Desde julio, policías son enviados a Las Londras. Revelan que se sienten abandonados, enfrentando al sol, la lluvia y el frío; que no les dan condiciones ni armas de reglamento. A diario ven pasar en motocicletas a los avasalladores, pero no tienen orden de actuar

13 de octubre de 2022, 4:00 AM
13 de octubre de 2022, 4:00 AM


A mediados de julio pasado se registró el segundo ataque de avasalladores encapuchados armados a Las Londras, que dejó un saldo de personas heridas de bala.

En esa oportunidad testigos afectados certificaron que la nueva arremetida estaba al mando de Paulino Camacho Vedia, que goza de libertad, luego de haber sido identificado de perpetrar el primer ataque a Las Londras el 28 de octubre de 2021, cuando fueron torturados y vejados policías, periodistas y trabajadores agrícolas.

Tras el segundo ataque de avasalladores armados a mediados de julio, la Policía dispuso el desplazamiento permanente de efectivos en Las Londras, pero solo para vigilar a los avasalladores y sin orden para desalojarlos del lugar, no procesarlos.

Olvidados en frío, sol y lluvia

EL DEBER recibió el testimonio de policías que se desplazan al lugar, pero pidieron reserva de sus nombres porque temen ser sancionados con baja por sus jefes que ahora sienten que no los escuchan.

Cada 8 días envían un contingente de al menos 100 hombres, les ordenan presentarse para ir a Las Londras estén de turno o de descanso.

“Vamos hasta antes de los predios, nos quedamos casi en pleno monte, no hay condiciones, solo es para resguardar a los avasalladores, no podemos actuar contra ellos, desalojarlos, peor detenerlos. Nos prohibieron llevar nuestra arma de reglamento. Cada 8 días hay revelo y no tenemos agua, tampoco alimento. Cada cual tiene que buscársela para dormir, a veces apoyados a un árbol, a lomitas o a montones de arena. Solo desayunamos té con pan y cuando hay víveres en condiciones, tenemos que prepararnos como podamos comida una solo una vez al día”.

Trasladamos al comandante de la Policía, coronel Jhonny Chávez, estos testimonios, pero no fue posible lograr su versión pese a las llamadas. Sin embargo, el comandante nacional de la Policía, general Orlando Ponce, negó ese extremo. Manifestó que los policías son enviados con agentes químicos, pero no con armas letales. Dijo que aquellos que se quejan son los que no quieren trabajar y no están conscientes de que la función policial es sacrificio y a cualquier hora, porque para eso les paga el Estado. Sin embargo, afirmó que es el comandante de Santa Cruz el que debe responder.

Los policías aseguran que durante sus turnos en Las Londras ven cada día pasar al menos a 100 encapuchados avasalladores armados en motocicletas y nada pueden hacer. Los avasalladores desde San Julián llegan en motocicletas con víveres y cada día se relevan.

“Pasan por nuestras narices, pero nosotros no podemos hacer nada. Estamos sin armas, abandonados, pero no tenemos órdenes para hacer nada, solo estamos custodiando a ellos. En caso que se enfrenten por las tierras entre bandos avasalladores armados, nosotros nada podemos hacer, no tenemos ni arma de reglamento y estamos en peligro. En lugar de estar asignados a tareas de seguridad en Santa Cruz tenemos que seguir así”, dijo otro policía.

Otros dijeron que cuando se llevan víveres se malogran y no hay donde comprar en el lugar. Para conseguir agua tienen que pedir el favor a una empresa que está distante. “Vamos, nos rogamos agua para tomar y bañarnos y no sé hasta cuándo estaremos así. A veces vamos con un solo uniforme y es difícil lavar porque no hay agua, soportamos el sol en el día, la lluvia y por la noche el frío”; dijo otro uniformado.

Solo Nelson Rivadeneira Escalante está detenido y permanecen prófugos Nicolás Ramírez Taboada y Martin Tejerina Villalobos. Mientras tanto Paulino Camacho y Evert Sixto Canasa, gozan de libertad otorgada por el juez Roberto Cruz Hurtado.