Opinión

Noticias que rompen mitos

12 de febrero de 2021, 5:00 AM
12 de febrero de 2021, 5:00 AM

Definitivamente, los astros del ex presidente fugado ya no cuadran, y no lo hacen desde febrero de 2016, cuando la mayoría de la población rechazó la posibilidad de habilitar su reelección indefinida a través de una reforma constitucional.

El problema es que el afectado no se da cuenta y desde entonces anda tropezándose en forma permanente, lo que, en verdad, sería sólo su problema si no fuera porque en cada tropezón el país todavía se ve afectado.

Sin embargo, en el plano internacional el presidente fugado –montado en la imagen de ser el primer presidente indígena y un discurso medioambientalista y victimista—ha generado una presencia y solidaridad que, como se ha visto, le ha reportado importantes beneficios, más allá de su relación con los países de ALBA y varios ex mandatarios que tampoco pudieron reelegirse en forma indefinida y que tienen la desventaja de estar pringados con serias denuncias de corrupción.

La mala gestión de Jeanine Áñez y su decisión de terciar en las elecciones del pasado año, la división de la oposición al MAS y sus limitaciones para ofrecer nuevas visiones de país, y, sin duda, la solidaridad internacional del ex mandatario, fueron factores clave para que el MAS –eso sí, con otro candidato— recupere el porcentaje que obtuvo en las elecciones de 2005 (que está despilfarrando con ahínco).

En ese escenario, el exmandatario mantenía sus ínfulas. Por un lado, aunque algo deteriorada queda su imagen en el mundo occidental como líder indígena hasta ahora indiscutido. En la región, junto a sus colegas ex presidentes aliados ideológicamente observaba cómo el kirchnerismo retornó al poder con la decisión de no dejar dinero sin embolsillar y presionar cambios en el poder judicial con el único objetivo de dejar impune a su vicepresidenta. O cómo Lula mantiene una elevada adhesión en Brasil. O cómo el clan Ortega hace y deshace en Nicaragua… y ni qué decir cómo Maduro y sus secuaces se mantienen en Venezuela.

Todos ellos, en las alturas donde parecen sentirse comandantes de una gesta latinoamericana y predestinados a dirigir sus pueblos sine die. La crisis peruana los regocija, las elecciones para conformar una Asamblea Constituyente en Chile los tiene entusiasmados y estaban convencidos de que en las elecciones del domingo en Ecuador retornaba el correísmo al poder, si no en la primera vuelta, en la segunda, pues el segundo lugar lo ocuparía un ciudadano identificado como representante de los grupos de poder empresariales de ese país con el que las demás fuerzas no pactarían.

Pero, los cálculos no están cuadrando. Ha ganado el delfín del expresidente Correa, Andrés Arauz, con el 32,20%; y la sorpresa ha sido, por un lado, que el segundo lugar está siendo peleado voto a voto entre el dirigente indígena y abogado Yaku Pérez, que hasta el momento que escribí esta columna alcanzaba el 19,81%, y Guillermo Lasso 19,57%. Por otro lado, el sorpresivo porcentaje de un 15,98% obtenido por Xavier Herbas. Estas tres candidaturas claramente anti correístas

Así pues, salvo un brusco cambio de adhesiones, es muy probable que el correísmo sea derrotado en la segunda vuelta electoral y que Yaku Pérez sea ungido como Presidente. Son malas noticias para Evo Morales, como se puede interpretar al leer su parco mensaje en tuit sobre esas elecciones y las reacciones de sus guerreros cibernéticos en las redes atacando a Pérez.

Es que seguramente se da cuenta de que llegó el tiempo de las comparaciones… desde el discurso y la práctica. Yaku Pérez construyó su liderato en la defensa de los pueblos indígenas, el medioambiente y el desarrollo sostenido y no es que se haya apropiado de ese ideario para terciar en elecciones. En el campo internacional terminará el reinado de Morales como expresión de los pueblos postergados y segregados. Incluso si Pérez no ocupa el segundo lugar, su presencia en el escenario político ecuatoriano e internacional es ya una realidad. Y a Morales, como sabemos, si algo no le gusta es compartir espacios.

Es de esperar que Pérez, por el bien de los movimientos indígenas de la región, sepa leer los signos de los tiempos y no se insensibilice con el goce del poder…



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