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9 de agosto de 2022, 4:00 AM
9 de agosto de 2022, 4:00 AM

El primero de dos días de paro de la institucionalidad cruceña en reclamo de Censo en el primer semestre de 2023 transcurrió con muchos enfrenamientos y violencia por el control de puntos de bloqueo, provocada por grupos de choque del MAS, pero el paro propiamente se hizo sentir de manera incuestionable en la ciudad y en las provincias, donde las carreteras permanecieron bloqueadas.

La principal diferencia de ayer con el paro cívico del 25 de julio fue que esta vez vecinos salieron a rotondas y avenidas a establecer puntos de bloqueo y la respuesta del Gobierno fue enviar a su ministro Edgar Montaño, a grupos de seguidores, a la Policía y en algunos casos funcionarios públicos a levantar gomas, palos y tierra de los bloqueos para rehabilitar la circulación de motorizados.

 En esas acciones se produjeron agresiones y enfrentamientos en los que la violencia llegó de la mano de los grupos afines al MAS, que dejó un saldo indeterminado de heridos y personas golpeadas.

En esta ocasión, también la Alcaldía de Santa Cruz movilizó gente para desbloquear y generar peligrosos actos de provocación, como el caso de una camioneta blanca sin placa de propiedad de esa entidad que, cargada de personas, se dio a la tarea de hacer persecuciones y amedrentar a los ciudadanos a punta de petardos.

El ministro de Obras Públicas, de penosa actuación cada vez que hay un paro en Santa Cruz, salió acompañado de tractores y volquetas a desbloquear la ciudad con un entusiasmo que no se le vio en los cinco días de bloqueos de interculturales en las provincias cruceñas la pasada semana, en los que directamente no movió un dedo para garantizar la libre circulación de personas y vehículos en las carreteras. En su balance habló de un ‘rotundo fracaso’ del paro, juicio muy distante de los que los hechos mostraron en la ciudad.

En algunos lugares de la ciudad se observó a decenas de personas agrupadas y operando de manera coordinada para levantar puntos de bloqueo, desplazándose de uno a otro lugar de manera hostil y agrediendo a quienes se le aparecieran en su paso. Uno de esos grupos agredió de manera cobarde a un fotoperiodista de EL DEBER que realizaba la cobertura informativa en cumplimiento de su trabajo.

Cerca de la agresión estaba un grupo de policías que no hizo nada y simplemente observó todo con indiferencia; tuvieron que intervenir otros colegas periodistas para evitar que los hechos pasen a algo más grave. Cerca de allí, también en la doble vía a La Guardia, el concejal Juan Carlos Medrano fue agredido por los seguidores del MAS y la Policía tampoco hizo nada para evitar la golpiza a la autoridad electa del Concejo Municipal.

La lógica del partido de Gobierno fue, en definitiva, salir a hacer frente al paro con grupos violentos que actuaban con licencia para golpear y sin que ningún efectivo policial lo impida. Sin embargo, pese a todo, el paro continuó adelante y la gente prefirió no salir de sus casas y acatar la protesta para exigir un censo pronto y transparente que permita conocer las nuevas estadísticas de cada región del país.

Lo más lamentable de todo fue que una vez más quedó en evidencia que las leyes bolivianas se utilizan a discreción según la conveniencia política: el mismo Gobierno que la anterior semana no hizo nada para impedir los bloqueos de carreteras que ejecutaron campesinos interculturales para exigir titulación de tierras ocupadas ilegalmente en parques nacionales, ayer salió desde las primeras horas del día a hacer frente la protesta cruceña.

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