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30 de octubre de 2024, 3:00 AM
30 de octubre de 2024, 3:00 AM

El periodismo libre es el blanco más fácil para los autoritarios. Ayer, reporteros de varios medios fueron nuevamente atacados en los bloqueos, los tomaron como rehenes y otra vez los torturaron con amenazas y con golpes. Nuevamente, como hace cuatro años, periodistas y policías fueron retenidos por masistas irracionales que actuaron con el rostro cubierto.

El país soporta 15 días de bloqueos y la irracionalidad se ha apoderado, tanto de quienes cortan las rutas como de quienes los lideran. En cualquier parte del mundo hay un mínimo respeto al trabajo de los periodistas y es muy grave saber que fueron agredidos, pero en Bolivia atacarlos se ha convertido en el deporte favorito, hoy de militantes masistas, de organizaciones irregulares armadas y antes de policías.

Durante este conflicto, que se debe fundamentalmente al afán personal de Evo Morales de no ser investigado por estupro y de convertirse en candidato a la Presidencia en 2025, han sido varias las agresiones a los periodistas. La más grave ocurrió ayer. Primero fueron atacados dos reporteros hasta dejarlos sangrando. Inmediatamente después fueron secuestrados otros reporteros y camarógrafos. La cobertura de estos hechos es de alto riesgo y es también casi imposible, debido a que al resto de hombres y mujeres de los medios no les permiten llegar hasta el lugar de los hechos y, si lo logran, los agreden de manera salvaje.

“Nos tiraban piedras y palos”, decía un periodista de Red Uno, mientras que su camarógrafo recuerda que los amenazaban con quemarlos y les decían que eran prensa vendida. Por su lado, la Red Unitel registra que su reportero Josué Chubé contó: “Se escuchó dinamita, los bloqueadores tiraban piedras y tras dos horas de enfrentamiento, emboscaron a los policías y nosotros quedamos al medio. Nos llenaron de piedras y palos. Me separé del grupo, ahí me apalearon, me pegaron con todo”.

Aparte de las agresiones físicas, a los reporteros agredidos les arrebataron sus cámaras y herramientas de trabajo, con lo que se pierde el registro de las imágenes logradas. Probablemente en muchas de ellas se veía la suma de ilegalidades cometidas en el lugar.

El lunes se cumplieron tres años del primer secuestro de periodistas en Las Londras. Fueron tomados como rehenes y torturados por unas 80 personas pertenecientes a una organización irregular armada. A pesar de que los cabecillas fueron identificados, se mantienen en la impunidad. Y, cuando se esperaba que este tipo de situaciones habían sido superadas, ayer ocurrió otro episodio más grave aún.

A pesar de los discursos, el Estado no logra dar garantías al trabajo de los periodistas que no es más que el derecho que tienen los ciudadanos a estar informados con libertad y con pluralidad. Si no hubiera presencia de reporteros en los espacios donde se genera violencia, esta ocurriría en absoluta impunidad. Es por esta razón que los gobernantes deben dar las condiciones de protección a los miembros de los medios de información.

Los medios deben unirse para proteger a sus reporteros, mientras que las organizaciones de periodistas y de la prensa deben hacer las representaciones nacionales e internacionales para que esta violencia desquiciada contra la prensa no continúe ni quede en la impunidad.

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