26 de octubre de 2022, 4:00 AM
26 de octubre de 2022, 4:00 AM

La convocatoria que hizo el presidente Luis Arce para reunir a alcaldes, gobernadores, rectores y todos sus movimientos sociales aliados en Cochabamba el viernes 28 tiene la apariencia de una burla hacia la región movilizada, revela que su Gobierno se siente cómodo con el paro indefinido cruceño, que no tiene ningún interés en escuchar su demanda, y que tampoco le interesa el perjuicio al que tantas veces le ha puesto cifras por jornada en paro: un gesto que le puede costar caro porque manifiesta un desprecio a la región más poblada y económicamente más relevante del país, que hoy está luchando por un censo oportuno que aunque les cueste reconocer será en beneficio de todo el país y no solo de esta región.

¿En qué lógica racional cabe la idea de resistir la realización de un recojo pronto de estadísticas para gobernar mejor? La de Arce y su tozudez para hacer el censo el 2024 es una apuesta por el oscurantismo, que en lo político ni siquiera le beneficiará a él sino a su jefe, Evo Morales, que está apurado en volver a la Presidencia postulándose en las elecciones de 2025.

Quieren ir a unas elecciones con la misma repartición de la representación parlamentaria establecida hace más de 20 años, quieren ir a las urnas con un viejo padrón electoral contaminado y que huele a fraude; quieren llegar al 2025 con una data amañada que les garantice perpetuarse en el poder por la fuerza y con Evo Morales a la cabeza. De eso se trata la negativa a hacer el censo un año después del plazo que ellos mismos habían fijado para el 16 de noviembre de 2022.

Convocar a una reunión para dentro de tres días en una ciudad que no es en este momento el epicentro del conflicto no puede sino ser entendido como una jugada política para dilatar el tema, para decir que no le preocupa el paro indefinido y para aislar a Santa Cruz en un cálculo de mayorías relativas donde el rol de los movimientos sociales aliados resulta en cierto modo una imposición porque no hacen parte de la estructura formal del Estado, y su presencia se manifestará como un elemento de presión y amenaza.

 Resulta penoso ver a dirigentes de esos movimientos repetir casi textualmente los argumentos del Gobierno, como aquella vil mentira de que entre la propuesta del Gobierno y la de Santa Cruz hay un mes de diferencia, creada por la ministra María Nela Prada de una manera irresponsable, caricaturesca y manipuladora.

Son esos mismos pueblos, gremios o comunidades indígenas y campesinas los que también se beneficiarán por un censo oportuno y no tardío porque los resultados podrán hacer explícitas las condiciones de pobreza y necesidades que tienen, y por tanto podrán demandar con mejores argumentos la atención de un Estado que se dedica a hacer política de confrontación y violencia en lugar de gestión.

No es por ahí el camino, presidente Arce. No es por la ruta de la violencia, de la provocación con un pueblo movilizado que hace sacrificios por el bien de la región, es verdad, pero en el fondo también por el bien de todas las regiones. El Comité Nacional de Defensa de la Democracia ha dicho que ‘es inocultable el desprecio desmedido hacia Santa Cruz’ por parte de su gobierno y su partido, que se sienten con derecho de ultrajar, denigrar e insultar al pueblo cruceño. Como presidente de todos los bolivianos, demuéstreles que eso no es verdad.

Usted en lo personal debiera ser una persona agradecida con Santa Cruz, porque gracias a su lucha en octubre y noviembre de 2019 llegó a ser presidente. De no haber sido porque este pueblo no permitió el fraude, en este momento el presidente sería Evo Morales y no usted. Gracias a esta lucha Bolivia conserva la democracia; de otra manera, quién sabe si el jefe de su partido no sería dictador a estas alturas. Santa Cruz no es el enemigo, el enemigo es la pobreza que no terminamos de dimensionar porque no tenemos Censo.

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