27 de febrero de 2023, 4:05 AM
27 de febrero de 2023, 4:05 AM

Analizando el estado de las relaciones económicas externas del país en las cuentas de la Balanza de Pagos, según informe del Banco Central de Bolivia, y los reportes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la situación del desequilibrio parece más crítica de lo que aparenta, lo que justifica en buena parte las medidas de la Autoridad monetaria y el Gobierno para mantener la estabilidad del mercado cambiario y el sistema financiero, que acompaña la tarea con sus saludables indicadores de ganancias, incremento de los créditos, depósitos y la baja mora crediticia.

Evaluando la balanza comercial más allá del positivo panorama que constituye el record de las exportaciones bolivianas y el superávit comercial que registramos por tercer año consecutivo desde la asunción del actual gobierno, observamos que su fragilidad es peligrosa para la estabilidad de la política cambiaria. De un total de comercio cercano a 27.000 millones de dólares (exportaciones + importaciones) el superávit comercial llego a poco más de 600 millones de dólares, lo que significa que las exportaciones solo superan las importaciones en menos del 5%, a pesar que estas crecieron 23% respecto al 2021 mientras que las importaciones crecieron en 36% respecto al pasado año. En resumen, esto es poco margen frente a una estructura de las importaciones sólida, de mayor valor y en franco crecimiento.

Por su parte las exportaciones nacionales, en su base siguen siendo productos primarios con escaso valor agregado y altamente dependiente de las variaciones en los precios internacionales, por lo que se tornan en valores de exportación coyunturales dependientes de los costos logísticos y de accedo a los mercados demandantes de materias primas básicas como minerales, granos, petróleo, gas y otros.

El 2022 las exportaciones de commodities bolivianos tuvieron un año excepcional; el oro metálico pasó de 2.500 millones de dólares el 2021 a 3.000 millones de dólares el último año, constituyendo más del 22% del total exportado; por su parte el gas natural pasó de 2.250 a 2.970 millones de dólares exportados representando el 22% de las exportaciones totales; los minerales en bruto (zinc, plata, plomo y otros) totalizaron 2.940 millones de dólares el 2022; por su parte la soya y sus derivados pasaron de 1.380 millones de dólares el 2021 a 2.220 millones de dólares el 2022, siendo el mayor producto de exportación no tradicional del país representando el 16% del total exportado

En resumen, seis materias primas básicas extraídas o producidas en el suelo y subsuelo sin mayor valor agregado representan poco más del 82% del total de las exportaciones de Bolivia el año 2022. Esto constituye no solo una absoluta dependencia de la producción primaria, sino un excesivo riesgo a la estabilidad y el crecimiento sostenible en el largo plazo. El deterioro de los términos de intercambio refleja claramente esta crítica situación ya que en términos relativos el valor de nuestras importaciones es 2.2 veces mayor al valor de nuestras exportaciones, lo que equivale a decir que por cada dólar que vendemos, importamos más del doble de su valor.

El análisis es aún más preocupante cuando evaluamos la globalidad del comercio exterior del país incluyendo la balanza comercial de servicios, que según información preliminar del TradeMap al III/T de 2022 (proporcionada por el IBCE), el déficit comercial de servicios pasó de 1.550 millones de dólares americanos el 2021 a 1.280 millones de dólares al tercer trimestre de 2022, lo que podría constituirse en un déficit anual proyectado cercano a los 1.700 millones de dólares. Es decir que en el balance global del comercio exterior tendríamos en realidad un déficit próximo a los 1.000 millones de dólares, restando algebraicamente el superávit del comercio de bienes, del déficit del comercio de servicios.

El mayor déficit del comercio de servicios está en el transporte, que al primer semestre de 2022 alcanzó los 357 millones de dólares, contrariamente a lo que se presume, debería tener un cierto equilibrio al ser las ventas mayores a las compras del exterior. Esto se presenta por tres razones básicas: la primera es que el transporte de las materias primas y gráneles siempre será menor al de la carga seca contenerizada; segundo, es mayor el costo de transporte y logística de nuestras importaciones, por los orígenes de nuestras compras (China, Europa y USA); y tercero porque los bloqueos, paros y abusos al transporte nacional han dado por el traste con ese sector que cada vez es menos confiable y demandado.

Los otros renglones de servicios que representan mayor déficit son el de “servicios empresariales” que llegó a los 102 millones de dólares el primer semestre del 2022; el de servicios por seguros y pensiones que llegó a 89 millones de dólares; y el de viajes y turismo que totalizó 72 millones de dólares en similar periodo. Claramente esto deja de manifiesto nuestra irrelevante política de desarrollo de servicios, la ausencia de infraestructura para viajeros de negocios y turismo y lo poco competitivos servicios de logística y comercio exterior, puertos y aeropuertos. Las medidas adoptadas para contrarrestar el desequilibrio en las cuentas externas son paliativas, precisamos políticas serias de desarrollo de exportación de bienes y de servicio.

*  Antonio Rocha es administrador de empresas y presidente de CNDA