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23 de diciembre de 2022, 7:00 AM
23 de diciembre de 2022, 7:00 AM

A mis 88 años, casi cumplidos, constato con pena que el protagonista de la Navidad, un niño desvalido que comparte la vida con los humanos y los pobres, y luego durante todo el año el Dios humanizado en Jesús de Nazaret, no es protagonista ni referente de nuestras vidas.

San Agustín nos alerta: "La humildad es la gran lección del misterio de Belén, para que se hiciese fuerte la debilidad, se hizo débil la fortaleza" (Sermón 190, 4).

Y la verdad es que experimentamos la debilidad en nosotros mismos y en la sociedad "líquida" que vivimos, plagada de debilidades: Violencia, guerra interminable de Ucrania, enfrentamientos sangre inocente derramada, en feminicidios y la trata de personas, en abusos políticos , de menores, perseguidos por una justicia corrupta, pero la Navidad no nos deja perder la esperanza, porque en Cristo se hizo débil la fortaleza y la debilidad, fortaleza.

En el camino del amor, signo del Reino, expresado en gestos sencillos de cercanía, escucha, cariño, ternura... , que todos podemos hacer, nos encontramos con el TOTALMENTE OTRO , cercano y sublime, humano y divino, humanizado y encarnado, que nos llena de fuerza, vigor y bríos para seguir humanizando este mundo deshumanizado, para convertir esta selva caótica en una Navidad entrañable todo el año, a través de una sonrisa, de un gesto, de compartir la Nochebuena y la Nochevieja, para que 500 adultos mayores y los enfermos de la Cárcel de Palmasola, puedan cenar y compartir la alegría de la Navidad.

La vida se torna dichosa con pequeños gestos de compartir: Sonrisas, alimentos, cercanía, escuchar y detenerte ante el pobre y excluido...

En nuestra debilidad sentimos la fuerza de Dios humanizado en Belén. Cuando soy débil, soy fuerte, y descubrimos la alegría de Belén y nos contentamos con "lo suficiente" y lo demás para compartir generosamente.

FELIZ NAVIDAD SOLIDARIA

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