.

19 de septiembre de 2024, 4:00 AM
19 de septiembre de 2024, 4:00 AM

“La unidad es la fuerza” se lee en el reverso de cada moneda boliviana. Dicho lema inspirado en una frase de Homero resume la unidad como amalgama en las luchas por la recuperación de paradigmas libertarios o democráticos. Triunfos políticos, militares o sociales. Para citar algunas  victorias políticas e históricas resultadas del esfuerzo de cientos de miles de personas: la independencia de las colonias españolas en América Latina, liderada por figuras como Simón Bolívar y José de San Martín, lograda gracias a la unidad de criollos, indígenas y mestizos; el  derrocamiento de Hitler, posibilitado por  la coalición de los países aliados que salvó al mundo de la catástrofe global; el movimiento 'Solidaridad” de Polonia, nacido de las luchas obreras y campesinas por la libertad sindical que se plantó al Partido Obrero Unificado Polaco comunista,  que tras ser  convertido en partido político y guiado por Lech Wałęsa llegó a la presidencia del gobierno polaco; la caída del muro de Berlín. Martillazo tras martillazo se derribó la infamia y el secuestro de décadas; el reciente triunfo en las urnas de Edmundo Urrutia y María Corina Machado en Venezuela.

Fueron esperanzadoras las espectaculares votaciones electorales obtenidas en el país por el MNR -en el pasado- y el MAS -en la actualidad- partidos de masas que con sus promesas revolucionarias de transformación social tomaron en sus manos el destino de Bolivia. El primero, llevo a cabo la Reforma Agraria, dio voto a los campesinos y a las mujeres, entre otras medidas. Se podrá achacar luces y sombras al partido nacionalista, pero es innegable que sacó el país a la modernidad. Evo Morales y su ministro de Economía Luis Arce heredaron, florecientes pozos gasíferos y precios internacionales nunca vistos, del vilipendiado y maldecido presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. A parte la reivindicación indígena del MAS, haber gastado 60 000 millones de los dólares buenos en su “proceso de cambio” al líder cocalero y su acólito se les indilga el perfeccionamiento de la receta de “cómo destruir un país en años de bonanza económica”.

Método infalible y patentado por el Socialismo del siglo XXI que se podría resumir en seis pasos: 1.- Dispararse al pie “nacionalizando” el gas y evaporando la seguridad jurídica. 2.- Aniquilar la institucionalidad de los poderes del Estado.  3.- Correr a las empresas inversoras extranjeras. 4.- Zambullirse en la corrupción.  Levadura que cuaja a la perfección con el narcotráfico internacional, el mismo que ha penetrado sistemáticamente todos los niveles de nuestra sociedad y del Estado, y que, sumado al tráfico de tierras y a la minería aurífera completa el círculo del oprobio. 5.-Cual caja de pandora, echar mano a las tierras fiscales, los parques forestales con fines prebéndales. Los avasalladores pluriculturales y los grandes agroindustriales son los beneficiados, ya que la tierra vale oro en un país con un modelo económico extractivista. Así, la técnica biocida munida de ”Leyes Incendiarias”  -y sin ningún miramiento- envenena el aire, lo ríos y  pronto dará fin  con el agua. Amén de la falta de carburantes, la inflación y consiguiente crisis económica. Azotes que nos tienen acorralados. Vivimos literalmente en un país en llamas. El fuego corre por debajo y sobre la tierra carbonizando nuestra flora, fauna e ilusiones. ¡Gran éxito el Modelo Económico Social Comunitario Productivo!

Desmoralizado y desamparado el boliviano descree de sus instituciones. Tiene por qué, el fraude electoral de 20019 desaherrojado por Evo Morales, el reciente Censo trucho del presidente Arce Catacora, el Poder Judicial con sus jueces auto prorrogados, guaruras gubernamentales, el padrón electoral nebuloso, y otros álgidos etcéteras son nuestro día a día. Derechos legítimos que en países civilizado son usuales, en nuestro país, son batallas nacionales en contra de los abusos típicos de la retención del poder de  regímenes totalitarios.

