4 de noviembre de 2021, 5:00 AM
4 de noviembre de 2021, 5:00 AM

“¡No se mueva!, ¡apague esa cámara!” grita un hombre con gorra, rostro encubierto y arma en mano. El camarógrafo de la red ATB, Percy Suárez, baja el lente. Pero deja encendido el aparato. Logra conservar el registro de los estremecedores sucesos del 28 de octubre, en el predio Las Londras, situado en la provincia Guarayos, del departamento de Santa Cruz.

Entonces, 17 personas -entre ellas seis periodistas- fueron retenidas, contra su voluntad, por un grupo de encapuchados armados. Según el relato de las víctimas, fueron golpeadas, hostigadas, interrogadas y obligadas a permanecer boca abajo, durante siete horas de incertidumbre y temor. Además, los periodistas denunciaron el destrozo de sus instrumentos de trabajo.

Los presuntos responsables serían personas que ocupan propiedades en la región. La Policía aún investiga lo que Jhonny Aguilera, comandante de esta entidad, calificó como un “altercado”. No obstante, la Asociación de Periodistas de Santa Cruz ha condenado esa nominación para el “ataque armado hacia los periodistas” y ha manifestado “preocupación por la falta de atención estatal efectiva (…) y de garantías al ejercicio del periodismo en Bolivia”, en un reciente comunicado.

A la espera de que se devele y juzgue, como corresponde, a los responsables directos e indirectos de este suceso, considero fundamental sumar voces y acciones para defender a un periodismo libre de amenazas. La libertad para ejercer el periodismo no solo concierne a periodistas y trabajadores de medios, sino a toda la ciudadanía que quiere vivir en democracia.

La relación entre periodismo y democracia tiene una amplia historia de reflexión y lucha. Inicialmente, cabe insistir en la propuesta de Jürgen Habermas (1962). Este filósofo sugirió entender el papel de los medios masivos de comunicación en la construcción de la opinión pública, que revela el sentir ciudadano sobre asuntos de interés colectivo. Un sentir que es preciso advertir y articular a las agendas políticas para sostener una democracia plena.

Esta propuesta permite entender la virtud y la responsabilidad mediadora del periodismo entre la sociedad civil y el Estado.

Gracias al periodismo, se pueden revelar demandas ciudadanas para que sean atendidas por el Estado. Gracias al periodismo, la ciudadanía puede conocer el cumplimiento o las infracciones de quienes administran el Estado. Gracias al periodismo, sucesos -como el ocurrido en Guarayos- pueden ser registrados y vistos por ciudadanos para demandar justicia para los vulnerados. Gracias al periodismo, como el del caricaturista “Abecor” (Abel Bellido Cordova), la población cuenta con una sátira gráfica de crítica, que motiva a la reflexión colectiva.

Por estas y otras virtudes del periodismo, representantes del poder político, económico o social que incumplen los acuerdos establecidos, desde la Constitución Política del Estado, hasta normas mínimas de convivencia, temen y hostigan la labor de periodistas. Porque estos tienen la capacidad de interpelar al poder para generar conciencia -y una eventual acción- en la ciudadanía.

Por la misma razón, es difícil para los periodistas ejercer su labor en contextos poco democráticos, ya sea por el acecho de grupos irregulares de poder, o por el dominio de gobiernos autoritarios, que castigan a las voces plurales y críticas.

Sin embargo, es en estos escenarios donde la ciudadanía y su aspiración democrática más precisan de un periodismo libre y responsable, pues este es uno de los principales canales para el ejercicio pleno de los derechos y deberes de ciudadanos y representantes.

Por lo mismo, cabe insistir en defender a un periodismo libre de amenazas, porque esto también significa defender la democracia.

Guadalupe Peres-Cajías - Alias Agatha


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