Opinión

Recuperar Chapare

21 de enero de 2020, 3:00 AM
21 de enero de 2020, 3:00 AM


El inicio de operaciones conjuntas entre la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas ha causado cierta inquietud en algunos sectores de la población, particularmente por el ingreso de tropas y helicópteros de la Fuerza Aérea en la región de Chapare para realizar ejercicios militares.

También el patrullaje conjunto en ciudades del país, así como marchas de numerosas tropas de las FFAA parecen haber despertado algunas susceptibilidades en aquellas voces que alertan de una supuesta ‘militarización’ de regiones del país.

Uno de los aspectos que más parece llamar la atención es el ingreso de efectivos militares en la zona del trópico de Cochabamba, allí donde todos saben que se cultiva coca y se produce cocaína. En estos casi 14 años de Gobierno de Evo Morales, también presidente de las federaciones de cocaleros, esa región se convirtió en un territorio prácticamente independiente de las leyes del Estado.

“Tierra de nadie”, se acostumbra decir para referirse a Chapare. Pero más preciso sería señalar una tierra de cocaleros, narcotraficantes y organizaciones irregulares que están allí para defender el negocio y que actúan al margen de las normas del Estado boliviano.

A nadie le gusta ver tanquetas y tropas por las calles, pero si su presencia obedece a que los organismos de inteligencia detectan amenazas, riesgos, movimientos inusuales y de carácter irregular, es su obligación actuar amparados en las normas y el apoyo político de las máximas autoridades del país.

Ha dicho, con mucha contundencia el ministro de Defensa, Fernando López: “No necesitamos pedir permiso a nadie para entrar a Chapare. Tenemos cuarteles y regimientos. Tenemos la Escuela Militar de Ingeniería en Shinahota, y nadie nos tiene que decir que tenemos que avisar. Eso es un atrevimiento. ¿Qué es eso de que nos estén pidiendo explicaciones? Estamos cumpliendo con una labor estratégica, es un curso de paracaidismo”.

Las expresiones de López fueron complementadas posteriormente en una entrevista con EL DEBER, en las que afirma que Chapare es un micro-Estado narcoterrorista independiente donde impera la ley de ellos, donde los policías no entran, y donde existen extranjeros armados, fuerzas irregulares con espíritu irregular.

Siendo así, el Estado boliviano tiene todo el derecho de sentar soberanía en cada rincón del país, y no debiera existir un lugar impenetrable para la ley y las normas. Si Chapare fue por muchos años ese territorio independiente a la manera de un micro-Estado narcoterrorista, es hora de que las instituciones del Estado, esto es Justicia, Policía y Fuerzas Armadas, recuperen el control de lo que en algún momento se perdió.

El ministro de Defensa habló con autoridad y energía cuando se refirió a este delicado asunto, y merece el apoyo no solo de las demás estructuras organizadas del Estado, sino de la población porque con su anuncio está afrontando un problema con valentía allí donde otros prefirieron mirar para cualquier lado para no actuar.

Ni el Estado ni sus instituciones ni sus autoridades pueden tener ‘miedo’ de cumplir y hacer cumplir las leyes en particular cuando se trata de establecer soberanía en cada metro cuadrado del territorio boliviano.



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