Bolivia lleva dieciocho años de modelo socialista cimentado en un electorado que aún cree en un proceso de cambio, ofertas prebendales,  la dotación de tierras y hoy sumida en una guerra del MAS contra el MAS  originada en la angurria de poder y que podría sumirnos en el caos. La elección presidencial más importante de los últimos tiempos está a la vuelta de la esquina. Urge un giro de timón que conduzca el país a la verdadera democracia, a la recuperación de los principios y la ética. No hay que ser demiurgo para percatarse que la única fórmula del éxito es la unidad de la oposición. Los pedidos de unidad de la ciudadanía han sido persistentes en los últimos procesos electorales. Nunca se logró la ansiada unidad. Hoy, ¿los bolivianos nos preguntamos cómo diablos unificar la oposición? ¿Cómo evitar la dispersión del voto? ¿Como vencer los egoísmos partidarios o personales de la oposición?

Hasta el momento, los precandidatos declarados para el 2025: Amparo Ballivián, Vicente Cuéllar, Carlos Borht y Agustín Zambrana firmaron el documento “Unidad  por la Democracia y la Libertad” y se invitó a todos los precandidatos a suscribirse a él.   Iniciativa que busca una solución que consolide la unidad de la oposición  a través de una metodología tal que el voto digital abierto, encuestas u otros. Es preocupante que Carlos Mesa, Samuel Doria Medina, Rodrigo Paz Zamora, Manfred Reyes Villa y Tuto Quiroga ignoraran la invitación.  Crípticos, como si fueran de mármol se abstienen de declarar sus candidaturas, firmar el acuerdo de Unidad   y concertar el sistema para elegir un candidato único que tendrá el apoyo de la población.  Ya que es precisamente esa claridad y compromiso lo que se esperaría de contendores políticos a la altura de la situación. Entonces, nos preguntamos ¿Qué esperan? Solo hay once meses para recorrer el país estrechando las manos de la Bolivia profunda, socializar sus propuestas, correr el velo de la coherencia con el tic tac  en contra y desigualdad de condiciones, puesto que, el partido azul es el único que tiene estructura a nivel nacional y fondos ilimitados.

¿Será que el ego de estos “grandes” supuestos precandidatos no se los permite? ¿Algún divismo ejerciendo y calculando conveniencias los frena?  ¿Sabrán estos señores que esperamos que despojados de sus ambiciones personales piensen únicamente en el país?  Debería haber una conminación social para que todos los aspirantes a la primera magistratura estampen su rúbrica en el documento de la “Unidad por la Democracia y la Libertad”.  “Documento en el que buscamos la unidad, pero una unidad desde la ciudadanía, una unidad en la que los ciudadanos seamos los protagonistas y los políticos ayuden a construir esta unidad”, expresó Agustín Zambrana, al respecto.

Amparo Ballivián declara. "Lo importante es derrotar al MAS el 2025". A título personal, la precandidata compromete su apoyo de modo gratuito. Avanza aún más en este pedido y convoca a todos los precandidatos a "respetar los resultados y apoyar al ganador, el candidato único de la oposición".

El éxito arrasador de la unidad es indiscutible. Así como el talento compartido y las acciones coordinadas dan excelentes resultados. Prueba fehaciente de ello fueron los “comanditos” venezolanos y son inspiradores.  Necesitamos la consolidación de un frente unido que represente los verdaderos intereses de la población.  Estamos seguros que el próximo presidente se encontrará con una economía in artículo mortis y un polvorín social a punto de estallar a cada segundo. Será un acto de heroísmo inmenso colgarse tamaña responsabilidad y una oportunidad histórica proyectar el país al futuro. Bolivia tiene que caminar hacia un porvenir luminoso, salvaguardar sus verdaderos tesoros: los bosques, el aire, el agua y el bienestar de sus habitantes en democracia.

Tags