Opinión

Política y academia (elecciones en la Uagrm)

23 de junio de 2021, 5:00 AM
23 de junio de 2021, 5:00 AM

Los diez candidatos y candidatas al rectorado ilustran la intensa politización y fragmentación en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm) en tiempos pandémicos, cuando la situación socioeconómica es bastante crítica en el país, más aún, con la tercera ola del covid-19 que arrecia con una fuerza insospechada causando más muertes. En este contexto, el proceso preelectoral universitario desarrolla su propia dinámica institucional y reproduce sus particulares y recurrentes mecanismos políticos-electorales, un campo de pugnas constantes.

Las estrategias discursivas y concentraciones estudiantiles constituyen un atributo de las campañas de los diversos candidatos (como forma de ser responsables, deben promover la bioseguridad en las inevitables aglomeraciones). La universidad pública tiene la necesidad de desarrollar sus propios tiempos electorales porque el voto es la fuente de legitimidad de sus autoridades y determina la estabilidad institucional. Por tanto, y al mismo tiempo, sus candidatos deberían asumir el reto de plantear una agenda académica-política que ilumine los pasos a seguir durante la década en curso. De alguna forma tiene que justificarse la diversidad de candidatos, y qué mejor demostrando que las ideas y voluntad de hacer las cosas están presentes en la campaña.

El proceso preelectoral de la Uagrm es parte del ciclo político- electoral en Bolivia. Es un espacio para desarrollar la academia y, a la vez, por su naturaleza pública y autónoma, un microcosmos sociopolítico. Los candidatos al rectorado tienen el reto de plantear a la comunidad universitaria y la región, una visión estratégica convergente entre los diversos actores que la componen en perspectiva 2030 y proponer un nuevo paradigma de políticas públicas con la garantía de la transparencia en la gestión. La Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, con la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. La agenda plantea 17 objetivos con 169 metas que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Objetivos y metas que la Uagrm debe tomar muy en serio.

Ahora bien, las estrategias discursivas de los candidatos no necesariamente son disruptivas y de largo alcance cuando la pandemia ha cambiado nuestra forma de pensar, sentir y hacer, pero sí son parte de un lenguaje político convencional endógeno que permite un posicionamiento electoral y visibilidad en medios de comunicación y redes sociales. Responden a la cultura política-democrática-popular moreniana predominante. Se tiene que tomar en cuenta que la universidad tiene más de 100.000 estudiantes provenientes de distintas provincias y estratos sociales. Un marco social, económico y cultural heterogéneo que demanda nuevos arreglos institucionales y voluntad política para acometerlos con coherencia, pues “en momentos de cambio, la institución universitaria debe revalorar la perspectiva de sus comunidades para encauzar su desarrollo (Popkewitz, 2000)”.

En la Uagrm, las demandas académicas están entrelazadas con los intereses políticos. A partir de esta verdad incómoda, es imperioso buscar estrategias políticas que impulsen un salto cualitativo de la universidad para fortalecer la investigación, los procesos de enseñanza-aprendizaje, la transferencia de conocimientos y los vínculos con agentes exteriores (universidad-estado-sociedad-mercado).

Los diversos candidatos y candidatas al rectorado, vicerrectorado, decanaturas, y direcciones de carrera, están en una competencia pre-electoral en un momento excepcional a raíz de la pandemia. Los retos son enormes por las múltiples crisis que estamos viviendo, por tanto, una oportunidad para que las futuras nuevas autoridades de la universidad estatal cruceña, desde la óptica de la gobernanza, demuestren (liderazgo estratégico-genuino) que la autonomía política (gobierno universitario) y académica (innovación, formación, y entrenamiento) son condiciones para promover el bien público de forma permanente, reconocer el valor de la democracia, y construir una agenda institucional contextualizada que tenga claro los pasos a seguir en el mediano plazo, pues hace mucha falta.

José Orlando Peralta Beltrán es Politólogo

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