21 de abril de 2023, 4:00 AM
21 de abril de 2023, 4:00 AM


La economía boliviana está en su peor momento y puede empeorar, las reservas cayeron estrepitosamente, la calificación del riesgo país está en negativo, el dólar desapareció, inseguridad en el sistema financiero, las exportaciones siguen trancadas, la especulación y los riesgos de que la inflación se dispare y la expectativa de que esta situación se revierta se la ve muy lejana debido a la ineficacia y al despilfarro económico de los gastos corrientes del aparatoso aparato estatal deja un ambiente sombrío y de color muy oscuro.

Imaginemos una carrera de autos en la que todos los competidores tienen un auto muy lento y viejo. En esta carrera, todos compiten en igualdad de condiciones, pero la mayoría no llega a la meta y se queda en el camino. Sin embargo, un competidor tiene un auto más rápido y moderno y logra llegar a la meta primero. A pesar de que este competidor es el único que ha logrado terminar la carrera, algunos observadores podrían decir que la carrera ha sido injusta porque el ganador tenía una ventaja injusta sobre los demás competidores.

En la economía, luchar contra la desigualdad en ingresos es como tratar de nivelar el campo de juego para que todos los competidores tengan el mismo auto. Pero esto no resuelve el problema de que todos tienen autos viejos y lentos. En cambio, si se concentra en luchar contra la pobreza, se puede mejorar la situación para todos los competidores, proporcionándoles autos más rápidos y modernos, y permitiendo que todos tengan una oportunidad real de ganar la carrera. Así, el enfoque en la lucha contra la pobreza es más efectivo y beneficioso para todos que el enfoque en la lucha contra la desigualdad.

Pobreza y desigualdad son temas que generan un gran interés en todo el mundo, especialmente en lo que respecta a la acción del Gobierno. Se ha establecido un consenso sobre que la reducción de la pobreza debe ser uno de los objetivos principales de las políticas públicas.

Sin embargo, la falta de un acuerdo sobre qué se considera pobreza y cómo se puede medir se convierte en una limitante a la hora de implementar políticas efectivas. Es común escuchar: “Hay que combatir las causas de la pobreza”. Sin embargo, la pobreza no tiene causas en sí misma. Para formular correctamente una política pública contra la pobreza, es necesario tener un referencial correcto sobre qué es pobreza.

Las políticas públicas comunes en América Latina y en Bolivia especialmente, son las transferencias estatales. La poca efectividad de estas políticas se centra en que convierte el ahorro capitalizable en consumo corriente y destruyen las tasas de capitalización futuras de las cuales dependerá la creación de riqueza.

Basta ver los impuestos existentes, impuestos a la demanda, oferta y capital, constituyen sobrecostos para consumidor y productor, quien debe destinar mayores recursos para producir y consumir, y ese sobrecosto implica menores tasas de ahorro, que son las que permiten incrementar las tasas de capitalización.

Si buscamos solucionar la pobreza y disminuir las brechas existentes de desigualdad, debemos potenciar aquellos factores que permiten la creación efectiva de riqueza a partir de principios de respeto irrestricto a la propiedad privada y promover el ahorro que son ulteriormente los que permiten el incremento de las tasas de capitalización de la sociedad en general y su bienestar. 

Pero todo esto en este momento solamente es teórico, ya que en la práctica nuestro país posee unos políticos que gobiernan pensando más en la distribución de pegas y la acumulación del poder, en vez de implementar un plan serio y sólido de lucha contra la pobreza y la desigualdad.

Quitar a los ricos para dar a los pobres no es la solución.

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