Blooming se sobrepuso a todos los inconvenientes que le depara el presente, le ganó a Nacional con una genialidad de Rafinha en el final y ahora piensa en el futuro: el clásico

13 de julio de 2021, 4:00 AM
13 de julio de 2021, 4:00 AM

El ulular de la sirena anunciaba la buena nueva para los hinchas de la academia. Blooming le ganaba a Nacional Potosí en un día especial. En plena tormenta institucional.

Pero como querer es poder, Blooming quiso y pudo. Se sobrepuso a todo lo negativo que le está pasando y ganó. Se sacó de encima a un adversario complicado que quería volver a ser puntero.

Y triunfó con los que quisieron quedarse pese a la crítica situación. Con los que decidieron ponerle el hombro.

Todo fue complicado para Blooming al tener que afrontar el partido de anoche diezmado, afectado por la decisión de algunos jugadores de no continuar ligados al plantel y de seguirle un proceso al club en reclamo por sueldos atrasados.

El caso de Junior Sánchez, Clody Menacho, Daniel Lino, Hugo Rojas, Edward Vaca, y Leonardo Urapuca, que abandonaron el equipo en plena competencia, indiferentes a la situación, más los extranjeros que ya no están tras haber rescindido contrato de distinta manera.

El brasileño Rafael Barros decidió marcharse cuando aún estaba el directorio encabezado por Juan Jordán, que fue quien acumuló deudas al postergar los pagos a partir del mes de febrero, en la mayoría de los casos, y algunos desde enero.

El argentino Gervasio “Yacaré” Núñez tomó la decisión de alejarse ni bien se paralizó el torneo; se enroló al club Sarmiento de su país, e inició una demanda. En tanto que el ecuatoriano Juan Anagonó no regresó al negociar su salida con los nuevos encargados del club.

Tampoco estaba a disposición al zaguero colombiano Pedro Franco, cuya situación es incierta.

El sector más afectado fue el ofensivo, al no tener a Barros, Anangonó, Rojas, Menacho, Vaca y Núñez, tres atacantes netos y dos hombres de apoyo de tres cuartos de cancha hacia adelante.

A ello, se suma el hecho de que no puede contratar jugadores mientras no les pague a ex jugadores que demandaron la cancelación a través de los tribunales deportivos.

Diez jugadores menos, siete de ellos titulares en la consideración del cuerpo técnico, para medirse con uno de los punteros del campeonato.

Tarea complicada para el entrenador Eduardo Villegas, que estuvo a punto de dejar el cargo porque era considerado “caro” para el momento crítico que atraviesa la academia, y que además entró en entredicho con los nuevos dirigentes por declaraciones relacionadas con su continuidad, pero al final se quedó.

Villegas trabajó menos de una semana luego del receso de la Copa América, y armó el onceno incluso con algún jugador que no tenía en cuenta en la etapa inicial del torneo, cuando abundaban las variantes.

Con este panorama, era difícil exigirle algo a Blooming en el reinicio de un torneo que pareciera ser otro, pese a que se habían disputado nada más que siete fechas.

Salió a la cancha del Tahuichi acompañado por la ilusión de sus hinchas, que nunca pierden la fe, pero a la vez bajo un manto de dudas que se fue tejiendo en las últimas semanas con todo lo apuntado.

¿A qué se podía aferrar Blooming para lograr algo que parecía imposible? ¿Al talento de Rafinha? ¿Al lejano antecedente de goleador de Pedriel? ¿A las ganas del uruguayo Latorre? ¿O a la aparición de uno de esos duendes del fútbol que andan rondando los estadios?

Si no era a eso, ¿a qué podría recurrir para cambiar su suerte en este momento crítico? Porque la realidad no tenía remedio desde un punto de vista lógico, tomando en cuenta las largas vacaciones, el poco entrenamiento, las preocupaciones, de los jugadores, y las bajas mencionadas.

Y fue nomás Rafinha, acompañado de esos duendes portadores de inspiración, quien le dio una mano a su equipo cuando más lo necesita.

Apareció al principio y al final. Primero anotando un penal, en el minuto cinco. Después a los 85, para convertir un golazo de tiro libre que desató la euforia en la parcialidad celeste.

Había igualado Álvarez, también de penal a los 13, y el resultado parecía inamovible.

Pero ahí estaba Rafinha para cambiar la historia de un Blooming que quiere parar de sufrir.

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