Opinión

Personalidad escindida de Donald Trump

13 de enero de 2021, 5:00 AM
13 de enero de 2021, 5:00 AM

Una personalidad incluye la totalidad de los sentimientos, pensamientos y acciones de la misma, y es dinámica no estática. Los estudios del inventor del sicoanálisis nos refirieron a que las concepciones pretenden captar los elementos significativos de la estructura de la personalidad.

El ello, el yo y el superyó constituyen el modelo estructural de la personalidad y se puede denotar la impulsividad, racionalidad y la moralidad respectivamente y se refieren a las concepciones sobre diferentes aspectos de la personalidad total. En realidad, una personalidad no se puede interrumpir o separarse en ello, yo y superyó, pero para fines analíticos, resultan de utilidad como el caso específico del presidente de EEUU, que ostensiblemente deja una impronta y rasgos indelebles de decisiones erráticas e impulsivas desde los inicios de su mandato.

Esta situación en un país o en cualquiera donde concurre en una persona demasiado poder, la acción de los congresistas de su propio partido debería haber sido contestataria ante los reflujos de conducta anticonstitucional y no una reacción de obediencia ciega y hasta ovejuna.

La mayoría de representantes congresales de su partido, que asumía tal actitud, le salvó anteriormente de un proceso de defenestración del cargo por la precitada y tipificada conducta que, ahora, ante los sucesos vergonzosos del 06.01.21 está siendo reactivado, con pruebas de naturaleza inapelable.

Por supuesto, para la mayoría de nosotros es imposible escapar al aprendizaje de ciertos valores y de hecho no sería deseable tal huida. La personalidad sicópata de Donald Trump es una ilustración vívida para el mundo de cómo alguien con amplios poderes no se incorpora a los valores fundamentales de la sociedad y de su propia Constitución y, retomando la sicología de su personalidad, se puede afirmar que esta persona posee un superyó seriamente subdesarrollado.

La retahíla de malas e irreflexivas decisiones se debió a que las personalidades sicópatas no siguen las reglas y tradiciones de la sociedad, tampoco consideran los sentimientos y necesidades de los demás. Su conducta es impulsiva y autogratificante sin preocupación alguna por las consecuencias, ni siquiera considerando a su propio sobredimensionado ego que le propugnaría a ingresar a la historia de su país dignamente, aspiración que, a luces de los hechos, no se dará.



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