30 de agosto de 2022, 4:00 AM
30 de agosto de 2022, 4:00 AM


Me duele el estómago cuando veo pasar el carro basurero llevando a enterrar la plata de todos: sustancias orgánicas para producir fertilizantes orgánicos, plástico, papel, cartones, metales, vidrio y otros materiales reciclables, con el agravante que no solo la comunidad no recibe dinero por esos recursos sino que además tenemos que pagar para que se los lleven y que los entierren como dice el viejo taquirari.

A nivel mundial, hay municipios que están comprando la basura de municipios vecinos porque se han adelantado a pillarle el negocio y hacen plata con la basura propia y ajena.

No pretendemos llegar a tanto pero iniciar un proceso de selección de la basura en origen, es decir en casa con el fin de reciclar una buena parte de ésta, es algo que se debió hacer desde hace veinte años.

La sociedad civil, entre los que estaba la entrañable Fundación PAP, concretó interesantes proyectos para organizar el recojo de basura reciclable ya seleccionada en los hogares, con lo cual centenares de jefes de familia se consolidaron con una actividad digna y ecológicamente valiosa. Creo que se llamaban “agentes ecológicos” o algo así. Se les proporcionó uniformes, identificación y un carrito bicicleta. Fue un empleo de gran dignidad personal y de buenos ingresos.

Recuerdo que se organizó en Santa Cruz un evento mundial sobre recolectores conociéndose así valiosas experiencias de todo el mundo. La presidenta del evento era una ex recolectora colombiana. Allí se presentó la experiencia cruceña del PAP que fue muy elogiada.

Volviendo a lo nuestro, aquí se preparan millonarios contratos para los desechos domiciliarios pero nunca se les ocurre siquiera proponer mecanismos para promover la selección de la basura en origen, es decir en la casa, para que los recolectores puedan recogerla ya seleccionada sin necesidad de rebuscar en la basura. El mecanismo de la selección en origen tiene además la ventaja de proporcionar un valiosísimo conocimiento ecológico a los ciudadanos, que protestan al inicio pero luego se convierten en fanáticos seleccionadores, por lo menos así pasa en todo el mundo.

Parece que en contratos anteriores se estipulaba que la basura era propiedad de la empresa que prestaba el servicio, por eso no se promovía la selección en origen, pero se ve que las empresas ganaban tanto con la recolección y tratamiento que ya no les interesó seleccionar y reciclar. En un momento también el gobierno municipal pensó en el negocio, pero el entusiasmo se le paso rápido: mucho trabajo.

Hubo un concejal que presentó una revolucionaria ordenanza municipal llamada “basura cero” que se aprobó pero nunca ni siquiera se pensó en aplicarla. Así se hacen las cosas.

En síntesis: Poner en el nuevo contrato la posibilidad de hacer la selección de los residuos en origen, es decir en casa, capacitando a los ciudadanos, organizando a los recolectores y quizá dando algún incentivo. En ciudades en las que el transporte público es municipal, dan boletos de bus a quienes hacen la selección.

Yo lo propongo, pero no creo que el gobierno municipal se mueva en este sentido.

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