención en salud tiene su implicancia económica, y él no lo explica.

Lo más cercano es el planteamiento de demandar crédito por $us 6.000 millones, el financiamiento básico para atender la salud y reactivar la economía.

_¿Cuáles son los temas que usted considera urgentes en la economía boliviana?
Enfrentar el tipo de cambio, el déficit fiscal, la crisis del sector petrolero, temas de los que no hablan los candidatos y si los abordan es de una manera tan ‘gruesa’, que al final no son concretos.

_Vamos al séptimo año de déficit fiscal, ¿qué se puede hacer para revertir la situación?
Es un buen punto sobre el que no hay ninguna propuesta clara; es decir, ningún plan de gobierno dice que van a reducir el gasto público. Es difícil en una coyuntura como la que vivimos que además de precios bajos de las materias primas, se debe asumir como política de coyuntura que urge contraer el gasto fiscal.

El déficit fiscal había ido disminuyendo con una política adecuada que aplicó el amigo Parada (José Luis, ex ministro de Economía), antes de la pandemia, pero con el Covid-19 se paraliza la economía, caen las recaudaciones y las demandas de gasto aumentan. Ésas características se van a mantener hasta que se tenga la vacuna.

_Entonces, ¿el gasto fiscal seguirá creciendo?
Sí, pero lo óptimo sería ir cortando algunos gastos excesivos, principalmente en la parte administrativa. Hoy, cuando uno va a los ministerios y gobiernos subnacionales hay un exceso brutal de empleados y todo el andamiaje administrativo, oficinas, vehículos. Porque si culpamos al MAS de haber inflado la planilla pública, los gobiernos subnacionales también lo hicieron. Entonces, se debe hacer un ajuste, no solo al Gobierno central, sino también las alcaldías y gobernaciones para tener una política de gasto racional. Sin embargo, ese es el planteamiento teórico, en la práctica, es difícil por determinaciones de carácter político. Entonces, creo que no se podrá hacer mucho.

_¿Y cómo ve la propuesta de recurrir a más deuda externa?
Tal vez la solución transitoria esté en el crédito internacional y en eso el planteamiento de Carlos Mesa es más claro. El endeudamiento externo nos dará oxígeno de corto y mediano plazo, pero si no se hacen los recortes necesarios es patear el problema para más adelante, porque se debe pagar el préstamo. No es dinero gratis. Entonces, la clave es impulsar la reactivación de la economía para incrementar las recaudaciones, pero si no se acompaña con racionalizar el gasto público, se tornará incontrolable.

_Otro tema que se posterga es el tipo de cambio, y esto aumenta el contrabando...
Este tema tampoco lo plantean los candidatos por las connotaciones sociales y políticas que implica devaluar. Ajustar el tipo de cambio de manera permanente favorece la importación de alimentos y desplaza la producción, con lo que se pierde capacidad productiva y empleos. Esta situación no puede continuar, pero no se toca. Con la devaluación suben los precios y ello puede derivar en conflictos sociales con un alto costo, pero en algún momento se deberá hacer porque castigamos a los productores. Es una camisa de fuerza que dejó el MAS para el próximo gobierno, y no se podrá hacer de forma inmediata.

_¿Y algún candidato apuesta a la inversión extranjera?
No puedo precisar con exactitud, pero asumiendo que esté reflejado, considero que no será fácil atraer inversión extranjera porque Bolivia se ha caracterizado por ser inestable y precisa reconocimiento de los derechos de propiedad, pero no por uno o dos años, sino de manera permanente y por eso, los inversores dudan.

_¿Cómo se puede cambiar la percepción de Bolivia para atraer capitales?
Una reforma radical del sistema judicial es clave. Fíjese que las empresas extranjeras que fueron nacionalizadas y a las que se obligó a vender acciones todas recurrieron al arbitraje internacional, ni una confió en la justicia boliviana.

_Y en cuanto a tributos ¿qué aconseja al nuevo Gobierno?
Es fácil aconsejar la ampliación de la base tributaria, ¿por qué razón? Porque gran parte de las actividades económicas se dan en el sector informal que genera el 80% del empleo en Bolivia y hay una reticencia muy clara a que muchas actividades se vuelvan contribuyentes por el carácter del Estado. Entonces, en el ámbito fiscal se debe pensar en una política de alivio fiscal, pero en el mediano plazo, no ahora por el déficit fiscal, que hasta fin de año se prevé que llegue al 12% del PIB. Hay que esperar que las recaudaciones se recuperen en la medida en que se reactive la economía.

Mientras tanto, no se puede disminuir impuestos, es fácil decirlo, pero no generamos más y entonces el déficit fiscal se ampliará. Ya en el mediano plazo se requiere una reforma fiscal que intente ampliar la base tributaria del país e incorpore un impuesto en función de los ingresos, no en función del patrimonio porque eso es castigar a los que pueden invertir, eso es lo que propone Luis Arce, un castigo. 

Un impuesto a los ingresos por niveles, puede ayudar en los siguientes dos a tres años a elevar las recaudaciones, pero ahora, dada la situación hay un radio de acción muy estrecho, poco van a poder hacer las autoridades.

_Sin embargo, cuando se grava el patrimonio se corre el riesgo de que saquen capitales a paraísos fiscales…
Claro, porque en Bolivia ser cumplido es un drama. Entonces, no justifico los paraísos fiscales, pero en Bolivia hay un infierno fiscal. Antes, se cobraba una multa por un error de dedo con un trámite de dos a tres años y mientras tanto, la multa seguía creciendo, y había que pagar pese a la resolución favorable, porque las administraciones tributarias son enrevesadas y abusivas. Ahí se deben ejecutar mejoras en el corto plazo.

_¿Y qué se debe hacer con las empresas y los proyectos estatales que dejó el MAS y no son rentables hasta la fecha?
Hay proyectos estatales que no tienen posibilidad de seguir trabajando, ni siquiera en alianza con empresarios privados, es el caso del ingenio azucarero San Buenaventura, sin caña. Entonces, van a tener que cerrarse muchas unidades productivas que creó el Gobierno del MAS, otras pueden salvarse en la medida en que se logren alianzas y otras deberán privatizarse porque no sé si habrá empresarios dispuestos a hacer sociedad con el Estado. Nada garantiza que las reglas del juego permanezcan.

_El Gobierno de transición prometió auditorías...
Lo lamentable es que este Gobierno no ha publicado un diagnóstico de las empresas estatales, cómo andan sus activos y pasivos, lo que es criticable, porque ese trabajo puede servir de un punto de partida para las nuevas autoridades. Se debe hacer un diagnóstico, cuál es su horizonte de vida, flujo de caja, pero no hizo la tarea.

_¿Bolivia debe seguir en el modelo extractivista?
Las actividades económicas se desarrollan en el medio en el que la economía se desenvuelve. Por eso, la economía boliviana asentó su organización en la extracción de recursos no renovables.

_Sin embargo, se lograron cambios en algunas regiones…
Sí, en el oriente, la actividad fundamental fue la agricultura que dio lugar a la agroindustria. Sin embargo, salir del modelo extractivista implica dejar de exportar y cómo suplimos la necesidad de divisas. El modelo cruceño tardó 40 años en dar resultados.