Opinión

Permíteme decirte algunas palabras

21 de octubre de 2020, 5:00 AM
21 de octubre de 2020, 5:00 AM

“El sentido de la existencia terrestre descansa, no en la forma en que hayamos desarrollado el pensamiento en función de la prosperidad, sino en el desarrollo del alma”, escribió el premio nobel de literatura Alexander Solzhenistsyn (ruso). Y el alma se desarrolla cada vez que enfrentas una situación difícil, inesperada o injusta. El alma crece en cada enfrentamiento con la realidad adversa. El alma es más grande que el cuerpo porque es el cimiento de tus convicciones.

Sé que tú tampoco querías que vuelva el masismo a Palacio por sus prácticas antidemocráticas y totalitarias. Hoy, temes que sea vengativo y más destructivo que durante los 13 años y nueve meses que estuvo en el poder de manera continua. Temes por el futuro de tus hijos y del país. Es probable que sientas que has fracasado. Sin embargo, recuerda que los fracasos, en realidad, son peldaños hacia el éxito.

El peor error que se puede cometer en este momento es el negacionismo. Lo más aconsejable es tener una mente científica para contrastar nuestras teorías con la realidad, validar nuestros conocimientos con otros y aceptar la evidencia fáctica. El negacionismo convoca a las teorías conspiratorias y estas conducen a evadir los errores.

El MAS ganó otra vez y punto. Ahora, toca problematizarse: ¿por qué ganó? La respuesta no la busques en tu silo informativo o en tu burbuja social, búscala en la gente que piensa distinto a vos, indágala en los bolivianos diferentes culturalmente, pero iguales a vos en derechos y obligaciones. Escudriña la respuesta sin fijarte en el color de piel y libre de prejuicios. No vale la pena repartir culpas, sino asumir el desafío.

Imagino que ahora entiendes cómo estaban, hace un año, los masistas después de haber sido echados del poder por una rebelión popular. Estaban igual o peor que vos, en este momento. En 12 meses, volvieron a sonreír. Dentro de un tiempo, similar, menor o mayor a un año puede cambiar todo porque hay cosas y circunstancias que no están bajo control.

Tú que vives como yo de tu trabajo y no de los gobiernos seguirás siendo como el junco que se dobla, pero no se rompe ni ante un huracán categoría cinco. Tú que vives de tu esfuerzo sin esperar ningún bono ni una pega o dádiva de ningún poderoso de turno (cualquier sea este) agiganta tu alma para vencer la adversidad de hoy y construir sobre ella la esperanza y el triunfo, no sobre los otros y otras, sino con los otros y las otras. Abrazo



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