Opinión

¿Qué gallo manda en el gallinero?

23 de octubre de 2020, 5:00 AM
23 de octubre de 2020, 5:00 AM

“Dijimos que teníamos que tener renovación en el MAS, para la gente joven. Si Evo Morales quiere ayudarnos, será muy bienvenido. Pero no significa que Morales estará en el Gobierno. Será mi Gobierno. Si quiere volver a Bolivia y ayudarnos, no hay ningún problema”. Es una de las primeras declaraciones públicas ante la prensa nacional e internacional del virtual ganador de las elecciones del 18 de octubre del candidato del Movimiento al Socialismo, Luis Arce Catacora.

Gracias a la salida imprevista, el pasado año, del expresidente y de su mando de sucesión, dejaron a las bases del masismo y del partido en una condición de orfandad y de desorientación, por lo que se produjo una renovación de conducción política y esta pasó a un grupo que fue desplazado por el núcleo más corrupto y sin escrúpulos, que lo condujo en sus 14 años de gobierno. Arce Catacora se aleja y se desmarca porque el ha ganado una elección sin la presencia de Evo Morales, demostrando a sí mismo y a las bases originarias que el MAS puede transitar al posevismo superando muchos de los errores políticos y de gestión así como demuestra que se puede superar el excesivo hedonismo y personalismo que caracterizó la conducción de Evo Morales.

El desafío del virtual futuro presidente de Bolivia, Luis Arce Catacora, no es pequeño. No solo recibirá un país con una economía muy castigada por la crisis del coronavirus y con alta polarización política. También lo hará con la carga de ser el primer gobernante electo después de Evo Morales y ser parte de su mismo partido. Prácticamente su heredero. Por ello, es que se duda seriamente que Arce Catacora pueda ser independiente respecto al líder histórico de su movimiento durante su muy probable futuro mandato.

No hay duda que esta declaración además de mandar un mensaje clarísimo de “qué gallo manda en el gallinero” es una apuesta arriesgada, pero al mismo tiempo necesaria para el público interno del masismo y para la sociedad boliviana que aún siente el dolor causado por las persecuciones, la violación a las leyes y las recientes denuncias de pedofilia que pesan sobre la cabeza de Evo Morales y que muchos no desean verlo nuevamente “mandando” en el país.

La pregunta que hoy todos se hacen, es cómo van a quedar las más de treinta denuncias penales que tiene Evo Morales, algunas en estado avanzado, y confirmar lo que todos temen, y es que el Poder Judicial, muy cuestionado en estos últimos tiempos, con los resultados electorales, levanten las diferentes demandas y violando la ley y los procedimientos nuevamente se imponga la impunidad y que los delitos cometidos por el exdictador sean perdonados y regrese como un inocente ciudadano.

Si la independencia de poderes es preservada, que es lo que todos esperan de un Estado democrático serio y responsable, la gestión de Arce Catacora puede marcar la diferencia. Durante la campaña dio muestras suficientes de autonomía frente al líder histórico de su partido, pero todos dudan de que Morales juegue un papel accesorio en el futuro Gobierno, aunque estas primeras declaraciones fueron muy diferentes al habitual discurso “evista”.

En resumen, todos anhelan que el futuro Gobierno no se deje manipular por el expresidente y se espera que este próximo Gobierno sea diferente, que reconozca los errores del pasado, asuma su rol sin ninguna injerencia y que tenga personalidad propia.

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